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Mark Lanegan — Straight Songs of Sorrow

9

Mark Lanegan
Straight Songs of Sorrow

Heavenly Recordings / 2020

Artista(s)

Mark Lanegan

Mark Lanegan luchando contra la Oscuridad

Si intentaras enumerar con ambas manos las voces que pueden identificarse desde el primer segundo en que se acercan al micrófono seguramente te sobrarían dedos. Realmente son pocos aquellos capaces de tatuarte en el oído y la memoria su particular forma de cantar. Además de Tom Waits, probablemente una de las voces aguardientosas más célebres y entrañables es la de Mark Lanegan, quien durante más de 36 años ha demostrado ser fuente inagotable de talento y creatividad aparentemente sin poner mucho esfuerzo en ello. 

En este caso en particular la falta de esfuerzo no necesariamente quiere decir falta de calidad, sino que posee una facilidad tremenda para crear nueva música prácticamente de la nada. No conforme con haber lanzado Somebody's Knocking el año pasado, también se embarcó en un proyecto electrónico al lado del músico y productor inglés Not Waving, con quien grabó un álbum de 9 canciones llamado Downwelling.

En algún momento entre el lanzamiento de estas producciones, la edición de su autobiografía y las interminables giras, ahora interrumpidas por la pandemia, encontró tiempo para escribir 15 canciones y crear un disco más, el número 12 en su carrera como solista.

Titulado Straight Songs of Sorrow, este nuevo álbum dista mucho de lo que habíamos escuchado en sus entregas más recientes. Es más oscuro e introspectivo, inclusive más doloroso y sumamente personal. ¿Cómo evitarlo si escribió estas canciones prácticamente al mismo tiempo que escribió sus memorias?

Rindiéndole honor a su nombre el recorrido inicia con una de las canciones más desoladoras, “I Wouldn’t Want To Say”, que retrata de manera solemne las problemáticas provocadas por el abuso de drogas que fueron una constante durante mucho tiempo en la vida de Lanegan: depresión, soledad y desesperación.

Pero no todo es tristeza, canciones como “This Game of Love”, para la que su esposa Shelley presta su voz; tienen un dejo de esperanza que hace que no se nos venga el techo encima del todo. De igual manera “Hanging On (for DRC)”, dedicada a su gran amigo Dylan Carlson, nos ayuda a entender como nunca antes lo habíamos hecho el valor de la lealtad.

Hacia el final “Ballad of a Dying Rover”, en la que participó nada más y nada menos que John Paul Jones, nos trae de regreso un poco de esas melodías a las que nos había acostumbrado y con las que te dan ganas de subirte a un auto para tomar la carretera y ver dónde terminas, aunque no sepas manejar ni tampoco tengas auto.

Definitivamente no es un disco de fácil escucha, es probable que tome más de una reproducción para que puedas conectar con él, pero cuando lo logras se va como cuchillo en mantequilla. 

¿Mi favorita? Probablemente “Bleed All Over”. ¿La menos favorita? Tal vez “Apples From A Tree”, pero quién soy yo para juzgar una historia que se ha ido construyendo durante más de cinco décadas.