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Atlantic / 2020
Una de las tareas de cualquier artista, y quizá la más complicada de todas, es la de retratar su particular visión en su obra: ya sea un discurso contemplativo, uno de crítica, introspección o un mero registro de lo que acontece. De esta manera, Kehlani se ha consagrado como una verdadera artista con su segundo álbum de estudio.
La vida de la cantante y compositora de Oakland ha estado siempre en boca del mundo, o al menos desde que saltó a la fama. Eso no es nuevo. Tampoco es nuevo que sus canciones tengan una parte de autobiografía en ellas, pues tal como lo hizo en 2017 con SweetSexySavage, el disco que nos anticipaba ya desde hace un mes con los sencillos “Toxic”, “Everybody Business” y “F&MU” viene cargado de esa sensación de ensayo sanador.
Si hay algo que ha caracterizado a la cantante de R&B, además de su exquisita y particular voz, es el storytelling que contiene cada uno de sus temas, y que dan forma a cada uno de los proyectos que hemos tenido oportunidad de escuchar. Desde la musicalidad y las emociones vertidas en cada corte, hasta las letras profundas y personales, It Was Good Until It Wasn’t no pierde esta tradición que, al menos yo, agradezco infinitamente.
Empiezan a sonar sintetizadores que entibian el ambiente con “Toxic”, una pieza llena de sentimientos dolorosos y reveladores. La voz de Kehlani seduce y al mismo tiempo somete a quien escucha: una canción que bien podría funcionar como tema durante un lap dance o como aquella que enviarías a tu ex pareja agradeciéndole por toda la mierda que te hizo más fuerte. Los vocales del fondo pertenecen a Ty Dolla $ign. El siguiente tema es “Can I”, en donde aparece junto con Tory Lanez, siendo uno de mis tracks favoritos del trabajo. Las voces de ambos se persiguen en cada uno de los versos y la manera en la que se conjugan para llevar la sensualidad del tema a un punto tan excitante es simplemente impecable.
“Everybody Business” es uno de los temas centrales de todo el álbum, pues en él se representan los motivos que rodean todo el material: rumores, infidelidad, relaciones personales que se vuelven del dominio público; todo esto con una composición musical tranquila dominada por una guitarra que acompasa lo terso de las palabras de la artista. “Grieving” a su vez es una de las piezas más peculiares, no solo por la colaboración con James Blake, sino por la sensación de flotar en un espacio oscuro en el que, sólo por momentos, se puede ver una luz que da esperanza. Se convierte en una zona estéril, pero que cobija y, al tiempo que nos mantiene a salvo, nos empuja a salir.
Una de las sorpresas más grata es “Bad News”, que se mantiene en una atmósfera melancólica e introspectiva. Con la ayuda de Col3trane en el fondo, la nostalgia de la instrumentalización ayuda a sumergirnos más dentro del álbum.
En general el disco mantiene una línea lírica muy marcada, pero cada uno de los 15 temas tiene una particularidad única que hace que escucharlo sea un placer casi masoquista. Lo menos interesante de todo, por raro que parezca, son las colaboraciones, pues aunque los nombres son grandes, pudieron nunca ser y lo grandioso del álbum seguiría ahí… aunque claro que suman y son un regalo que se agradece.
Así, It Was Good Until It Wasn’t, puede ser un álbum sencillo y que no sorprende viniendo de quien viene, pero es un trabajo que conjunta lo mejor de la californiana y que, aún así, marca un nuevo punto de partida para el sonido y la carrera de Kehlani.