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GOOD/Def Jam / 2018
El tercero de los cinco álbumes producidos por el mesías del hip hop Kanye West durante 2018 en el estudio que montó en Wyoming es un esfuerzo enérgico y potente de siete canciones con alto octanaje. Un golpe de producción que ensambla hip hop, rock, soul y psicodelia. Un monstruo de dos cabezas rapeando versos como si fueran fogonazos disparados de un arma; el propio West y su viejo amigo y colaborador Kid Cudi son los integrantes de este super grupo.
A diferencia de Ye, el álbum homónimo de Kids See Ghosts no tropieza ni avanza a tumbos, se desarrolla con ritmo, con idea y congruencia, junta lo mejor de ambos mundos. El discurso, no obstante, permanece: salud mental, fama y redención. “Feel the Love” es el primer golpe, una declaración agresiva: no nos importa el mundo, salvo el nuestro. La reiteración del capitalismo, cada quien por su cuenta, incluso si antes menciona que “todavía puede sentir amor”. Si West asegura en Ye que acercó “la mano a la estufa para ver si todavía puede sangrar” es porque encontró un poco de sentimientos en su existencia, una serie de caídas que no lo hicieron más empático, pero sí lo derribaron durante un tiempo.
En los casi 25 minutos que dura el álbum hay composiciones sobresalientes como "4th Dimension", la corrupción de un tema de fonógrafo que recuerda el pasado como un sonido, mientras aparece otra pista sobre de ella, un invasor de ritmo cadencioso y lento, en lo fi, el coro del tema viejo se prolonga sobre la nueva pista y se mantiene hasta el final. “Freeee (Ghost Town, Pt. 2)” tiene un impactante coro con voz grave, riffs, golpes secos de batería y diversos tonos en una pirotecnia musical.
Sampleando el tema “Burn The Rain” de Kurt Cobain que aparece en el documental Montage of Heck, el álbum cuya portada fue diseñada por el artista japonés Takashi Murakami finaliza con “Cudi Montage”, una cruda narración sobre la espiral de violencia que habita en la cultura de las pandillas al mismo tiempo que el narrador le pide a Dios que arroje su amor y su luz sobre él. La conclusión es interesante y necesaria: ambos lado pierden cuando hay violencia.
Kid Cudi y Kanye West presentan un álbum breve, pero eficaz; convulso y con contradicciones como lo que impera en lo que suele hacer. Probablemente sea lo mejor que ha hecho desde Yeezus.