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Nuclear Blast / 2015
Las rolas repletas de riffs pegajosos no pasan de moda, de acuerdo al grupo de San Francisco, Orchid. Después de escucharlos por última vez en el 2013 con su último LP (hasta la fecha), The Mouths of Madness, la banda ha decidido hacer entrega de un aperitivo musical, en la forma del EP de cuatro canciones, Sign of the Witch, antes de que podamos disfrutar nuevamente uno de sus trabajos de larga duración.
En esta época que extraña la autenticidad y que celebra el regreso de los vinilos, el grupo de heavy metal traduce sus influencias setenteras, principalmente Black Sabbath, en piezas musicales como “Helicopters”, la primera rola, donde se sentencia que requintos virtuosos y vocales dramáticas no son parte de un chiste, por mucho que grupo como The Darkness (y, em Moderatto) se hagan los graciosos.
En “John The Tiger” el intercambio entre los riffs y los precoces tambores hacen un buen ritmo “santanesco” que dan ganas de llegarle descalzo a un festival de blues eléctrico para bailar un rato en el lodo...después el groove se asienta en una interpretación más lenta del blues pero no deja de ser aburrido, el frontman Theo Mindell canta con estilo y swag que más parece que está canalizando a Robert Plant que a su acostumbrado Ozzy...y no sé quien sea este John “el Tigre”, pero seguramente es un tipo de cuidado, pues “lleva el diablo a su lado” (según Mindell).
El track que le da el título al EP, “Sign Of The Witch”, es a todas luces una denuncia hacia la clase política, lo podemos constatar con algunas de las letras de la canción como “eres el hijo del diablo”... lo cual sería suficiente, pero continúa diciendo “el dios de la decepción, cambias nuestra libertad por oro”. Es interesante como Orchid se ha apropiado de la simbología regularmente asociada a las letras del doom-metal (que normalmente te pintan un paisaje cual salido de la imaginación de Tolkien; con dragones y duendes por doquier) para hacer frente a temas relevantes de nuestro presente. Incluso se detecta por ahí un mensaje pro-ambientalista.
“Strange Winds” le da un buen cierre a este pequeño paseo auditivo, una rola con guitarras arpegiadas que sinuosamente recorre un largo camino, divagando al estilo de “Riders on the Storm”. Pareciera la triste antesala donde se empiezan a acabar los 70’s pero no sin antes pasar por la música disco… ¿será que la historia se repite?