173558
J. Zunz — Hibiscus

7

J. Zunz
Hibiscus

Rocket Recordings / 2020

Artista(s)

J. Zunz

21/Sep/2020

Hibiscus: florecer desde el dolor.

Si buscáramos la definición etimológica de “hibiscus”, nos encontraríamos con la de un pequeño arbusto -o flor-, procedente de tierras lejanas como la India. Pequeñas manifestaciones de la naturaleza, diagramadas en la flora de una policromía avasallante. Adornos de un jardín de medio oriente, que invitan a los colibríes a beber de su sangre dorada. Sin embargo, la artista mexicana Lorena Quintanilla se apropia de la palabra para darle un significado nuevo: salida, penumbra y ansiedad.

Hibiscus, el nuevo LP de su proyecto solista J. Zunz, recoge los mejores (o peores) episodios de cientos de noches funestas de insomnia y desahogo, para plasmarlos en una sonoridad electrónica densa, oscura y que, en un principio, causa repeluz. Carecen las palabras, pero no son necesarias. La música resulta el canal justo por el cual la energía de esa tristeza nos llega de igual o mejor manera que en versos desalmados.

En retrospectiva, si su debut como solista fue “Silencioso”, el nuevo trabajo resulta más ruidoso, personal y, también, claro está, aún más experimental. Es el ejemplo contundente de lo que se denomina entregarse a la necesidad creativa. En esos espacios, no hay lugar para la inhibición. Lorena lo hace con total naturalidad y con una calidad más que aceptable.

Entre los ruidos confusos y el fermento de beats electrónicos también hay espacio para la denuncia y el descontento. “America Is A Continent”, una canción cuyo título sugiere mucho más de lo que en palabras y en musicalidad dice. Una realidad que parece pasar desapercibida, y más en tiempos violentos y de falsos nacionalismos. Otros tracks que destacan en el álbum son la neurótica “Four Women and Darkness”, y el corte final del LP “Ouve-me”.

No es nada fácil desprenderse de los fantasmas interiores. Exteriorizarlos y darlos a conocer. Pero hay situaciones en las que es mejor liberarlos que cargar con un peso que no es propio. Lorena Quintanilla o J. Zunz demostró –y demuestra– que no siempre los colores bellos son los más brillantes y llamativos, también hay mucha belleza en la oscuridad.

En esta producción plasma a su particular manera, que es posible florecer desde el dolor.