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Lil Yatchy — Let's Start Here

10

Lil Yatchy
Let's Start Here

UMG Recording / Quality Control Music / 2023

Artista(s)

Lil Yatchi

Discos que matan prejuicios.

the BLACK seminole”, porque no existe una raza pura en la humanidad, porque el mestizaje en sí está en nuestra genética y en la música nuestra verdadera identidad, y así como los ancestros que sufrieron la esclavitud y segregación y encontraron en el canto del gospel su forma de hablar con los dioses, la sicodelia puede envolver cualquier expresión artística. 

Porque ese coro femenino que adjunta drama bien pudo ser inspirado por Mahalia Jackson, una de las voces más brillantes del gospel y su causa celestial que Kanye West supo capitalizar en su Sunday Service16, pero también por Clare Torry, aquella voz que bajo la comanda de “piensa en la muerte”, improvisó sobre la música de “The Great Gig In The Sky” de Pink Floyd, y porque también parece que escuché “Breathe (in the air)”, el Dark Side Of The Moon parece, irónicamente, iluminar todo lo que toca. Y es apenas el primer tema del nuevo álbum de Lil Yatchy.

Pondré en una carpeta que se llame “discos que eliminan prejuicios” a Let’s Start Here, igualmente en mi lista de mejores discos del año, aunque apenas haya pasado mes y medio del 2023. “running out of time”, como Silk Sonic en xanax y sizzurp, ese funk que nunca logró Justin Timberlake, ese pitch que solo nos hace cabecear al compás del humo de kush en vez de bailar como Bruno Mars en una tarde de verano en Miami. “pRETTy”, porque esto me recuerda hasta lo inverosímil como Wet Baes o Lara Project, pero luego llegan las barras y recuerdo que, en teoría, es un álbum de hip hop. Pero esto no es Illmatic de NAS o The Cronic de Dre, nada tiene que ver contra la guerra east vs west coast, ni siquiera Ye se atrevió a tanto. 

:(failure(:” cual experimento sonoro con un discurso sampleado, pasajes sonoros con sintetizadores y  guitarras que bien pudo haber producido Brian Eno, “THE zone”, más denso aún que el psych rebajado de Tame Impala, de nuevo este funk oscuro que se parece más a The Mission que a los Red Hot Chilli Peppers, un beat que recuerda a la ya vieja escuela del Odd Future, una enorme línea de bajo aderezada con la voz de Baby K y un final glorioso que conecta con “WE SAW THE SUN!”, guitarras a lo Frank Zappa, y de nuevo el climax que evoca la voz de Yatchy atascada de eco, reverb y autotune, porque tal y como Pink Floyd pidió a Clare Torry en aquel domingo en los estudios Abbey Road antes de entrar a la cabina a grabar: “usa tu voz como si fuera un instrumento más”. 

Cuando suena “drive ME crazy!” bien podría hacer match la voz de Barry White, esa que encanta serpientes y corazones, pero es una cálida voz femenina la que nos invita, ahora si, a bailar al compás de este himno de música disco lisérgica, los Bee Gees usando las máscaras de Daft Punk, Tony Manero trabado en coca en la pista de 2001 Odyssey Disco en Brooklyn, como si Burial también hubiera producido esta canción en la cual colabora Benjamin Goldwasser de MGMT

“IVE OFFICIALLY LOST ViSiON”, el espíritu difuso de Juan García Esquivel transmuta en una secuencia inspirada en “On The Run”, otra vez Pink Floyd,  una batería que parece musicalizar una escena de batalla, y de nuevo Yatchy callándome la boca, liberándome de toda idea que tenía, porque al verlo en Instagram o las notas de Billboard pensaba que tenía más en común con Tekashy 69 que con Jake Portait de Unknow Mortal Orchestra quien es uno de los productores del album, no todos los artistas con look estridente y braids de colores quieren hacer el próximo “Gucci Gang”, y temas como “sAy sOMETHINg” lo demuestran, ¿esos son coqueteos al vapourwave?, o una vieja cinta de Tears For Fears girando en un walkman con poca batería. ¿Por qué me suena como Team Sleep?, ¿una variante más del extraño mundo del dubstep?, y por eso este album me tiene trabado desde la primera escucha, cada vez que lo pongo le encuentro matices diferentes.

“paint THe sky”, el coro es como si Dua Lipa le pusiera LSD a su matcha latte de la mañana, “sHouLd i B?” y su ánimo synth-pop, Rick Ocasek feliz conduciendo el auto en el cuál ella sí querrá subir cuando sea muy tarde para ir a casa. “The Alchemist.”, nombre muy adecuado para un tema de este disco, la obra de un auténtico nigromante y consumidor de tantos estilos, como debería ser, porque los verdaderos músicos y escuchas no deberían casarse con un solo género, porque esos órganos Hammond cual final anunciación deberían iluminarnos y provocar el ansia por escuchar más música de todo tipo. 

Y luego Yatchy juega a ser Radiohead, por qué no. Pocas veces un disco me provoca desmenuzar como una pechuga de pollo hervida, para entender cada matiz, para encontrar tanta similaridad sin llegar al plagio, tal vez justificar cada influencia, o reconocer la inspiración en cada tema, porque “REACH THE SUNSHINE” me recuerda a “Threads”, la última canción del último album de Portishead, hasta parece un tema producido por Peter Gabriel. 

A modo de final para esta reseña tal vez voy a parecer a esas señoras que tocaron mi timbre a las 7 de la mañana para ofrecerme la palabra de Dios, pero si pudiera tener muchas copias de este disco a modo de Atalayas para repartir y difundir su legado, lo haría, aunque al final de su escucha, los escépticos lo asociarán más con una ceremonia iluminati que con una alegre alabanza a Jesus.