Iron Maiden – The Book of Souls
Iron Maiden – The Book of Souls

Sólo las almas y la música son inmortales. Claro ejemplo... Iron Maiden.

"¿Algún día quieres ser tan grande como Madonna?
No, quiero ser tan grande como Iron Maiden". - Lady Gaga

“If eternity should fail” que queden discursos como éste para denotar la existencia de leyendas musicales como Iron Maiden, las palabras en la voz que tanto los enalteció, el ritmo de las guitarras y el inconfundible bajo como el galope de los cuatro jinetes del apocalipsis, la batería que dirige esta épica orquesta.

“Speed of Light” porque aún pasando de los 60 años se puede tocar rápido; “The Great Unknown” y su lenta cadencia porque la edad pronto cobrará factura, tristemente Lemmy de Motörhead ya no puede tocar más de 3 canciones en vivo, Bruce Dickinson venció al cáncer y seguirá hasta donde el cuerpo aguante y el tiempo lo permita, relatando odiseas al compás de la música inconfundible que ha encontrado su cauce eterno entre 16 discos y cientos de conciertos.

“The Red and the Black” y el áspero tono del bajo de Steve Harris, el tridente del diablo, de nuevo la trepidante caballería a su mando y un coro que seguramente hará retumbar los estadios en su próximo tour. A seis años de la aparente "frontera final" volvemos a escuchar temas que nos recuerdan a los hijos de la luna: “When the River Runs Deep” para entender la influencia de esta banda en la mayoría de aquellos que enarbolan la bandera del metal.

“The Book of Souls” bien podría musicalizar la travesía de un guerrero sacrificado en los brazos de piedra de Chac-Mool hacia el Xibalbá, figuraciones mayas entre los solos de guitarra y esas evoluciones musicales incomparables: de los lentos arpegios al grito de batalla, de las atmosferas evocadoras a las frases inspiracionales, los cambios de ritmo, y es apenas la primera parte de este material dividido en dos fases de 45 minutos el cual no obedece a un estilo conceptual como se rumoraba.

“Death or Glory”, do or die, crea o solo destruye, “Shadows of the Valley” como recuerdo por los años dorados y para seguir navegando en mares de locura, el poder de evocar sus diferentes épocas y creaciones, "Tears of a Clown" y su grandiosa armonía vocal, “The Man of Sorrows” y las emociones primarias siempre referidas: el miedo, la soledad, lo desconocido e intangible, el gran valor lírico de cada pieza relatando historias como “Empire of the clouds”, piano y orquesta, 18 minutos en un solo track para la doncella de hierro no son suficientes, mucho menos un límite de caracteres para describir otra gran creación de esta banda que debe su grandeza a su obra completa más que a un solo disco, el cual esperamos que no sea el último, y si así fuera, sería una gran despedida.