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Ghosteen Ltd / 2019
Una parte de Nick Cave se disolvió hace cuatro años. Su alma se llenó de grietas y el artista evolucionó para darle otro sentido a su carrera. Los desenlaces y el dolor no son un tema nuevo en el trabajo del australiano, pero la vulnerabilidad, en al menos un tópico personal, alcanza un nivel superior. Todos hemos perdido a alguien. Todos luchamos diariamente con nuestros propios demonios. Nick canalizó su pesadilla en lo que mejor sabe hacer. Ya no está atrapado en el dolor, y busca una esperanza ante el tormento colectivo. Una absoluta catarsis para liberar la pesadumbre nombrada Ghosteen. ¿Qué puede pasar después de lo peor?
Ghosteen es el primer álbum escrito directamente para Arthur, el hijo de Nick que falleció accidentalmente a los 15 años de edad. En Skeleton Tree hubo algunos temas dedicados para él, pero parte del material ya estaba compuesto. A partir del suceso, el cantante, en lugar de alejarse y cobijarse en las sombras y arroparse con la oscuridad –como lo ha hecho en repetidas ocasiones–, se acercó a su público. A aquellos fanáticos que han bailado con él en las tinieblas. Que han sentido su intenso blues y erizado con su esencia gótica. Los súbditos que han sentido en lo más profundo sus rupturas amorosas. Cave no es un cantante, ni un artista. Es aquella voz que pareciera entender y explicar lo que muchos callamos. Sus letras son una vibración de sentimientos que conmueven. Un consuelo a las heridas que queremos cubrir para sobrellevar las cargas emocionales.
Y es en esa conexión, que Nick se aventuró a responder cualquier pregunta en su sitio Red Hand Files, donde dejó entrever su estado de ánimo y entregó sabios consejos a su audiencia, tal vez una de la más fiel que existe en el ámbito musical. También en este proceso de sanación y duelo, el barítono mezcló sus presentaciones con preguntas del público, creando shows íntimos únicos en su carrera. Golpes anímicos e intestinales que creaban una comunión. El poeta se elevaba y con ello calmaba la fatalidad en su cabeza.
Cuatro años han pasado desde el accidente. Cuatro años tardó Nick Cave en trascender y crear su redención. “Las canciones del primer álbum son los niños. Las canciones del segundo álbum son de sus padres. Ghosteen es un espíritu migratorio”, escribía ante la presentación global del LP doble que amenazó con lanzar apenas una semana antes sin previo aviso ni sencillos promocionales. Y creo, escucharlo de esta manera fue otra manera de entender al “Diablo”. El vínculo de una tragedia que nadie quiere ni debería pasar la apreciamos por una hora y 12 minutos.
Desde Push the Sky Away, Nick Cave & The Bad Seeds –porque es cierto, el poeta es la esencia del proyecto, pero no podemos dejar a un lado a los excelsos músicos que lo rodean y han entendido cómo interpretar los sentimientos de su líder que parece lo persigue una especie de maldición– ha dejado a un lado las guitarras estruendosas, apoyándose de sintetizadores, cuerdas más nobles y hasta cajas de ritmo. En Ghosteen no es la excepción y lo escalonan de una forma bíblica. En una entrevista, Cave mencionó que Blixa Bargeld se había llevado las guitarras de rock. No nos mintió. Y, de alguna forma, deberíamos agradecerlo. Conocer esta etapa lúgubre le otorga otro sentido a la música de la banda. Una forma de trasladar sus obsesiones a otro plano.
Hablando de su estructura, “Spinning Song” es la primera pieza que nos presentan. “La paz llegará a tiempo”, entona Nick en una melancólica voz que te eriza la piel. Se nota la participación a fondo de Warren Ellis y el fino toque que le ha otorgado a los Bad Seeds desde hace algunos años. Desde la partida de Mick Harvey, se convirtió en la mano derecha y parte más creativa. “Bright Horses” es una emotiva canción donde los sentimientos están a flor de piel. Estoy a tu lado, estoy sosteniendo tu mano. ¿Los espíritus existen y conviven en este plano? Nick ve una pequeña forma blanca que baila al final del pasillo. Arthur podría llegar en el tren de las 17:30 H. Imposible no estar conmovido. Todos te hemos acompañado en este dolor. Gracias por representarlo así.
Es cierto, las letras de Ghosteen son realmente profundas, pero la voz ya no proyecta soledad y resentimiento como en Skeleton Tree. El umbral de dolor y los segundos donde casi quebraba en llanto quedaron atrás. Con esa liberación llegó el consuelo, una nueva etapa de duelo donde lo único que queda es luchar y recobrar la fe por lo que tenemos.
En su momento de predicador, “Sun Forest” entra como una promesa. No hay nada más valioso que el amor. El escritor de 62 años se aferra a creer, a pensar que una fuerza divina nos protege. Lo peor ya pasó, nada podría hacerlo más doloroso. Ghosteen es un diálogo. El retrato de un padre afligido que destapa su alma y muestra la más dura etapa vívida de la aflicción. Los sintetizadores oscilan lento en el espacio. Algunos sonidos de piano se entremezclan en la pesadumbre electrónica. ¿Es esto una forma en la que el artista agoniza? ¿Las secuelas de la desgracia hicieron trascender al vampiro para creer en la luz?
En esta primera parte de Ghosteen es evidente que Nick se aferra a que la muerte es solo un pequeño fin. Uno en donde el proceso no es definitivo y nos volveremos a encontrar con las personas amadas que perdimos. Todos hemos estado inmersos en el infierno. La esperanza es una fuerza grande para luchar contra esos abismos existenciales. No tenemos que estar siempre tristes o repletos de rabia. Escuchemos al predicador hablarnos un poco más de eso. No hay que confundirnos, esto va mucho más allá de cualquier religión. Él lo sabe.
Nick Cave & The Bad Seeds divide su disco en dos partes. El primero en canciones mucho más cortas. El segundo con una evolución en el estado de ánimo. “Ghosteen” abre el desenlace. “No hay nada de malo en amar algo que no puedes sostener en tu mano”, sentencia en canción de 12 minutos. “Hollywood” evoca por primera vez un bajo profundo. Se escucha mucho a Bad Seeds de hace algunos años. La batería del mítico Jim Sclavunos suena a lo lejos y por primera ocasión. Una increíble experiencia sonora. Cierre magnífico de un material que raya en la perfección.
He dicho todo de mi parte y al parecer nada le hace justicia al trabajo de Nick Cave. Seas fanático o no, es un álbum que no puedes dejar pasar. Tal vez calme algún demonio que no puedes aplacar. Lloramos junto a ti, esperemos el consuelo llegue a tu vida. Es algo que todos necesitamos. Ghosteen es una verdadera pieza de arte. “El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males”, Leonard Cohen.