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Timesig / 2020
John Frusciante es un músico nómada muy peculiar. Siempre ha hecho lo que le ha dado la gana, cuando le ha dado la gana y se ha salido con la suya. No parece el tipo de persona que se interesa por lo que los demás piensen o que quiera complacer a otros. Por eso siempre ha experimentado con diversos géneros, en especial la electrónica. En esta ocasión, se enfoca en géneros que invitan a bailar y se alejan de lo acid y lo experimental. Maya, título de su nuevo álbum, es un viaje por el jungle, drum and bass y el breakbeat de los 90, el cual es su mejor trabajo en el mundo de la electrónica.
Para empezar, es el segundo álbum que lanza este 2020 (el primero bajo el nombre de Trickfinger), en el cual comenta en su Bandcamp que se auto impuso limitaciones para dificultar su creación, las cuales dejó de lado para facilitar las cosas al final. El resultado: un álbum divertido de escuchar, un homenaje a la electrónica de los 90, en especial a la escena del Reino Unido, que va creciendo conforme lo escuchas, sin embargo, genérico por partes. Lo notas porque quiere abarcar mucho campo, pero con eso pierde perspectiva al crear piezas sin mucha identidad. Terminan por sentirse como copias al carbón de otros músicos. ¿Esto es malo? No necesariamente, porque disfrutas lo que escuchas, no obstante, esperas que deje su marca en todo, no solo por partes. Y él mismo lo dice, sigue aprendiendo. Tal vez después ya aporte más a estos géneros.
Con respecto a las canciones, cada track se nutre de breakbeats, bajos, loops de percusiones, sampleos, sintetizadores, moduladores. Todo cambia de dirección en cualquier momento. Los ritmos frenéticos de la batería sacuden tu cabeza e inmediatamente te cambia el ritmo, bajan las revoluciones para introducir una voz, una melodía, un ritmo funk, uno de dub o reggae o, al contrario, las aumenta. Empieza con "Brand E", tal vez la canción más directa y bailable: un track melódico con una buena base de Drum and Bass. Después, en "Usbrup Pensul", "Flying" y "Blind Aim", te lleva a un sube y baja, con tempestivos ritmos y caóticos beats para pasar, por momentos, para recuperar el aliento, a pasajes calmados; con "Pleasure Explanation" y "Reach Out" ya quita un poco el pie del acelerador, aunque no mucho, aquí se nota más la influencia jungle. En la recta final con "Amethblowl", "Zillion" y "Anja Motherless", cae un poco la diversión, son más experimentales, sin ninguna novedad, muy genéricos, lo cual es lo negativo de este trabajo.
Finalmente, te puedes dar cuenta de que algunos pasajes de la discografía de John Frusciante son muy de nicho (en concreto, todo lo que ha producido en la década pasada), sin embargo, Maya es uno de sus trabajos en la electrónica más sobresalientes y divertidos de escuchar. Si siguen su carrera con la guitarra, nada que ver con su banda de California, pero si son entusiastas de la electrónica, les gustará.