30/Jun/2014
Jack White
Lazaretto
Third Man / XL Recordings / Columbia
2014
Hay discos que te transportan a lugares fantásticos, exóticos, inimaginables o incluso aterradores, Lazaretto, sin embargo, transporta al lugar más cómodo dentro de tu hogar.
La reproducción comienza con “Three Women”, preámbulo a un espectáculo de 11 números con Jack como maestro de ceremonias, quien , aportando su voz sólo cuando parece absolutamente necesario, calla y se coloca tras bambalinas para mover los hilos y otorgar a cada instrumento un papel fundamental como parte de un todo.
El tema que da nombre al álbum pareciera ser el que mejor logra ilustrar la intención musical de White para ésta, su segunda producción en solitario. Un tema pegajoso, de momentos dispares que pareciera durar el doble de lo que verdaderamente marca el reproductor y, sobre todo, que se convierte en la rúbrica de la obra.
Lazaretto podría develar un misterio: ¿Qué ocurre al interior de la mente de Jack White? Si bien Blunderbuss puede interpretarse como un lienzo en blanco listo para ser llenado con cuánto color y forma se antojase, por el contrario, este nuevo material parece apelar más al hemisferio izquierdo. Emula una extraordinaria maquinaria, similar a un reloj de cuerda, en la que cada pieza embona a la perfección haciendo funcionar un complejo pero elegante y bello instrumento.
En “Temporary Ground” y “Would You Fight For My Love?” el blues pareciera por un momento dulcificar su esencia, cortesía del juego de voces, en el que los acompañamientos femeninos cobran mayor relevancia, aunque sin llegar a saturar, logrando así un justo medio entre fuerza y delicadeza.
“High Ball Stepper” brinda el mismo mensaje que hasta este momento permea en el disco, se trata de un tema instrumental coherente, con respiros melancólicos y sobre todo arrebatos llenos de distorsión.
Finalmente, “Just One Drink” sale de la curva para encontrar un camino más iluminado y menos vertiginoso, con sonidos que van del rock clásico al folk, como en “Entitlement” y “I Think I Found The Culprit”, e incluso guiños que evocan a la etapa más colorida de The Beatles, como en “Alone In My Home”, para por fin encontrar el sello de la casa con “That Black Bat Licorice”.
Luego de una segunda mitad que nos lleva por senderos que parecieran ya recorridos, al grado de sonar por demás familiares, recordamos de la mano de “Want And Able” que se trata de la consolidación, para muchos innecesaria, de uno de los músicos más importantes para la industria musical en los últimos años, cuya libertad ha llevado a trazar un camino que muy pocos pueden presumir.
Lazaretto provoca ser escuchado en un sillón reclinable, sin prisa y sin preocupación. Es un disco elegante que parece estar hecho para soportar cualquier crítica; sólido pero sutil, pero sobre todo inteligente. En definitiva, un álbum que Jack White debe dejar hablar por sí mismo.
30/Jun/2014
Kasabian
48:13
Columbia / Sony Music
2014
Las expectativas se dispararon después de que Serge Pizzorno declaró que el nuevo material discográfico de Kasabian sería un tanto más franco y contundente a comparación de sus cuatro álbumes anteriores, aclamando que lo producirían bajo el estandarte de la idea en que “menos es más”.
En efecto, lo anterior se ve reflejado en el título y el tracklist de la quinta entrega del grupo inglés, denominado sencillamente 48:13; una pieza minimalista y generosa que ofrece mucho en trece canciones.
Más allá de toda pretensión, Kasabian continúa caminando sobre la línea cosmopolita que los distinguieron desde sus inicios hace casi ya diez años. Su música representa una marca registrada, que se identifica y se reconoce a nivel mundial por su importancia en la escena actual.
A lo largo de la placa, el grupo presenta canciones cargadas de rock psicodélico sobre una estructura indie fuertemente impulsada con tintes de música electrónica. Temas como “Bumblebee”, “Glass”, “Clouds” y “Doomsday” son llevadas por estridentes riffs de guitarra y una acertada incorporación rítmica marcada por líneas de batería y sintetizadores.
Es clara la influencia de Oasis y The Chemical Brothers en “Eez- eh” por su aspecto bailable, pegajoso y fácil de corear cuya edificación nos traslada a un escenario imaginario, tomar la mano de nuestra pareja y frotarlas al ritmo de los sintetizadores.
Por su parte, “Treat” funge como un punto de quiebre al explorar terrenos más nostálgicos e íntimos del grupo que hasta cierto punto se vuelve un tanto predecible. No así, “Explode” toca aspectos más bailables y los vuelve de doble sentido, argumentando que siempre es mejor morir de pie que sobrevivir arrodillado.
Sin duda, Kasabian ha conseguido su idiosincrasia delirante y lo han puesto al servicio de cada uno de los temas que envuelve su quinta entrega, rectificando así su expertise en llevar con sobriedad y alegría un viaje psicodélico bastante placentero. Un disco bien estructurado pero que difícilmente superará a sus antecesores.
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