10
Discos Valiente / Universal Music México / 2015
12/Ago/2015
Ninguno de nosotros vivió en carne propia La Belle Epoque, pero juro que todos hemos atravesado la agonizante miel de un corazón roto. Si fueses uno de esos casos especiales cuyo corazón está intacto, la ciencia te busca; pero puedes darte una idea de esa experiencia con éste álbum, Vol. 1, de Mon Laferte. Mejor aún: si estás nadando por el río de tus lágrimas, arrójate a este disco como salvavidas.
Esta adorable chilena es de voz desgarradora y melodías color rosa, es decir, que contrario a la idea de que los géneros más rudos son para los vocalistas gritones, encuentras en este disco a una mujer que clama, que se enoja, que se parte el alma en cada dedicatoria.
Si para estas alturas ya imaginas que las canciones son al estilo Paquita la del Barrio, vamos a aclarar que las letras no son contra alguien, son una lista de emociones que resurgen de lo bueno y de lo malo. El sencillo, “Un Alma en Pena” contiene, por mencionarlo, nostalgia de un difícil pasado y la fuerza que palpa y empuja hacia adelante. La guitarra y la voz caminan de la mano, así derivan entonces unas coplas revolucionarias.
Y hablando de las intérpretes de dolor y contra ellos, ya les quisiera oír experimentado con el ska, como el que usa Mon Laferte con “El Diablo”, pista que juega con la animosidad de las trompetas para hacer una pausa coqueta y traviesa, hasta regresar al ritmo callejero con una transición nada brusca.
Qué decir de “Amor Completo”, donde la cantante se luce con una prosa contrastante, entre el “te quiero pero ya no te quiero”, con gruñidos poderosos y apasionados que harían golpear y besar al ser amado. Este sencillo en particular define la trama de la producción: un blanco y negro, distintos pero siempre integrados.
Además de todo ello, Mon Laferte expresa su ronco pecho en una gama de géneros suaves. Hay bolero, cabaret y el folclor de guitarras acústicas que destacan en gran parte de este material.
Dicen que al libro no hay que juzgarlo por su portada, y aunque en casos excepcionales como éste, la portada ya habla por sí sola del disco, vale la pena zambullirse en la imagen de una mujer con el duelo en los poros que curiosamente carga con un ramo de flores coloridas. Es suficiente decir que Vol. 1 hace de la tragedia, una belleza.
8
Vagrant Records / 2015
12/Ago/2015
La carrera de The Strokes cada vez da más la impresión de ir desapareciendo poco a poco, siendo autores de uno de los discos más importantes de los últimos 15 años, It’s This It marcó el sonido de toda una década. Pero actualmente la relación entre sus integrantes parece estar muy desgastada, motivo por el cual se ve muy lejano un sexto disco de la banda.
Es por eso que sus miembros se han aventurado en diferentes proyectos. Fabricio Moretti junto a Albert Hammond Jr. quizás han sido los que mejores resultados han visto en sus proyectos alternos a The Strokes. Moretti entregó hace algunos años un muy bonito disco junto a Little Joy, caso contrario a Julian Casablancas, quien con su disco solista y su nuevo proyecto The Voidz, no ha terminado de convencer a nadie; también está el proyecto de Nikolai Fraiture llamado Summer Moon, el cual aún se ha mantenido con un bajo perfil. Caso contrario a Hammond Jr. quien con su tercer álbum Momentary Masters, da la impresión de estar en el mejor momento de su carrera como solista.
Momentary Masters es un álbum corto, con no más de 35 minutos de duración pero, ¿a qué suena? Es obvio que ser parte de The Strokes tiene su precio, la sombra de la banda siempre perseguirá a cualquiera de sus integrantes y las comparaciones vendrán enseguida. Indie rock sin complicaciones, directo, guitarras, una batería, un bajo, y melodías frenéticas que por momentos nos regresan en el tiempo diez o quince años atrás. Para nada esperaríamos un cambio drástico en el sonido de uno de los guitarristas que marcó a toda una generación.
El disco abre con “Born Slippy”, primer sencillo, que bien podría ser la mejor canción de la carrera en solitario de Albert Hammond Jr., guitarras con el sello de la casa, entrañable y, como el pop, perfecta. Después viene la obscura “Power Hungry” con un bajeo que poco a poco te va seduciendo para caer en las redes de la canción. “Caught by My Shadow” es la siguiente en la lista, ¿Arctic Monkeys?, preferimos pensar que se inspiró en la furia de The Kinks. Después viene un respiro con la balada del álbum, “Coming to Getcha”, que con su ritmo lento no desentona, mismo caso que “Don't Think Twice”, cover a Bob Dylan.
“Losing Touch” es el segundo sencillo de Momentary Monsters, aquí sí parece que abusó un poco de la fórmula, una introducción simple pero precisa, con un estribillo pegajoso que tararearás todo el día.
La parte final del disco es la más emocionante, momento idóneo de retomar los Converse rotos, sacar del closet los pantalones entallados y las chamarras de piel, despeinar el cabello y recordar la vida que dejamos atrapada en la década de los 2000. “Razor Edge”, “Touche”, “Drunched in Crumbs” y “Side Boob”, dan un cierre frenético y demoledor, así como vivimos la juventud misma.
Momentary Masters es un buen álbum, tal vez no aporte nada nuevo, pero si es mucho más fresco que los últimos trabajos de The Strokes. Albert Hammond Jr.. podría decir que con este disco ya no vive a la sombra de la banda que lo vio nacer, si es que alguna vez lo estuvo.
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