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9
ATO Records / 2016
El 7 es considerado por muchos un número mágico. Para Pitágoras era “el número perfecto”, Alighieri lo usaba en sus obras y la Biblia lo menciona con frecuencia. Asimismo, el 7 lo podemos encontrar en el número de integrantes de esta banda australiana que, con sus instrumentos, logran crear un puente entre el cielo y la tierra para dejarnos en un loop infinito.
El 7 no es el único número que ronda en Nonagon Infinity. Como su nombre lo indica, un nonágono es una figura geométrica de nueve lados, tal y como lo podemos ver en la portada del disco, pero además es el número de canciones que dan forma y vida a su octavo material de estudio, grabado en Daptone Studios, Nueva York.
Según el diccionario de la Real Academia Española, el término frenesí es una violenta exaltación y perturbación del ánimo. Eso es precisamente lo que nos ofrece King Gizzard and the Lizard Wizard en su más reciente producción discográfica. Nonagon Infinity es un puñado de canciones desenfrenadas y violentas con toques de psicodelia que te harán volar sin despegar los pies de la tierra.
La sinergia en el álbum es tal que el hilo conductor jamás desaparece. Pero no es casualidad: así fue construido este material. Cada una de las canciones están colocadas meticulosamente para que al término de una el sonido fluya hacia la siguiente. Incluso lo podemos notar con la última pista: las notas finales de “Road Train” se conectan a la perfección con el track que abre al disco, “Robot Stop”.
Nonagon Infinity pretende explorar un territorio más agresivo, fusionando sonidos que nos recuerdan a bandas como Black Sabbath, Metallica y Motörhead. Sin a lugar a dudas, este es un disco para escuchar en vivo y dejarse atrapar por sus dos bateristas, tres guitarristas, un bajista y hasta un armonicista. ¿Ven? Todo gira alrededor de los números.