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7
Carpark Records / 2015
Foil Deer dio paso a un sonido más colorido en comparación con Major Arcana, en el que la banda parecía explorar más por sonidos ácidos y distorsionados cuya oscuridad se reflejaba desde el inicio, poco abismal pero grunge al fin y al cabo. Devin McKnight de Grass is Green aportó su grano de arena a la alineación original, reemplazando a Matt Robidoux en la guitarra. Con esta nueva producción, apuestan por arreglos más pronunciados que en momentos pueden llegar a sonar superficiales y poco frescos, como la entrada de “Dead Girl”. Aunque queda claro que esta nueva gama de ritmos no ha enterrado la ferocidad de las melodías, es tan brillante que nos hace añorar los gritos solitarios de la nunca olvidada Generación X.
Aunque actualmente cada vez más bandas apuestan por ofrecer una montaña rusa de tonos, desequilibrando a gran escala la transición de un sencillo a otro, en ocasiones puede representar una desventaja. En el caso de Foil Deer, nos amplifica, nos baja, nos sube y vuelve a bajar, pero le hace falta esa oportunidad de dejarnos amarrados a la energía, sin importar la intensidad; hace falta un poco de acentuación por periodos más largos. Aunque la diversificación es un incentivo para la curiosidad del melómano.
Las letras y la voz de su vocalista, Sadie Dupuis, se llevan la distinción en la mayoría del disco. Incluso “Zig” podía pasar sin inconvenientes como parte de una comedia romántica adolescente de la década de los noventa, gracias al estilo de Dupuis: un poco de Shirley Manson, un poco de Alanis Morrisette, y un montón de ella misma. La guitarra es su acompañante más fiel, compaginan desde el inicio como si se separaran del resto para hacer su propia charla.
La realización le llevó a la banda un mes en el estudio, producido en conjunto con Nicolas Vernhes, quien tiene en su historial trabajos con Animal Collective y Deerhunter. Eso podría explicar el hecho de que, aunque ninguna canción resulta puramente única, sí tiene algo en esencia que la separa de las otras reproducciones. Eso sí, todas le pegan a voces, ritmos o sonidos dulces, rancios y agrios a la vez, el detalle es aventarse a escucharlo para descubrirlo.