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7
White Noise / 2017
Orchestral Manoeuvres in the Dark se sacia su propio apetito por la electrónica progresista al mismo tiempo que nos entregan melodías memorables, porque es algo que OMD no podría dejar de hacer, aunque lo intentaran.
“En este álbum hemos podido hacer cosas hermosas con los sonidos y los patrones repetitivos. El problema, es que no podemos evitar escribir una melodía pegajosa”, ha comentado Andy McCluskey, líder de OMD, mientras han estado promocionando este álbum.
El álbum es ya el tercero desde el reencuentro y de alguna manera tiene paralelos con el tercer álbum original, quizás el trabajo más celebrado de la banda: Architecture & Morality, donde el riesgo del futuro se siente cómodo en la seguridad del arte clásico del pasado. Desde los títulos elegantes y sobrios (The Punishment of Luxury proviene de una pintura del siglo XIX por Giovanni Segantini), hasta elementos de la electrónica experimental (el glitch que tanto le gusta a McCluskey) codeándose con partes de sintetizador que parecen himnos, OMD parece dispuesto a recalcar su influencia dentro del mundo del electro pop, como alguna vez lo hizo en 1981 con A&M.
“Isotype”, uno de los mejores momentos del álbum, regresa a OMD a la época donde los coros eran los riffs en los sintetizadores, invoca un poco la belleza de A&M y rolas como “Joan of Arc”, pero incluso de material más antiguo, como “Electricity” y “Enola Gay”, del primer y segundo álbum respectivamente, donde el instrumental electrónico era la pieza central de las composiciones. Las temáticas emblemáticas en el trabajo de OMD están presentes en este nuevo disco, como la ciencia genética, el prospecto de una civilización distópica, y la guerra (como en “La Mitrailleuse”).
Canciones como “Kiss Kiss Kiss Bang Bang Bang” vuelan alto en el firmamento del electro pop, con una de las partes de sintetizador más deliciosas dentro del trabajo de la banda, y “One More Time” revisita el amor inocente de adolescentes (plasmado perfectamente en la portada de Crush) que también ha hecho que la banda, con el paso de las décadas, conecte con un público más general. “You Can Break My Heart Just One More Time”, le canta McCluskey a un amor platónico, como si aquella le hiciera un favor rompiéndole el corazón.
Desgraciadamente no todas las rolas son kosher, The Punishment of Luxury tiene algunos huecos en su consistencia, principalmente el adefesio “Robot Man”; no había habido canción que se empeñara tanto en hacerme sentir nauseabundo desde “Intuition” de Jewel; “Robot Man” es una mezcla de acordes disonantes con cómicas voces distorsionadas que hubiera sido mejor guardarla para siempre. Otras son simplemente olvidables, como “Ghost Star” de poco más de seis minutos.
Pero a final de cuentas hay más de lo bueno que de lo malo, “The View From Here” es un cinemático final para The Punishment of Luxury, celebra la conformidad del nihilismo, y la esperanza que se asoma en el horizonte, todo acompañado de bellos sintetizadores que bañan la rola y unos coros de “llamado-respuesta”.
Andy McCluskey y Paul Humphreys han mencionado que después de English Electric (2013) pensaban que era imposible grabar otro LP, sin embargo encontraron la inspiración en la magia que se suscita cuando se ponen a trabajar en el mismo cuarto. The Punishment of Luxury es uno de los claroscuros en la obra brillante de OMD, pero vale la pena, porque los momentos de luz de esta banda siguen siendo potentes.