8
Cambria Instruments / 2020
08/May/2020
Suele pasar algo con las canciones emocionantes, después de oírlas en tus auriculares y llenar tu cuerpo de energía solo puedes imaginarte cómo sonarán en vivo. La intención de Nathan Fake es algo parecida en cada entrega que realiza. Ya que desde 2003 el artista y productor se ha encargado de llevar la fuerza de los conciertos en vivo a sus materiales.
Con una propuesta sonora bastante amplia y honesta es que podemos ubicar la música de Nathan Fake. Esto por que el artista se ha enfocado en crear una experiencia en vivo acorde a lo que presenta en cada disco. Es por ello que la sensación al escuchar su nuevo álbum Blizzards es de querer estar saltando junto a miles de personas dentro de un concierto.
En cada entrega el artista se arriesga a cosas nuevas, busca reinventarse, y esta ocasión no fue distinto. Primero que nada, la producción del disco corrió por sus manos, él se encargó de la edición y producción. Además un gran porcentaje de las canciones fueron grabadas en una toma. Esto con la necesidad de reflejar el dinamismo de la propuesta en vivo del británico.
"Cry Me a Blizzard" marca el comienzo del disco. Es un inicio tenso donde los ritmos sincopados crean bastante drama en combinación con los sintetizadores. Es en "Tbilisi" donde hay una explosión de energía y donde podemos comenzar a escuchar juegos de sintetizadores muy bien ordenados.
Para "Pentiamonds" el artista baja el ritmo, creando una atmósfera tranquila y avisando de la profundidad de este álbum. Esta sensación de calma se distorsiona con "Stepping Stone", uno de los temas más potentes del disco, donde vuelve a explotar la música y los sintetizadores tienen sonidos robotizados y futuristas.
Cercanos a la mitad del disco, Nathan Fake presenta un método para hacer canciones llamado "Erosion Of Sound". Este consiste en ir agregado de a poco elementos sobre un sample hasta llegar a un punto cumbre, acto que es muy visible en "Ezekiel", "North Brink" y "Vectra", canciones que no son tan intensas, pero muestran bastantes texturas en su desarrollo.
En este punto, Blizzards se ha vuelto un viaje de introspectiva, donde los sintetizadores y las cajas de ritmo llevan la pauta para ir rápido o lento. "Firmament" y "Torch Song" son ejemplos de eso. Por momentos los matices son bajos y contemplativos, en otros son distorsionados y explosivos, los sonidos de animales permiten descansar un poco previo a la parte final.
"Eris & Dysnomia" comienza un cierre potente, donde podemos encontrar una resolución a toda la tensión creada en un inicio. Este final es más fluido y festivo, donde la montaña de emociones continúa a la alza. Finalmente en "Vitesse" termina este viaje, seguramente estamos en el futuro luego de escuchar una canción que simula el descansar de una máquina.
Como una buena película, Blizzards resuelve las emociones generadas pero te deja intrigas para volver a analizarlo. La sonoridad refleja una enorme calidad de recursos que Nathan Fake tiene a la mano dentro de su experiencia y destreza para implementar sonidos.
Disfruta del viaje al futuro, las vibraciones y la tensión de Blizzards a continuación. Este disco está disponible desde el 3 de abril a través de Cambria Instruments.
7
Domino Records / 2020
El hirudin o hirudina es una sustancia que segregan cierto tipo de sanguijuelas también conocidas como “hirudíneos”. A estos animales babosos, viscosos y de aspecto asqueroso, se les da un uso medicinal, la sustancia que producen se emplea como un anticoagulante. Los bichos lo usan de forma natural para que la sangre de su “víctima” no se coagule y ellos puedan continuar alimentándose. En las relaciones entre individuos también pueden existir sanguijuelas adheridas a la piel, a la mente, al alma, succionando lo mejor del otro, acabándolo mientras ellos extienden sus latidos. Con un poco de imaginación les podemos encontrar un uso medicinal a estos vínculos, ayudan a autodescubrirnos en muchas facetas, desde el daño que podemos crear o el límite que podemos tolerar. Una experiencia que funciona como anticoagulante emocional para que podamos seguir existiendo, aprendiendo de los “errores”. El cuarto álbum de Austra que se titula como el anticoagulante, HiRUDiN, está construido abiertamente a partir de historias sobre una relación malsana que terminó en ruptura.
El álbum más íntimo del núcleo del proyecto canadiense, Katie Stelmanis, es el más incierto, en el que su pop robusto y artístico pierde sentido al deambular en ambientes aleatorios. El trayecto de la compositora ha sido de mudanzas. “Me he mudado seis veces en los últimos cinco años”, nos cuenta en “How Did You Know?”. Los cambios han sido en diferentes ámbitos; de ubicación, Canadá, México, España, Inglaterra; de integrantes, con una alineación que ha ido cambiando en los cuatro álbumes y dos EPs que ha publicado; y de sonido, del dark wave al new wave, del synth pop al dance pop. En la última entrega el sonido se diluye en un art - pop que ella trabaja con ahínco pero que deja de lado lo mejor que tenía, una propuesta efectiva de pop sobre el que giraba todo el álbum, en donde la voz se sumergía en ritmos interesantes, en percusiones atractivas y en sintetizadores dinámicos. Si en Future Politics el concepto musical potenciaba el concepto temático, en HiRUDiN, la música introspectiva en la mayoría de los tema arrastra a las letras al olvido.
“Anywayz”, “Your Family”, “Risk It” y “I Am Not Waiting” son canciones en donde esa búsqueda de introspección engrana con la instrumentación y la composición de un alma herida. En “Your Family” expresa el miedo de reconocer ante la familia de su pareja que tienen una relación homosexual. Lo brillante no solo es la profundidad en líneas elementales, sino la composición. En poco menos de dos minutos, la voz de Stelmanis es una sanguijuela que se clava en la piel hasta exprimir las inseguridades, las palabras luchan contra sí, se enciman las sílabas; la base es un sintentizador vibratorio que se mueve como las ondas que se forman en el agua, en capas y pausadas. “Risk It”, nuevamente la voz, ese instrumento de Austra que persigue, que acosa, que inquieta, un agudo deformado en el coro. Ansiedad en extremo. “No me arriesgaría, me siento avergonzada, me siento culpable de buscarte sin fin”. Los sonidos electrónicos y las percusiones constantes del coro quedan en un segundo plano.
Hay dos aciertos en este proyecto, el primero es la búsqueda de la composición más allá de los géneros. Ningún álbum se parece a otro. El segundo, es ambicionar un sonido más rico en elementos; si al principio eran líneas electrónicas elementales y una potente batería, ahora es difícil reconocer el entramado sonoro. No hay un dominio de algún instrumento, no podríamos reconocer el sonido a partir del bajo o la batería. Lo que persigue su creadora es el sentimiento. La voz que es lo más constante se muestra distinta, ya sea atacando, quebrando, extendiendo o introduciéndose en la canción. En los mejores momentos potencia al tema. “I Am Not Waiting”, por ejemplo. Un dance pop que pasa intrascendente en su primer minuto, hasta el coro, cuando la voz comienza a prolongarse fantasmalmente impulsada por el bajo y una línea de synth.
HiRUDiN es un anticoagulante de poca potencia, lo que prometía ser uno de los álbumes mejor logrados de Austra partir de los sencillos publicados, resultó ser un trabajo por debajo de su debut, la contundencia se pierde en lo “artístico”, en temas intrascendentes y poco atractivos como “All I Wanted”, “It’s Amazing” o “Messiah”, sin contar que dos son transiciones de menos de un minuto. Nos queda el relato, la apertura de su mundo interno, la reflexión sobre aquellas sanguijuelas que succionan nuestra sangre, se llevan nuestras emociones y nos dejan malheridos...
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
Avisos