Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
10
Thrill Jockey / 2019
Es increíble pensar que lo que escuchas en este LP –desde el track 1 “Blow To The Head”, hasta los 9 minutos y 10 segundos de “Van Halen 2049”, tema con el que la banda cierra Sonic Citadel– está hecho por solo dos personas y que todos los sonidos son creados únicamente con una batería y un bajo (eso sí, con pedales y efectos en ambos casos).
Supongo que lo más sencillo seria etiquetar este disco como noise rock y ahorrarnos todos los problemas de definición, pero exactamente el ahorrarse problemas no es algo que haga sentido con el sonido de la banda, si bien su instrumentación podría tildarse de simple, su sonido dista mucho de serlo.
Desde los primeros segundos del track 1 los Brians (Chippendale y Gibson) nos avisan que este va a ser un viaje duro hacia el frenesí con apenas un llano (por llamarlos de alguna forma) como lo es “Don Henley in The Park” lo que tenemos aquí son 52 minutos de golpeteo craneal directo, y como tal duele, pero en esta ocasión nos encontramos ante ese tipo de dolor placentero de ese que no queremos que termine.
Riffs de bajo galopantes y una batería que, más que llevar el ritmo, parecería ser un taladro gigante que hace grandes a temas como “Bouncy House” o el favorito de quien esto escribe “Big Banger” que debe sonar increíble en vivo (por cierto si le rascan a YouTube pueden encontrar grandes muestras de esta banda en directo, tocando a nivel de piso con Chippendale sosteniendo el micrófono mediante una máscara para poder tener toda la libertad al tocar la batería) los riffs y la energía que hace sentir esta banda al escucharlos hace palidecer a Death from above 1979 y ya no digamos a Royal Blood que, comparados con Lightning Bolt, suenan a tu primo el quinceañero recién formando una banda con su vecino de enfrente.
Sonic Citadel tiene tal energía y atmósfera que cuesta creer que los creadores de esta belleza no son un par de adolescentes con cientos de samplers, laps y cajas de ritmo si no dos adultos de más de 40 años con una batería y un bajo dándole sentido a lo que entendemos como rock, que más que un sonido es una actitud o en el caso de los Brians es un sonido con actitud, con toda la actitud del mundo para ser más exactos.