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Universal Music México / 2016
23/Nov/2016
Ya han pasado ocho años desde que Metallica lanzó su último disco de estudio y luego de una larga espera por fin ha llegado el momento de escuchar el décimo álbum de esta banda que es una de las más representativas del thrash metal, así como una de las más influyentes de la escena del rock en general. Con el título de Hardwired... To Self-Destruct, el nuevo material del grupo marca su esperado regreso con música inédita, plasmada en esta ocasión en un total de 12 tracks divididos en dos partes; además de que incluye una tercera parte con canciones extra y versiones en vivo.
Para empezar, en “Hardwired”, el primer sencillo del álbum, la batería suena brutal y el doble bombo nos hace darnos cuenta de lo que puede hacer todavía Lars Ulrich a pesar del paso del tiempo. Se trata de una gran forma de abrir cualquier disco, su sonido nos recuerda los viejos tiempos de la banda y por momentos nos transporta a sus primeros años, aquellos en los que se encontraba revolucionando la forma de tocar metal. Es una invitación a armar el slam.
“Atlas, Rise!” es menos rápida que la pieza anterior, pero no es menos intensa, sigue la misma línea sonora y una vez más nos hace recordar la etapa de mediados de los 80 del grupo. “Now That We're Dead” tiene un sonido más sucio y atascado, por decirlo de alguna forma, es un tema que nos recuerda más a lo hecho en Death Magnetic y tiene su encanto. Con “Moth into Flame” todo se descontrola de nuevo, es ideal para el head banging y para hacer air guitar, lo más sobresaliente que tiene son sus potentes riffs de guitarra y los solos del mismo instrumento.
En medio de cierta atmósfera más oscura llega “Dream No More”, track con un título pesimista que coquetea con el icónico ritmo de “Sad But True”. El primer capítulo de Hardwired... To Self-Destruct llega a su final con “Halo on Fire”, una combinación atinada de ruido e inestable tranquilidad que por momentos nos trae a un James Hetfield cantando en un tono más melódico. El sexto track cuenta con diversos cambios de ritmo, bastante variados entre sí, y se convierte en una montaña rusa de emociones; es una canción más arriesgada y en la que se experimenta mucho con buenos resultados, es un gran ejercicio musical de parte de la banda.
Definitivamente la primera parte del álbum es muy buena, pero lamentablemente la segunda baja un poco y aunque no es mala, tampoco se logra igualar con la anterior. “Confusion” suena bien, mientras que “ManUNkind” cuenta con las aportaciones de Robert Trujillo en la letra. Posteriormente llegan las regulares “Here Comes Revenge” y “Am I Savage?” que son seguidas por “Murder One”, el merecido homenaje que Metallica le hace a una de sus grande s influencias, el fallecido Lemmy Kilmister de Motörhead.
El tema que cierra definitivamente el material es “Spit Out the Bone”, una muestra de la potencia que todavía te puede hacer sentir Metallica con un sonido estridente que te llega hasta los huesos, es un track frenético en el que prácticamente nunca se baja el ritmo. Tiene potencial para convertirse en sencillo y sin duda es algo que vamos a querer escuchar en vivo para organizar el mosh pit. Justo cuando piensas que va rápido, acelera, sube el volumen y va más rápido aún. Es una canción que puede ser descrita en una frase: “bienvenidos de nuevo a la época del Kill 'Em All, así se toca el thrash metal”.
Al escuchar las primeras notas de la primera canción, inmediatamente sabes que estás escuchando un disco de Metallica. Temas largos, riffs pesados, una batería frenética, solos de guitarra, un bajo potente, letras que abordan diversos temas y vocales en las que hay angustia, mucha honestidad e ira; esta sería la mejor forma de resumir lo logrado por Lars Ulrich, James Hetfield, Kirk Hammett y Robert Trujillo en Hardwired... To Self-Destruct, un álbum cuyo sonido engloba a la perfección todo lo que ha sido la intensa carrera de la icónica banda desde sus inicios hasta ahora.
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Parlophone Records / Caroline / 2016
17/Nov/2016
Escrito por Fernanda Flores
Intentar nuevos géneros musicales es un arma de doble filo para todos los proyectos musicales, porque pueden ser bien recibidos o sufrir una crítica bastante tensa. Esto es lo que pasó con Two Door Cinema Club y su tercer álbum de estudio Gameshow, el cual es una apuesta por un ritmo más lento y con toques de electro-pop, esto permite percibir que la banda irlandesa buscó hacer un material diferente a lo que se había escuchado en Tourist History (2010) y Beacon (2012).
Sin embargo, los cambios no necesariamente significan que sea malo; al contrario, nos da una muestra clara del cómo la banda ha ido madurando y busca no quedarse estancada en un mismo escenario. Es por esto que en Gameshow, Alex Trimble busca experimentar con los tonos de su voz, además Sam Halliday y Kevin Baird melódicamente mantienen un perfil más bajo que en sus trabajos anteriores.
Con 15 tracks, que dan un disco de larga duración de una hora y 5 minutos, encontramos letras muy bien escritas con temas relacionados a la cultura del consumo, al manejo de la información a las generaciones actuales y la religión; así como sobre las relaciones amorosas y la autocrítica. Esta lírica está acompañada de ritmos más funk-pop y una cierta nostalgia a la música retro.
Entre sus mejores tracks tenemos: “Bad Decisions”, “Ordinary”, “Gameshow” y “Je Viens De La”, los cuales muestran que Two Door Cinema Club sí sigue haciendo canciones con guitarras energéticas, coros pegadizos, pero al mismo tiempo permiten entender mejor el concepto con el que están trabajando actualmente.
El séptimo lugar de este tracklist lo ocupa “Invincible”, la cual es una apuesta por una balada que líricamente le rompe el corazón a quien la escuche, en especial cuando se escucha a Trimble cantar “I'd pretend I was good to you / that you were always on my mind/ and for a moment you believed it too / but I can't lie forever / and you found the truth haunting you”. Es como un suspiro lleno de nostalgia.
Como parte del Bonus Track, se encuentra “Sucker”, que tiene una apuesta por un ritmo más under de los años 80, dejando muy presente que el trío no tiene miedo en experimentar nuevos sonidos y la mezcla de los mismos.
La combinación de todos estos géneros son el motivo por el cual Gameshow es un álbum en el que se nota que la banda se encuentra en una época buena y relajada. Después de varios años de no haber escuchando nada de ellos, Two Door Cinema Club viene con la actitud de volver a entrar en nuestro top de bandas favoritas.
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