8
Soundway / 2016
14/Abr/2016
La Yegros, originaria de Argentina, sabe muy bien que el baile está en la sangre del latino. Ya sea que seas mexicano, cubano o argentino, en tu ADN estará impregnado el gen del ritmo. Cumbia, electrónica y hasta toques de son (jarocho y cubano), son los ingredientes que usa para poner a bailar a todo aquel que la escuche.
Con su segundo disco, Magnetismo, logra aterrizar las mezclas con las que se había dado a conocer en 2013 con Viene De Mí. Desde la primera canción (que le da nombre al álbum), se puede notar no solo que no te podrás quedar quieto, también será evidente que el sonido evolucionó ya que no es tan orgánico como su antecesor por la electrónica.
Quizá, lo más acertado de este material, es traer a bordo a Gustavo Santaolalla, músico y productor argentino que entre su curriculum podemos encontrar el haber producido grandes joyas del rock latino como: ¿Dónde Jugarán Las Niñas?, de Molotov o Re de Café Tacvba. Su toque se puede encontrar en dos canciones “Carnabailito” y “Chica Roja”. La primera es una reversión de una melodía que salió en el 2003 en el disco solista de King Coya (productor y arreglista de La Yegros) que fue producido por Santaolalla. La segunda es un tango-cumbiero-electrónico, sin rodeos, se trata de el mejor track del disco.
Si todas estas mezclas no fueran suficientes, en “Hoy”, escuchamos otro lado más: la balada. Tranquila, ayuda a agarrar aire entre baile y baile, como cuando ponen una canción calmada en las bodas justo entre la cumbia y la salsa.
El baile regresa con “Sueñitos”. Aquí las percusiones toman el control pues, aunque no eliminan el sonido electrónico, marcan el ritmo de una melodía que sirve de perfecta transición entre lo que vino y lo que viene en “Arde”, que retoma los beats artificiales y la cumbia, aunque esta vez de manera más tranquila.
En “Déjate llevar” el camino de la fusión nos traslada a México, específicamente al estado de Veracruz y su son jarocho.
Desgraciadamente, lo bueno del disco se ve cortado por “Frágil”, la canción más electrónica del disco. No sólo está mal lograda musicalmente, su letra es mala, artificial como los beats que la rodean. Por fortuna es sólo una entre todas y rápidamente el álbum se levanta para cerrar con broche de oro.
La última canción también es la más orgánica. Compuesta por Gaby Kerpel (King Coya), “Lejos” es sólo voz, melódica e instrumentos de cuerda (parecen jaranas), lo único necesario para hacer una gran composición.
Magnetismo logra, la mayor parte del tiempo, crear el perfecto equilibrio entre lo acústico, lo eléctrico y lo electrónico. El crecimiento de La Yegros es tangible y se celebra.
7
Mute Records / 2016
14/Abr/2016
En este 2016 muchas bandas emblemáticas del llamado indie (whatever it means) de la década pasada han lanzado nuevo disco, tal es el caso de M83 o The Last Shadow Puppets y algunos otros están por lanzarlo, como Peter Bjorn & John o MSTRKRFT.
Yeasayer, la psicodélica banda originaria de Brooklyn, entra en esta definición, pues aunque en el 2012 lanzó su tercer disco, Fragrant World, pasó un tanto desapercibido, al contrario de lo ocurrido con sus dos primeros discos: All Hour Cymbals (2007) y sobre todo Odd Blood (2010).
Cuatro años después, y con una escena musical totalmente diferente, Yeasayer lanza Amen & Goodbye, un álbum que muestra una madurez musical y lírica de la banda, sin embargo, no pasará de ahí. Es un disco ambicioso y que experimenta en lo medida de lo posible, de hecho, lo heterogénea de la portada es un retrato muy fiel de lo que escuchamos en el material.
El disco comienza con un intro llamado “Daughers of Cain”, el cual, está lleno de referencias bíblicas, al igual que el disco en general, pues podemos encontrar otras canciones como “Prophecy Gun”, “Dead Sea Scrolls” o “Child Prodigy”.
“I Am Chemistry”, segundo track del disco, es probablemente la mejor canción y la que recuerda más a los trabajos anteriores, aunque sin el poder de éxitos como “O.N.E.” o “Madder Red”. “Silly Me”, el primer sencillo, es la canción siguiente y también uno de los highlights, mismo que recuerda un poco a “Ambling Alp”.
Por otro lado, “Half Sleep” y “Prophecy Gun” son de las canciones más “experimentales” del disco; la primera muestra elementos de música tanto asiática como árabe, incluso recuerda un poco a “Govinda” de Kula Shaker, con todas las proporciones de género guardadas.
Cerca del cierre del disco, sobresale “Uma”, una balada muy en la onda de The Beatles, psicodelia y cursilería juntas. “Cold Night”, seguida del outro “Amen & Goodbye”, cierra el disco de una gran manera, es una canción interesante con el sonido de Yeasayer, pero que, al igual que todo el disco, termina siendo insuficiente para lograr enamorar e ir más allá.
Sin duda alguna se agradece que bandas como Yeasayer sigan activas y sigan generando cosas nuevas, sobre todo para mi generación que creció con bandas como ésta, sin embargo, al final del día queda una especie de vacío, queda algo que te recuerda que las cosas no son como antes y nunca lo serán. Probablemente las cosas sean mejores, pero no iguales, y justo eso es lo que pasa en Amen & Goodbye, no es lo mismo, pero en la búsqueda de hacer algo mejor, se queda corto y pierde fuerza.
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