Metric
Formentera

Metric regresa con un sube y baja de sonidos, criticas a la sociedad y melodías melancólicas.

A través de las ondas de su característico y evolutivo synthrock, Metric presenta Formentera, su octavo álbum cargado de sonidos a lo new wave, ambientes oscuros, tintes de indie rock y temas que invitan a sumergirse por completo en un clima de parsimonia con subidas y bajadas repentinas.

El álbum comienza con una sutil, pero musicalmente poderosa crítica a los vicios modernos de una sociedad en decadencia que encuentra refugio al día a día en la luz de las pantallas frente a sus ojos, sólo con la finalidad fatalista de encontrarse con un mundo cada vez más hundido en la tragedia: el doomscrolling.

Este concepto da título al track inicial “Doomscoller” que, con sus poco más de 10 minutos, nos sumerge en atmósferas oscuras a bordo de una profunda línea de bajo, sobrios coros en la voz de Emily Haines y ecos de un piano melancólico que acompañan un claro mensaje “I can’t seem to shut it down / Until the worst is over”. De alguna manera, inadvertidamente este track es una guía sobre la estructura general del álbum: un sube y baja de sonidos, ritmos y emociones que parecen ir de la oscuridad hacia la luz.

Es así como las pistas iniciales proponen sonidos oscuros, sintetizadores dominantes y coros profundos, pero sin dejar de lado tonalidades de ese synthrock acelerado.

Sin embargo, no toda la carga sonora se centra en esta esfera oscura. Conforme avanzan las pistas, las guitarras se hacen presentes en mayor medida, como en el tema central “Enemies of the ocean”, con un ritmo más lento y acordes de guitarra a lo indie rock que se desvían de la atmósfera general propuesta en Formentera.

Hacia el final del álbum, los sonidos se vuelven más optimistas, pero sin dejar de lado la lírica elaborada y con delicados tintes de crítica presentes en versos como “Show me something that can’t be bought / It’s harder to do than I thought”. Tal es el caso de “I will never settle” y particularmente “False Dichotomy”, cuyos ritmos inevitablemente traen a la mente a sus compatriotas canadienses Arcade Fire con su álbum Reflektor.

En completo contraste con el inicio del álbum, Formentera encuentra su desenlace con una fórmula de melodía repleta de entusiasmo a través de "Paths in the sky"; la cereza en el pastel después de un viaje lleno de vaivenes que, sin duda, deja un buen sabor de boca pese a que no todo el disco está lleno de energía.