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MIEN — MIEN

9

MIEN
MIEN

Rocket Recordings / 2018

Artista(s)

MIEN

16/Abr/2018

Un paso adelante. MIEN y su mágico debut.

Uno de los puntos más complicados de conformar un “súper grupo”, es la exposición sonora a presentar. Pero la coalición encabezada por el veterano texano Alex Maas, se desarrolla con cierta naturalidad, sobresaliendo en un género que se sigue explorando de manera asidua y con dedicación. Destaca el estatus de grandes músicos que se han ganado a pulso por años en las tarimas, y por si fuera poco, el trabajo de estudio eleva un poco más dicha condición si es que fuera posible.

Sin mucho preámbulo, la experimentación será el estandarte del debut, el mágico primer disco que comience una carrera que presentará toda la creatividad y dedicación de una banda. En lo más profundo de su oscuro espacio, MIEN empieza su apuesta con "Earth Moon" y el sitar suena en lo alto, mientras las voces que emana Maas se difunden a través del espectro desde el centro de la calma hasta los ecos fantasmales en los alcances externos, nos adentramos en la bendita psicodelia.

El caótico viaje de MIEN se contractura con cambios bruscos que no distraen, al contrario, hace que los oídos vuelen en un espacio de luz y oscuridad. La trama sigue con el lead single “Black Habit”, una pista de la que sin duda Tom Furse es una variable determinante, sonidos industrializados que explotan y enfatizan las aptitudes de cada integrante. No hay nada simple en su música, y tal vez, es lo que el cuarteto busca en este ambicioso proyecto.

Al parecer la historia de viejos amigos recaerá en todo el trabajo, pues todo empata de manera homogénea, y cualquiera apostaría que estamos frente a una vieja banda con un nuevo material. “(I’m Tired of) Western Shouting” es un poderoso tema que encapsula todo lo bueno de la creación de MIEN, y que sirve como perfecto antecesor para “You Dreamt”, una etérea canalización de “I Dreamt”, tema de The Black Angels integrado en su más reciente LP, Death Song. Cabe aclarar que no es un cover, sino una oscura remezcla que podría situarse en cualquier escena surrealista que no respeta tiempo ni espacio. Una onda de sonido texturizada que destruye en todo sentido el original, trayendo al mundo un perfecto desastre.

“Other” nos da tiempo para analizar el introspectivo viaje en el cual MIEN es un tripulante que no deja cabos sueltos. Una oleada de sintetizadores retumban los tímpanos como si estuviéramos dentro de una película de ciencia ficción. Una obra que cimbre fuerte, y sirve como un súbito homenaje a la psicodelia y la verdadera razón de su existencia.

“Hocus Pocus” empieza la segunda mitad del disco, con un bajo y el reverb a tope, la propuesta muestra uno de sus mejores temas con un semblante que raya en lo melancólico. “Ropes” denota a la escuela de The Velvet Underground apoderarse de sus integrantes –como  casi todo el disco–, pues todo el trabajo está plagado con destellos hacia la icónica agrupación y su fundamental legado. De nuevo, se arriesgan en integrar tintes y brechas orientales que nos recuerdan aquella época en que The Beatles estaba enamorado de Rishikesh.

“Echolalia” y “Odessey” son temas autónomos, uno que muestra una psicodelia muy corroída a los origines y fundamentos, mientras que el segundo es un tema divertido, la canción más digerible de un disco que está a punto de cerrar, y el cuarteto no es temeroso en dejar escapar un súbito tema que embarga alegría y se atreve a salirse del complicado libreto.

Un simple piano suena en el fondo mientras una guitarra arranca lentamente con la melodía, “Earth Moon (Reprise)” va en ascenso mientras un magistral sintetizador es creador de una atmósfera hipnótica y fascinante. Y como empezó el material, la poderosa y genuina agrupación lo culmina de forma sutil, con un inmersivo trasfondo en cada uno de sus temas. Que en un todo conforman un absoluto deleite auditivo, pero que por solitario tienen vida propia y son ejecutadas de manera prodigiosa.

MIEN es sorpresivo, siempre tiene algo que ofrecer mientras los minutos disuelven su creación. Una banda que aporta muchísimo en esta década y en la que todos deberían de adentrarse siquiera por mera curiosidad. Su debut en vivo será en Levitation junto a Slowdive, dichosos los que podrán presenciar la explosiva y caótica presentación.

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Hinds — I Don’t Run

8

Hinds
I Don’t Run

Mom + Pop / 2018

Artista(s)

Hinds

Crecer, correr y tropezar: Hinds.

Kurt Vonnegut alguna vez dijo que la madurez es una decepción amarga para la cual no existe ningún remedio, a menos que se pueda decir que la risa puede remediar algo. Precisamente esa futilidad anímica y desesperación a la impotencia emocional son territorios fértiles para que el cuarteto madrileño Hinds musite con ironía y descaro, en vez de llorar y lamentarse. Si su primera ofrenda, Leave Me Alone, tenía una sensibilidad más cruda y juguetona, la culpa y la consciencia después de una serie de noches prosaicas y mal planeadas hacen que su segundo disco, I Don’t Run, haga frente a las consecuencias de tanto desmadre.

Si anteriormente le debían su estruendoso sonido a actos como Bikini Kill y Vivian Girls, ahora parece que robaron en despecho los discos de The Velvet Underground y The Libertines de sus ex parejas, los estudiaron a fondo y los emplearon como plantillas sonoras para su siguiente trabajo. El resultado es un trabajo más uniforme y cándido, pero a la vez manteniendo la espontaneidad e irreverencia de siempre. Canciones como “The Club” y “Finally Floating” contienen mucha ligereza en sus acordes, pero las letras jocosas acerca de la infatuación romántica le dan el punch para ser memorables, mientras que las melodías más dramáticas como “Soberland”, “Tester” y la semi acústica/semi en español “Ma Nuit” abren paso a la tragedia y a la infidelidad con una riqueza musical que no habían tenido anteriormente.

Uno de los factores primordiales de la madurez (hablando en general) es la dicotomía y Hinds hace hincapié en este aspecto a lo largo de I Don’t Run. Se nota en la personalidad y textura vocal de Carlotta Cosials y Ana García Perrote, guitarristas y cantantes de la alineación. Una es más sensible y maternal; la otra es rasposa y revoltosa. Como una hermana mayor aconsejando a la otra acerca de los mismos males de amores. Se nota también en el estilo, que va desde un indie pop tierno hasta el surf pop más acelerado, todo mientras las letras distan bastante de optimistas. Y sobre todas las cosas en las letras, con las cuales nos podemos sentir identificados entre el impulso de dar el rechazo, olvidar todo y dar el siguiente paso, pero seguir añorando y cometer las mismas estupideces de siempre. Quizás “madurez” signifique traer esa contradicción natural siempre bajo el brazo y aceptar esa humanidad. De ser el caso, Hinds nos acaba de dar una buena lección.

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