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Temporary Residence / 2021
“To the bin my friend, tonight we vacate earth”, un mensaje de despedida que también significa un comienzo, el conteo regresivo antes de la gran explosión que nos llevará a esos lares que la NASA nos presume en imágenes que capturan los enormes telescopios. La marcha sideral y las luces del norte, el viaje astral necesario, la apóstata ante el encierro, la soledad, y el triste cauce que ha tomado la vida cotidiana. Es apenas el primer track del nuevo disco de Mogwai y ya nos ha abrazado cual Ícaro con sus alas que no se derretirán ni ante mil soles.
“Here we, here we, here we go forever”, ritmos orgánicos que prevalecen, el ambiente constante que emula las escalas de las gaitas que resuenan en una calle en Glasgow invocando tradiciones imperdibles, la guitarra que destella ante la manipulación de un pedal de distorsión, tal vez no es la furia que nos procuraba el viejo Young Team, pero sigue siendo el candor musical el que nos mantiene al pendiente de cada nueva creación.
“Dry Fantasy”, los sintetizadores casi emulando pequeñas cajas de música, la manipulación de las perillas y tonos que dan el toque característico de una banda que sigue acrecentando su legado, una de las pocas que no se ha quedado en el camino gracias a la amistad que existe entre sus integrantes, el ímpetu por crear siempre algo distinto pero evocador, y el seguir hilando un intrincado telar en nuestra memoria. Hay canciones que ya nos suenan tan parte de la mística de la banda y esta es una de ellas. “Ritche Sacramento” fue la primera muestra de este décimo álbum cuya producción se desarrolló en el aislamiento bajo una dinámica completamente diferente pero sin falla. En palabras de Barry Burns, hasta cierto punto tuvieron más tiempo para trabajar en los temas y darles un enfoque diferente.
“Drive the Nail”, la calma instrumental que sigue su cauce a la gloria, poco a poco cada instrumento se integra ambientando el ritmo, la música como un todo y nada, el compás perfecto para el redescubrimiento en días de soledad y aislamiento, el dejar de recriminarnos para crear, el escuchar para inspirarnos, el renacer cuando aún no hemos muerto del todo. Pequeñas victorias sonoras de una banda que nos sigue alentando y aliviando, el estruendo de la distorsión que aviva el fuego que creíamos extinguido, esa delicada furia que siempre necesaria nos recuerda que tenemos muchas razones para permanecer en bienestar. “Fuck off Money” como uno de esos tantos statements instrumentales que Mogwai deja cual grafiti en la pared de nuestra memoria, el himno de la guerra por las cripto-monedas, la revolución de Reddit contra Wall Street, tantas cosas que parecen ser musicalizadas por temas como este llenos de complejidad y un sello característico, el que ha llevado al conjunto a ser la insignia absoluta del post-rock instrumental.
“Ceiling Granny” y su riff alegre que recuerda a los tiempos del Siamese Dream de The Smashing Pumpkins, ese fuzz con tinte grunge que nos hace querer formar un power trio, tener un cuarto de ensayo y un gran amplificador para molestar a los vecinos, y así desquitarnos con la guitarra por todo lo que nos aqueja. Otro sólido track que manifiesta la constancia que ha logrado Mogwai para permanecer en nuestro gusto e inconsciente.
“Midnight Filt”, pulsiones cual electrocardiograma que muestra una arritmia, vida al fin, aunque descontrolada, sonidos tales que nos hacen flotar y analizar. Un dejo de The Cure en su esencia, como si esperáramos que comenzara a cantar Robert Smith. “Pat Stains” y su impecable producción, la atención al detalle, casi como si viéramos mentalmente el accionar de la banda en vivo, una maquila perfecta, y luego “Supposedly, we were nightmares” para bailar y sacudirnos un poco, cerrar los ojos y devanear, aplaudir a su ritmo, llenarnos de vida con cada canal que va integrándose para iluminar nuestra mente, una fresca y amable forma de animar la psique y el fluir de la sangre, sentir el ritmo de la respiración, subir el volumen, figurar que controlamos los botones y perillas de cada secuencia que se va agregando para hacer de este tema una total explosión para los sentidos. Agradecidos somos por poder escuchar y apreciar canciones creadas en tiempos que parecen pesadillas.
“It’s What I Want to Do, Mum”, una larga y melancólica letanía para cerrar un nuevo ciclo en la historia de Mogwai y una nueva estrella en el firmamento de su obra que ya nos parece tan familiar, tan propia, irrepetible e inigualable. La mística que ha forjado la discografía tan sólida y las presentaciones tan inolvidables, hasta los títulos de las canciones nos parecen tan similares, y el sonido tan digno de colocarlos en un altar.