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At-At Records / 2013
06/Sep/2013
Pensar en México y sus creadores conlleva múltiples riesgos, son tantos los estereotipos que llega a pensarse que la música, la pintura, e incluso la actitud nacional, son de una forma determinada. México: caló indescifrable, pop digerible, jaranas y denuncia social ligera. En este país, ¿es posible la actividad artística desentendida de lo típico? ¿Es posible trabajar con un poco más de valentía y no sonar a una región territorial sino a originalidad? El creador tiene que tomar la decisión de jugar al éxito o al riesgo, al “tengo-una-banda-famosa” o al “tengo-control-sobre-lo-que-hago”.
Son muchas las bandas a las que se circunscribe o se limita la música mexicana. El mercado siempre se las ingeniará para volver monótono el panorama, pero no por ello la audiencia debe tener la obligación de consumirlo. Entre tantos nombres jóvenes que aparecen para disipar el embotamiento, llega a nosotros Letters From Readers, proyecto del mexicalense Gerardo Montoya, y su nueva placa Dot Dash, con el que puede corroborarse que la electrónica en México es vanguardista, no en el sentido cool, sino en el confrontante. Gerardo Montoya, músico y compositor, tiene nociones bastante sólidas sobre lo que es la densidad sonora y la experimentación. Dot Dash es el disco de alguien con plena conciencia de sus recursos, no es un intento sino un resultado definitivo.
La fuerza evocativa de los discos que parecieran soundtracks es contundente. Puede ser que Dot Dash posea imágenes cinemáticas: calles vacías con faroles amarillos, siluetas de peatones y basura en parques. La inclusión de instrumentos análogos como las baterías y las guitarras se mantiene a un tono bajo y ácido, un elemento novedoso dadas las circunstancias actuales (¡basta de la electrónica para fiestas!).
Podemos encontrar guiños krautrock en “Tapefwd” y oscuridad citadina en “Enok”. Las voces femeninas se dirigen a lo decadente y no a lo sensual, como sucede en “Katneep” y “Otomatune”, corte que se presenta como una de los ápices del disco. Otomatune: lentitud agresiva, distorsiones oportunas y elegancia oriental.
Triste pero cierto: en México desfilan bandas cuya juventud se desgasta con sus múltiples reciclajes; pero el riesgo artístico no es privilegio de las culturas extranjeras. Letters From Readers es un proyecto para quien desee escuchar algo nuevo, tanto en el sentido estético como en el cronológico, y Dot Dash un disco digno de tenerse.
05/Sep/2013
Jonathan Rado
Woodsist
2013
Dicen que una segunda oportunidad nunca es mala y es precisamente eso lo que decidí hacer con Jonathan Rado, integrante de Foxygen, antes de comenzar a escribir ésta reseña acerca de su debut como solista. Mientras realizaba mi obligada jornada laboral la semana pasada, me di a la tarea de escuchar el disco de este joven productor, el cual me transportó en ciertos momentos a un estado de tensión que llegó a desesperarme un poco.
Temas como "I Wanna Feel it Now", "I Wood", "Looking 4 A Girl Like U" y muchas de las canciones que componen el disco, presentan una fuerte dosis de distorsión vocal e instrumental que puede llegar a ser demasiado para aquellos oídos que prefieren un poco más de claridad y armonía; y aunque en ocasiones tuve que bajar el volumen para evitar destrozar mis tímpanos, debo decir, con honestidad, que verdaderamente atrapa.
Hay momentos en que las texturas y capas sonoras envuelven, tal es el caso de “Seven Horses”, “Hand in Mine”, “All the Lights Went Out in Georgia” y “Faces”, en la que cuenta con la colaboración de White Fence. Las melodías y líricas en éstas piezas muestran una realidad de Jonathan Rado que no pareciera parte de Foxygen (quienes este año igualmente lanzaran LP). El equilibrio en la balanza de este álbum se materializa a la perfección con ambientaciones limpias, digeribles y tranquilizantes; Law and Order es el trabajo de una persona que busca definir su propio concepto de psicodelia y garage.
Con este álbum, Jonathan Rado deja clara una tendencia camaleónica que busca renovar y superar su propia oferta en formas que ni él mismo se imagina. Las connotaciones sesenteras pueden identificarse al instante, perfectamente logradas y aterrizadas. Las canciones parecieran ser una capsula del tiempo que nos lleva de vuelta a un entorno psicodélico y de experimentación.
El disco es una excelente recomendación para quienes gustan de la música con tintes experimentales como la de Tame Impala, Pop.1280 y Braids. Hay energía, melancolía, estrés, diversión y lo más importante: libertad creativa.
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