Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
8
PYL Records / 2021
Después de haberse refugiado en el abrazo terso y cálido del folk, Ryan Karazija vuelve a dar un vuelco sonoro, esta vez para regresar a casa, maybe tomorrow... es la confirmación de que el post rock y la experimentación siguen siendo un epíteto en su esencia como músico.
Ryan Karazija, el espíritu y voz de Low Roar, se ha encargado de hacer en la última década canciones desde su exilio auto impuesto; el amor y las ganas de crear un hogar ahí donde fuere lo orillaron a vivir en una lejana isla del Atlántico. Ahí, dentro de un apartamento en Reikiavik, Islandia, nacieron los primeros acordes de una idea que lo llevarían a darle la vuelta al mundo.
La música de Low Roar siempre se ha distinguido por una carga melancólica única, quizá como una consecuencia directa de su entorno; un mundo que parece vivir aparte de todo lo demás, con una quietud inmutable y donde el tiempo apenas hace estragos. Sin embargo, por un mero accidente, el proyecto personal de Karazija, paso de ser una mera idea independiente a la cinta sonora de un videojuego vendido en todo el mundo.
Death Stranding, el juego más reciente de Hideo Kojima (creador de la saga Metal Gear y uno de los directores de videojuegos más aclamados en el mundo) se encontró con un disco de Low Roar en una pequeña tienda de Reikiavik. Unos meses después, durante la presentación del juego en una conferencia que millones de personas estaban espectando, sonaron los acordes de “Easy Way Out” (hoy, uno de los temas más populares de la banda) algo que Karazija nunca hubiera imaginado ni en sus sueños más delirantes.
maybe tomorrow... es el nombre que recibe su más reciente disco, una obra que se contrapone a la mediática atención que su música ganó en los últimos años. ross. (2019), su disco anterior, nos había mostrado un rostro distinto de Low Roar, uno que se abrazaba mucho más de cerca con el folk, una versión más ligera y amable de un proyecto que normalmente deambulaba por los pasajes sonoros de lo experimental y del post rock a su propia manera y, bajo sus propias reglas, siempre más cerca de Sigur Rós que de Fleet Foxes.
maybe tomorrow... es su regreso a casa, a la experimentación, a la creación de los pasajes sonoros que atraen gracias a la voz inconfundible de Karazija y que explotan con una instrumentación de piano, cuerdas y el reverb de guitarras que aparecen como un afortunado accidente.
Desde su extensión este nuevo álbum se separa de su antecesor, durante más de una hora, Low Roar, se convierte en la banda sonora de un viaje espacial y su transitar por lo infinito. El piano se convierte en el acompañante principal de la voz de Karazija. “David”, el primer tema del álbum, pone en tesitura sobre el devenir de las siguientes canciones, una aparente paz que se va acercando al caos con el correr de los minutos.
Y es que, si hubiera que reprochar algo dentro de maybe tomorrow..., es la repetición de las estructuras en muchas de las canciones, siempre presentando en primera instancia una tranquilidad solitaria y cruda para después ir nutriendo la canción con elementos que tienen como resultado final una combinación caótica de armonías que se contraponen al inicio. Canciones como “Sleep Peacefully”, “Fucked Up”, “Hummingbird” y “Burial Ground” siguen este patrón que, si bien tiene cierto encanto y es uno de los sellos característicos en la carrera de Karazija, después de algunas vueltas se vuelve monótono.
Con influencias de lo experimental y la creación de atmósferas que rememoran a Björk, Mogwai o Pink Floyd, este puede que sea el disco más rico sonoramente hablando de Low Roar, quien no ha escatimado en las texturas y elementos que comprenden cada canción. “Everything to Lose”, primer sencillo de este álbum, es un vaivén entre vientos y sintetizadores, convirtiéndole en una canción única dentro del contexto del material.
Puede maybe tomorrow... que no sea un disco espectacular, pero cumple las papeletas para ser algo digno de escuchar, Low Roar, sigue siendo un proyecto consistente que continúa entregando discos con momentos memorables. Quizá no el mejor trabajo de Karazija, pero sí uno al que vale la pena acercarse por lo menos una vez.