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Island Records / 2022
En medio de unos años caóticos provocados por el encierro y cambios en la banda incluyendo la salida del guitarrista Winston Marshall, el compositor y vocalista de Mumford & Sons lidiaba con sus asuntos pendientes a través de la música. Así, después de innumerables sesiones de terapia, confrontaciones con su pasado, confesiones a su madre y una lucha constante para encontrar paz, Marcus Mumford nos regala su primer álbum en solitario, que de primera instancia se puede sentir invasivo.
El álbum abre con un trago amargo: la confesión del abuso que sufrió siendo niño. Es tan explícito y crudo que no hay manera de que no se entienda el mensaje. “I can still taste you and I hate it // That wasn’t a choice in the mind of a child and you knew it” son las líneas con las que empieza “Cannibal”, donde le habla directamente a su abusador en una melodía tensa de guitarras. La voz de Mumford es más áspera que en otras piezas y no hay alargamiento en ella, lo que hace que se perciba cierta rigidez, como si le costara decirlo. La canción va creciendo en tensión y emoción y para puente de la canción las cuerdas se sienten romper, literal y metafóricamente hablando, es él sacándose del pecho la emoción reprimida, es él queriendo comenzar de cero, queriendo ser libre.
Aunque parece ser una decisión arriesgada, se entiende la intención al escuchar la canción siguiente, “Grace” que continúa con un ritmo más alto que su antecesora y contiene otro nivel de tensión que refleja perfecto la conversación que el cantante tuvo con su madre tras confesarle lo que sufrió años atrás. Sin embargo, entra en una irónica situación, al volverse el consolador, asegurando a quien lo oye, que todo va a estar bien y que la gracia (del perdón) es mejor que la culpa que corroe el alma. Las guitarras rasgadas y los riffs que se disfrutan a través de la canción acompañan el sentimiento de esperanza y fortaleza de la voz y la letra de la canción.
“Prior Warning” y “Better off High” nos muestran otra faceta de él, donde lidia con problemas mentales, emocionales y de adicción. Aunque ambas tocan temas más oscuros de los que acostumbrados con él, la primera es una melodía pesada, con pocos cambios de ritmo y percusiones bajas. Sin embargo en la última, la melodía es animada y en ciertas ocasiones hay explosiones de energía propias de quien está aparentemente feliz, lo que contrasta con la letra que refleja la realidad de la dependencia y los trucos de la mente.
El álbum nuevamente sufre una caída en el ritmo en “Only Child”, como lo hacen las emociones del autor, reflejando la culpa y las dudas de quien es perseguido por su pasado y se cuestiona si merece lo que tiene. La voz que generalmente nos evoca positivismo, ahora rebosa de nostalgia y vulnerabilidad a lado de una sola guitarra acústica. Por otro lado, en “Better Angels” experimentamos un lado más “heavy” del artista al escuchar guitarras distorsionadas, deelays y efectos fuzz al final de la melodía que aportan textura al álbum.
“Dangerous Game” a lado de Clairo, es la primera de las cuatro colaboraciones que aparecen en el álbum y mientras las otras tres marcan lo que podríamos llamar la etapa sanadora, esta no es lo más destacable del álbum. “Go In Light” junto a Monica Martin, sientes refrescante y crea un ambiente esperanzador gracias a las armonías bien ensambladas. Por su puesto, una de las colaboraciones más esperadas era con la cantante Phoebe Bridger, y aunque “Stonecatcher” es una canción bien construida, que refleja la condición más humana del compositor, una con la que es fácil identificarse y sentirse en medio de aquellos versos, nos queda debiendo mayor participación de la cantante, que se siente algo desperdiciada.
El álbum termina en una nota emocional con “How” otra balada a lado de Brandi Carlile. Es la parte en donde finalmente lo vemos sanando, “but I’ll forgive you now // release you from all of the blame I know how” dice la letra.
(Self-Titled) de Marcus Mumford es un álbum liberador que nos muestra que ser vulnerables y dejar ir los sentimientos negativos no es sinónimo de debilidad ni cobardía. Es otra cara del vocalista conocido por llenar sus canciones con banjos y tambores alegres. Es su álbum más personal y que probablemente no sea del agrado de quienes esperaban algo exactamente como Mumford & Sons. Definitivamente mantiene su esencia pero con un toque más orgánico y crudo.