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Moses Sumney — Aromanticism

8

Moses Sumney
Aromanticism

Jagjaguwar Records / 2017

Artista(s)

Moses Sumney

Uno de los artistas jóvenes más interesantes del momento, su primer álbum Aromanticism tiene una confección perfecta de principio a fin.

Más allá de la fecha en la que fue lanzado, el momento de existencia de una obra musical se define en el instante en que cruza tu camino y se te escurre por los conductos auditivos para convertirse en algo trascendental al paso de los días.

Un poco fuera de tiempo nos topamos con Aromanticism álbum lanzado a finales de septiembre del año pasado que imantó nuestra atención con tanta fuerza que creímos imprescindible hablar de el en este espacio.

El brillante músico detrás de los once tracks que lo componen es Moses Sumney, un joven nacido en San Bernardino, California quién tras iniciar su carrera en 2014 con un EP llamado Mid-City Island (grabado por completo en su habitación), logró visualizar su agudeza musical al punto de lograr a colaborar con artistas de la talla de David Byrne, Karen O, Sufjan Stevens, Solange y James Blake entre otros.

Al escuchar a Moses lo primero que salta al oído es el virtuosismo acrobático de su voz que –llena de elasticidad–, se caracteriza por el uso recurrente de un falsete aterciopelado y andrógino. Una voz que además de gran habilidad técnica, posee un grado de sensibilidad y profundidad interpretativa que pocos dominan, y que por momentos parece recordarnos la esencia melodramática de Jeff Buckley.

La segunda cosa en volverse evidente –y que además reafirma su estatus de joven promesa–, es su capacidad como compositor y arreglista, en donde la profunda espiritualidad de los corales religiosos (sus dos padres son pastores), se mixtura con la plasticidad y elocuencia del jazz, el pop, el soul y el folk.

En Aromanticism, Moses narra el viaje que ha emprendido en torno a su experiencia con las relaciones humanas y, utilizando un termino que describe la “inhabilidad para experimentar el amor romántico”, nos plantea una critica a las formas convencionales del amar, haciendo manifiesto que existe un gran poder expresivo a través de la aceptación de la soledad.

A pesar de que el mayor peso dentro de las composiciones es llevado por la parte vocal, la instrumentación –que lo mismo utiliza guitarras, arpa, metales, que cuerdas o secuencias electrónicas– logra construir estructuras de precisa ensoñación, en donde cada sonido ocupa justo el espacio que le corresponde, transportando al escucha a “ese momento previo al quedarte dormido o cuando recién despiertas, en donde estás con un pie en la realidad y otro en los sueños y sientes que flotas”.

Foto Ibra Ake

Durante el recorrido por los distintos tracks que componen Aromanticism es posible encontrar exquisitas colaboraciones de artistas como Thundercat (bajo eléctrico), Paris Strother de King (pianos y sintetizadores) y Matt Otto –ex Majical Cloudz– en la producción, en donde la marca sonora de cada uno queda impresa con pulcritud y precisión.

Cada una de las composiciones tiene algo que destaca, sin embargo “Quarrel” sobresale entre todas por una riqueza estructural y timbrica que se va construyendo monumentalmente a lo largo de mas de seis minutos.

La pieza más conocida del álbum quizá sea “Plastic”, tema originalmente editado en 2014 en donde a través de una alusión a la figura mitológica de Ícaro –“My wings are made of plastic”– Moses hace referencia a su propia fragilidad emocional.

Entre otro de los temas favoritos se encuentra “Doomed”, primer sencillo del disco que quizá encierra en su narrativa la tesis de todo el disco: “Si no se amar, ¿estoy condenado?”. En ocasiones la voz de Sumney nos recuerda a Nina Simone en la profundidad de sus gestos.

En general Aromanticism, es una de esas joyas cuya confección es perfecta de inicio a fin y en donde la habilidad técnica se marida en su justo punto con la capacidad creativa, explorando desde el spoken word (“Stoicism”) hasta el jazz y el clásico. Si pensamos que este es tan solo el inicio de la carrera de Sumney, la sonrisa se vuelve hipérbole esperanzada, pues no se puede esperar otra cosa que un futuro brillante.

Casi olvidamos mencionar que su capacidad en vivo es igual o mejor (porque puedes ver la manera en que la magia ocurre) que en el disco.

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Rostam — Half-Light

7

Rostam
Half-Light

Half-Light / 2017

Artista(s)

Rostam

A media luz, el corazón.

El universo musical de Rostam Batmanglij es un caleidoscopio que siempre mantiene una esencia plantada firmemente en sus orígenes. Hijo de padres iraníes y estudiante de teoría musical en la Columbia University, Rostam siempre le da ese toque exótico que a él le sabe a casa en todas sus incursiones musicales, llámese en discos de Vampire Weekend –su ahora ex banda– algunas canciones para Haim, Carly Rae Jepsen o ese matrimonio celestial que fue el misticismo de oriente con los doo-wops norteamericanos que fue bautizado como I Had a Dream That You Were Mine, su colaboración con Hamilton Leithauser. Todo esto podría conllevar a la descripción de Rostam como un autor, apelativo que usualmente se le aplica a cualquier artista con un sello inconfundible en sus obras, y Half-Light es su máxima expresión.

Todos sus elementos habituales están aquí: campanas navideñas, pianos que remiten a una tarde lluviosa, una ligera nata espesa que llena sus producciones de un aire vintage, armonías y percusiones tribales y romanticismo elocuente. La jornada empieza con “Sumer”, un tema que toma de base una rondalla inglesa que sus padres solían cantarle para ahora tomar forma como un cántico mágico, mostrándonos al verdadero niño-hombre detrás de las composiciones. Esta carta introductoria nos conlleva a “Bike Dream”, el primer sencillo formal del disco. "Half-Light" tiene una esencia más electrónica, haciendo un espacio para el futuro en medio de toda la tradición.

Sin embargo, el disco sufre de un desbalance anímico que decae a medida que va progresando el disco. Los paisajes de ensueño de “Thatch Snow” y la cadencia traviesa de “Never Going to Catch Me” son enaltecidos por la energía frenética de “Don’t Let It Get To You”, pero pasan a ser opacadas al llegar a la décima canción, cuando “When” empieza un ciclo de tranquilidad que permanece por el resto del disco, hasta llegar a “Gwan”. Esto podría ser un ejercicio realizado a propósito por Rostam, para que la primera mitad sea la fiesta como preludio a una sesión de coqueteo, pero entonces la segunda mitad tendría ser igual de fuerte.

Es así como empiezan las inevitables comparaciones con sus trabajos anteriores. Lo que hace Vampire Weekend, por ejemplo, es lanzar álbumes de 10 u 11 canciones, pero se nota que detrás de cada canción hubo mucho trabajo, demos y tomas fallidas antes de que cada una se destacara de manera independiente. Half-Light funciona más como una muestra impecablemente producida y descaradamente romántica de todo el universo musical de Rostam, pero le falta un poco más de sentido de depuración para que no suene como un compendio de ideas sonoras que el artista simplemente necesitaba desahogar y no como un trabajo que se pueda degustar de principio a fin sin hacer pausas. Habiendo dicho lo anterior, cada una de esas ideas es como un aperitivo mágico y delicioso que nos deja con hambre para el siguiente viaje.

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Moses Sumney — Aromanticism