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Dead Oceans / 2017
Michelle Zauner, mejor conocida por su proyecto, Japanese Breakfast, se posicionó como una de las artistas más interesantes del año pasado gracias a Psychopomp, su álbum debut como solista. Ahora, la de Oregon busca demostrar que no es mujer de un solo éxito y que debe ser considerada como una de las nuevas estrellas del pop experimental.
La cantante busca atraparnos desde el principio con “Diving Woman”, un tema dentro del estilo del post punk por su tono decadente, creado por un ritmo cadencioso y una línea muy sólida por parte de la melodía. Esto hace mucho contraste con la voz de la intérprete, así como algunos elementos de space pop que aparecen de manera repentina. La calidad melódica sigue con “Road Head”, aunque hay un cambio notable. Sobre todo porque la artista nos enseña sus capacidades vocales, tomando protagonismo y quedando solo acompañada por un sonido que no destaca pero que se mantiene constante. Esta discontinuidad no es ideal pero no afecta de gran manera la composición del disco.
Con “Machinist” vuelve ese toque decadentista, pero a través de un tema que se adentra más en el electro pop por la artificialidad de los instrumentos. Incluso buena parte de la canción cuenta con una voz distorsionada de la cantante. Cabe mencionar la aparición de un sax que, a pesar de que no se usan desde el 2011, es todo un acierto pues finaliza las cosas de forma inmejorable.
Le sigue “Planetary Ambience”, este no tiene letra ni nada que se pueda destacar, en parte por su corta duración de poco más de un minuto. Pero a pesar de sus limitaciones anuncia estabilidad en el material discográfico. Lo que llega con el tema principal “Soft Sounds from Another Planet”, por su ritmo aletargado y carácter teatral, que le dan una carga emocional muy interesante.
Pronto podemos escuchar “Boyish”, uno de los sencillos promocionales. Aquí se mantiene la condición acompasada de las percusiones, sin embargo se retoma el factor acústico que pudimos escuchar al principio, dejando en claro que lo simple le sienta bien a esta vocalista.
Pasamos a “12 Steps”, una canción que sobresale por el increíble trabajo de la guitarra, algo que no veía desde el (What’s The Story?) Morning Glory de Oasis, pues es enérgico de principio a fin, con una tonada difícil de olvidar y un solo penetrante. A pesar de eso, Zauner cambia de forma inesperada por los sintetizadores con “Jimmy Fallon Big!”, que se muestra sin vida e incluso estridente en algunos momentos”.
Afortunadamente volvemos a ver el talento de la cantante con “The Body Is A Blade”, ya que se regresa a la nebulosa pero consistente combinación formada por la voz de la estadounidense y los elementos que escuchamos al inicio del disco.
El tono obscuro se repite en “Till Death”, aunque este evoca más a la melancolía y tiene la calidad instrumental y lirica más notable de todo el disco, haciendo de la canción la joya indiscutible de Soft Sounds from Another Planet.
Todo finaliza con “This House” y “Here Comes the Tubular Bells”. La primera nos presenta un lado desconocido de la artista, ya que se adentra a una especie de lo-fi, solo acompañada por una guitarra acústica y una letra de despecho. Mientras que la otra con un tema ambient, que despide de una manera lánguida y confusa.
En general el disco carece de un sentido, pues se abordan géneros muy distantes y sin previo aviso. No todas las canciones son buenas, sobre todo los que carece de letra. Pero es la calidad de temas específicos los que elevan este álbum a lo más alto, cumpliendo el cometido de Japanese Breakfast.