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The Null Corporation / 2018
“¿Por qué estoy haciendo esto? Porque es lo que hago. Siento que tengo algo que decir. De verdad necesito hacerlo. Me siento bien cuando lo hago. Me pone en contacto con un sentido de propósito. Me gustaría que la gente supiera que la música puede ser un tema central. Puede ser esta cosa sobre la cual pones toda tu atención. Que requiere de mucho tiempo para ser parte de ella. No es algo que suceda en la parte de atrás mientras estás haciendo algo más. Puede serlo todo. Demanda toda tu atención”, Trent Reznor.
La tercera entrega de este ambicioso proyecto narrativo de Nine Inch Nails que comenzó hace dos años con Not The Actual Events, siguió en 2017 con Add Violence y culmina con Bad Witch, es la más sólida, la más inquietante y musicalmente, la más compleja de la trilogía. Es cierto que existen muchas categorías en donde podría encajar el sonido de este concepto musical que lleva trabajando el genio de Trent Reznor desde hace casi 30 años, pero ninguna sería atinada para acercarnos a una posible definición en donde encaje. “Soy un adicto a la autodestrucción. Esa es mi verdadera naturaleza y esto es una ilusión de tiempo prestado. Siento que es algo que necesito procesar internamente”, le dijo Reznor a la periodista Lizzy Goodman. Su trabajo se ha enfocado en profundizar dentro de las partes más oscuras del ser humano, de donde surgen sentimientos como la tristeza o el coraje y de donde se toma un punto de vista crítico sobre el mundo, desde donde se puede recorrer la historia de la humanidad en su lado más cruel. Eso es este álbum.
“No vamos a elevarnos a seres trascendentales. Estamos jugando con nosotros mismos. Sé que esto será una decepcionante conclusión para algunos. No es lo que quieren. Quieren que sea la realidad virtual de la matrix, y esto es opuesto a eso, es una computadora sucia y rota y todo lo que creen en realidad es pura mierda”, dice Reznor sobre Bad Witch. El primer corte “Shit Mirror” es un punk industrial saturado en donde su voz es un grito ahogado que gruñe “nuevo mundo, nuevos tiempos, mutación, se siente bien” mientras la batería se acompaña por un sonido similar a unos clavos golpeando metal y un público aplaude la consigna. “Ahead of Ourserlves” es como “Starfuckers, Inc.” revolucionada, con un intro de baterías más veloces, las voces completamente distorsionadas, como si se tratara de una mala grabación, coros en eco y un riff de guitarra abrasivo, tonos digitales ensuciando la pista, contaminando el ya de por sí atascado tema.
El tema más interesante es el sencillo “God Break Down The Door”, un combo de free jazz con rock, notas de marimba y un saxofón delirante, locura musical que puntualiza lo que ya decía Reznor. “No encontrarás las respuestas aquí, no las que viniste a buscar”. Las dos piezas restantes “I’m Not From This World” y “Over and Out” son composiciones muy similares a su trabajo como encargado del score de algunas películas, ambientes con beats a un ritmo constante, pero hay algo peculiar en “Over and Out”, la voz se escucha distinto del resto de todo su catálogo, entra limpia en su primera frase, con un reverb, pero nítida, clara, honesta, para afirmar que se le está acabando el tiempo.
Anteriormente hablaba de la necesidad de agregar violencia como un elemento catártico dentro de la vida o de la fantasía o en el arte como un punto de inflexión para cambiar las cosas, ahora el punto es otro: esto que estamos viviendo no es lo que parece, no es un mundo virtual pulcro, perfectamente pulido, porque pensar eso es evadir la realidad. Trent Reznor junto con Atticus Ross ha despertado de nuevo ese lado autodestructivo que abandonó desde The Fragile, aquel mítico descenso al abismo, y con el cual parece que quiere por lo menos dejar varias preguntas en el aire ¿Qué tal si esto no debería ser así? ¿Qué tal si esto es un sueño? ¿Qué tal si lo que nos dicen que es cierto, no lo es? ¿Qué tal si estas formas digitales, virtuales, de fácil acceso y de consumo inmediato son solo una manera de hacer que nos olvidemos de lo que en realidad somos? ¿Qué demonios somos? No en un afán de pensar que algo se puede hacer para mejorar el mundo, sino el simple hecho de conocer de qué nos estamos sosteniendo. Solo que para profundizar en esto hay que viajar al centro de esa oscuridad, cerrar los ojos y hundirse en su música. Buen viaje.