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Dead Oceans / 2016
La versatilidad no es realmente fácil de localizar en cualquier esquina; los diversos ritmos de vida, la mezcla de estrofas y el decadente movimiento musical se encuentran escasos cuando no se ha saboreado todo lo anterior. El talentoso bajista de Woods, Kevin Morby, no pone en tela de juicio el significado de mudable.
No cabe duda de que la experimentación es el medicamento a la inquietud. Once años después de la creación de Woods, sus 9 exposiciones discográficas y 7 años de The Babies con su indie rock neoyorquino, Kevin Morby llega este 2016 con su tercera apuesta musical como solista titulada Singing Saw.
Colocándose en la continuación de Still Life –su segundo disco–, Singing Saw, respaldado por Dead Oceans, es un disco integrado por 9 melodías de autoría propia con la finalidad de aplacar la turbación por regenerar y devorar todo lo que se encuentre en el camino Kevin. Un trabajo musical presentado el pasado 16 de abril a nivel internacional es, aparte de la meta principal, una aglomeración de talentos del género. Sin pausas ni límites, Morby te orienta en el camino de la diversidad…
Una guitarra es el principio de este. Unos acordes ligeramente acoplados presentan a Singing Saw con “Cut Me Down”, una melodía acogedora que derriba todo aquel resplandor que teníamos de su magno talento con el bajo. Con una tonada abrazadora, actúa sutil para analizar el lugar donde estamos parados.
La coquetería del disco avanza al ritmo que esperábamos con “I Have Been to the Mountain”. La mezcla de sonidos logra expresar el sentimiento en cada estrofa, una voz desconocida y adecuada al nivel que Kevin logra montar en un solo de guitarra que corea la línea principal.
En el tercer lugar –la misma posición que el material en la discografía del cantautor estadounidense– ubicamos “Singing Saw”. Mismo nombre de apuesta, mismo sentimiento expresado. Un juego entre country, funk y aligerada música trovadora -por el arreglo de guitarra acústica-, donde el bajista expone su ritmo nómada.
Corremos pasando por “Drunk and on a Star” hasta llegar a “Dorothy” con un cambio musical más dinámico y motivador. Acompañado en todo momento por una guitarra color marrón y una trompeta que suena como si estuviera bajo el agua, el track número 5 es la muestra de alegría en sus letras. Si no me creen, el videoclip te lo confirmará.
Un selecto trabajo ha realizado Kevin para su tercer jugada. Un material con letras bohemias y acogedores cambios rítmicos que se puede pasar de “Ferris Wheel” a “Destroyer” en un despertar inimaginable hasta aterrizar con “Black Flowers”, interpretado por él y su leal guitarra. Y sin obstáculo alguno, se llega al final con “Water”. Realmente es el ejemplo de entrega tornadiza, y apuesta a lo desconocidamente conocido.