Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
8
Wonderwheel Recordings / 2021
El equinoccio de primavera está por llegar y el azote del calor que trajo consigo nos transporta a los paradisiacos ecosistemas tropicales. Mismo efecto que ha surtido tras el arribo de Útera, el segundo álbum de la cantautora y productora argentina, Kaleema, material que editó el 12 de marzo mediante Wonderwheel Recordings.
Quien proyectó la cosmovisión de saberse y sentirse hija de la madre naturaleza, en harás, de compartir su inquietud por hacer un llamado a dejar de consumirla, destruirla y saquearla.
Conmoción que decidió transformar en un viaje musical empapado de atmósferas cálidas (casi selváticas) y texturas orgánicas y electrónicas compuestas, producidas y escritas desde su home studio en Buenos Aires, Argentina.
Y que hoy, hemos podido abordar en está reseña, a partir de la atención y escucha del mensaje que se nos presentó en Útera y su ensamble de piezas abstractas. Como es el caso de “Círculo de Arena” un ejercicio de indagación musical que dista pero hermana a los sonidos habituales que Kaleema solía presentar en su anterior referencia discográfica, Nómada (2017).
Y que en está nueva entrega, la productora argenta refiere que un círculo de arena figura como su hábitat personal interior al que recurre para sincerarse consigo misma, sin temor a ser juzgada y así sanar sus heridas personales.
Una experiencia de autoexploración que se mimetizó con las texturas auditivas que protagonizó la electrónica ambiental de Útera y sus frecuencias sintéticas —como orgánicas— que te mantendrán sujeta al hilo conductor de esta expedición sensitiva.
Viaje que se mantiene extendido en “Ololiuqui”, pieza que fue bautiza en alusión a la planta alucinógena ‘ololiuhqui’ usada en rituales curativos prehispánicos de la región mesoamericana de América Latina. Donde Kaleema recuperó parte de está abstracción nacida de las bondades de la naturaleza para trasladarlo a su imaginario personal.
Además, el orden del álbum permitió hacer brillar con lucidez a las piezas instrumentales como "Ambrosía", "Rama Negra" o "Purpura" que cobraron vida mediante el uso de sintetizadores analógicos, alientos andinos, prodigiosas cuerdas e instrumentos idiófonos para establecer nexos de conexión sónica entre las piezas que si cuentan con vocales y las que no.
Así culminamos con la homónima “Útera” la última pieza que redondea la experiencia sónica de feminidad y misticismo en franca conexión con las energías que la matriarca tierra esparce hacia las diversas formas de vida que la habitan.
Así que, sí eres parte de la audiencia que consume música para alcanzar la plenitud personal y además te preocupa estimular tus estados mentales y reflexivos, seguramente encontraras tiempo para darle mente y cabida a esta producción discográfica.