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Dead Oceans y Night Time Stories / 2022
Cuando dos músicas con estilos tan únicos se encuentran, en este caso la psicodelia de Houston, Texas con sonido rockero y alucinante fusionado con la villa Niafunké en Mali, con sus raíces en la muy diversa música de África, se suman, se libera energía, se libera potencia, se crea algo nuevo, el choque provoca que fuerzas se complementen. Esto es Ali, el nuevo álbum de Khruangbin en colaboración con Vieux Farka Touré, que es un ecléctico y homogéneo homenaje a la leyenda de la guitarra africana Ali Farka Touré. Una obra maestra que explora la unión de diversos sonidos del mundo a partir del diálogo y el encuentro musical.
Quiero que este álbum transmita amor”, comenta Vieux Farka Touré en un comunicado. “Va sobre el amor que Ali trajo al mundo. Va sobre el amor que siento hacia él, y que Khruangbin profesan hacia su música. Va sobre dar amor a algo viejo para volver a hacerlo nuevo".
El disco abre con “Savanne”, se trata una reversión del clásico grabado en 2006 , en que escuchamos la voz de Vieux pidiendo menos bombas explosivas y más motobombas para llevar agua a los pueblos africanos. Es una canción claramente contestataria que reclama el trato que ha tenido la diáspora negra en occidente, haciendo los trabajos que nadie quiere hacer por un pago injusto, sino como esclavos.. Los contrastes líricos y musicales estan muy presentes en este tema ya que mientras las voces parecieran que están saliendo de un baño de neblina y felicidad, que es el espíritu africano al tope, la letra es directa y contundente con sus ideas de liberación.
“Diarabi”, musicalmente tiene un halo de nostalgia, que se percibe por la voz grave y melancólica que es acompañada por coros femeninos. Originalmente fue incluida en “Talkin Timbuktu” con Ray Cooder, en el videoclip somos testigos de la historia de amor de una pareja afro que se ve interrumpida por una asalto violento.
Khruangbin logra envolver la música de Toure con esa atmósfera hipnóticamente suave que es delicioso fruto de su vasta experimentación sonora con su sello particular que sobresale de entre el mar de propuestas que inundan nuestro espectro sonoro.
“Tongo barra” es un dueto de guitarras con una energía eléctrica única , la base rítmica espacial de Mark Spree acompañada por el estilo único de Touré y adornada por un órgano que le termina por dar ese toque de psicodelia vintage. “Tamalla” son las voces de Mali cantando al amor, una fiesta de baile carnavalesco. Ambas incluidas originalmente en “The River” de 1990.
En “Mahine Me” nos acercamos mucho más al consagrado blues del desierto característico de Farka Touré sumado con coros alegres que endulzan la canción, las guitarras nos encaminan por un sonido fresco que se acompaña por teclados y una base rítmica sólida.
Es importante para un álbum crear un propio estado de ánimo, un ritmo, una especie de latido, Ali lo lleva sin prisas , se desvanece al final con “Alakarra” que nos lleva a todo volumen pero que desaparece como en cámara lenta como si lo bello tenga que ser contemplado más despacio.
El apodo de Ali, “farka”, significa asno que es un animal admirado por ser tenaz y necio. Algo que lo caracterizó desde su niñez, ya que él fue el único sobreviviente de una camada de diez hermanos y siempre gustaba bromear con este sobrenombre diciendo: “Yo soy el asno que nadie puede montar”.
Este es un álbum que intenta jugar el papel de documento sonoro con el objetivo de llevar la música de Mali a nuevos públicos y que intenta cerrar la brecha entre tradición y modernidad. Estamos frente a un tributo que por mérito propio brilla pero que no deja de homenajear a la música que lo inspiró. Ali es algo sublime, redondo, latiente es: África psicodélica.