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Mute Records / 2019
Ya sea en el debut homónimo, el maravilloso segundo Dead Cities, Red Seas & Lost Ghosts, o en el tercero, Before the Dawn Heals Us, la música, en su primer etapa del francés M83, duele. Hiere. Es una flagelación producida por un robot. Violencia en los sintetizadores; tristeza, desesperanza, melancolía, miedo, terror, ansiedad, pánico, ocasionalmente júbilo, es un sonido explosivo. Un dream pop mucho más emparentado con el shoegaze. Es una guitarra chocando contra una atmósfera abrasiva. En medio notas de piano o sintetizadores robóticos, inertes, muertos. Personalmente esta parte de M83 me parece la más interesante, la más atractiva, la más arriesgada, por su capacidad para explorar una gama de emociones, a través de un sonido distópico-futurista, que normalmente oculta el ser humano. Es un dedo enterrándose en una herida.
En los dos primeros trabajos M83 estaba formado por Anthony Gonzalez y Nicolas Fromageau, quien dejó el dúo para formar su propia banda, Team Ghost, continuando ese hilo de sangre melancólico y violento al mismo tiempo en un shoegaze electrónico-guitarresco. Automutilación. Autoflagelación. Laceraciones emocionales. Gonzalez fue cambiando progresivamente hacia un sonido más robusto, menos doloroso, más explosivo, menos melancólico y más ochentero. Electro pop. En la tercer banda sonora que compone M83 el dúo ha vuelto a unirse, Fromageau y Gonzalez elaboran una vez más atmósferas dolorosas para el film de Yann Gonzalez –hermano de Anthony–, Knife + Heart (Un couteau dans le cœur).
El thriller ochentero de corte erótico compitió por la palma de oro en el Festival de Cannes en 2018; la trama se centra en Anne, una productora gay de cine porno, quien decide rodar su película más ambiciosa hasta ese momento, pero los actores son asesinados y la vida de Anne se pone de cabeza. El soundtrack posee la vibra del misterio, la sensualidad y un poco de melancolía, en un tono fatídico, desesperanzador, como lo era el primer álbum de M83. A la espera de la inevitable tragedia. Es interesante ver como Gonzalez puede retornar de una manera contundente hacia el origen, acompañado de su viejo colaborador. Los tracks que van in crescendo son atronadores, en “Karl”, la segunda mitad se descompone hacia un explosivo clímax de synths, flautas y batería que consume a la pista automáticamente. Autoconsumo. “La Flicaille” es un tema ochentero, divertido, empalmado del tono pop francés, en tanto que “Sauna” es melancolía in extremo retratando un paisaje conmovedor, el pasivo paso del tiempo, la claustrofobia y la desesperación. Contundente sonido que suele presentar el originario de Antibes, Francia.
“Un couteau dans le coeur” es una navaja de doble filo, guarda un sentimiento profundo disfrazado de lo acústico, de inocencia, en su momento más alto, los instrumentos convergen para convertir la tragedia en belleza. Es un campo en donde penan las almas. Es desolación. Desamparo. Confusión. “Lettre Lois” muestra el talento de la banda para indagar en el dolor con el mínimo de elementos, un sintetizador de largo alcance. El detalle de este álbum, como de muchos otros soundtracks es su extensión, 27 temas, algunos rompen el ritmo, otros se quedan a medias, otros son una extensión de uno previo, y el álbum por sí solo puede ser un poco tedioso, aburrido, y a falta de reducción algo extenso. Es difícil volver a él sabiendo que no puede ser visto como una pieza en la que uno pueda perderse. Su virtud es el deseo del ser humano por el sufrimiento a voluntad, el placer de la melancolía, de ahogarse en dolor, de autodestruirse. Autoconsumo. Autoflagelación. Adictos a la autodestrucción como en sus primeros trabajos.