Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
9
Warner Bros. Records. / 2019
Hablar desde el corazón muchas veces puede resultar complicado y doloroso, pero Jenny Lewis en su cuarto disco de estudio On The Line, logra transmitir en cada letra sus sentimientos de forma poética. Separándose de la melosidad de The Voyager (2014), este nuevo álbum muestra su lado más íntimo como cantautora que se deja llevar por la marea profunda de sus emociones, se aleja de la simplicidad de los coros pegajosos y se ancla en la composición lírica.
Siempre calculadora, Lewis decidió abrir su nuevo material con “Heads Gonna Roll” un tema que enciende los sentimientos, le habla a las cicatrices y a la sanación, con pianos rebosantes y arreglos de guitarra que resuenan emoción. Es también el punto de partida para el sin fin de referencias que inundan esta producción. Los estímulos de Jenny siempre han sido artísticos, así que de manera sutil e inteligente colocó referencias sonoras, literarias y cinematográficas donde podemos encontrarnos con Meryl Streep, Rambo y Don Quijote, agregando un brillo especial a cada tema.
Jenny Lewis sostiene un diálogo cargado de experiencia, con la finalidad de revelar que no hay secreto para las relaciones perfectas, nos habla de lo complicado que puede ser el amor, de los besos no dados y nosotros como escucha solo podemos asentir y sentir que nos dan un poderoso consejo para seguir adelante.
Más allá de ser un disco hecho para llegar a los primero lugares de las listas de éxitos, está producido para ser sentido, llegar a los rincones más profundos de nuestro ser, llevarnos por paisajes ensoñadores que ayudan a abrir la mente y como se escucha en “Hollywood Lawn” seguir soñando a través de la noche.
Pasando la mitad del álbum podemos darnos cuenta que hay puntos elevados que son clave y llenan de vitalidad al cuerpo, con guitarras pop y percusiones rítmicas que invitan al baile, pero encuentran un equilibrio que baja la intensidad sin romper la búsqueda emocional de Lewis, como “Taffy”, una canción que arrulla y abraza, con un acorde de piano que fácilmente podría convertirse en una canción de cuna.
Por sus acordes bailables “Rabbit Hole” fácilmente podría sonorizar una escena escolar de verano adolescente, con algún revuelo como el que existía entre The Beatles y The Rolling Stones porque sí, hay mucha magia en estas letras.
Al poner play en On The Line, se tiene que estar consciente de que se va a entregar por completo a su escucha, dejando por momentos hasta el alma en una línea. Por lo que los largos acordes de guitarra que sobresalen en esta producción, como los silencios y arreglos delicadamente colocados, detonan los recuerdos y nuestros más profundos deseos, porque al final como seres humanos somos frágiles, lloramos, reímos y llevamos esperanza en el corazón. Jenny invita a través de este disco a ser fuertes, a reconocer nuestros errores y reírnos de ellos, siempre teniendo la vista al frente.