144991
In Flames — I, The Mask

6

In Flames
I, The Mask

Nuclear Blast / 2019

Artista(s)

In Flames

I, The Mask: Una visión actual que plantea una incógnita al futuro.

In Flames es una de esas bandas que, por así decirlo, en el nombre lleva la penitencia. Es un tanto complicado abordar cualquiera de sus trabajos sin la nostalgia que representa el estar frente a uno de los grandes pilares del death metal melódico.

Siendo sinceros, el panorama para la banda no ha sido bueno en los últimos 10 años. Primero, la salida de Jesper Strömblad y después, un tropiezo que se traduce en dos álbumes de estudio (Siren Charms Battles). Este 2019 llega I, The Mask, un disco que si bien es un merecido momento de estabilidad, se aleja por mucho de ser un paso hacia adelante.

Escuchar el reciente material es un ejercicio que requiere tener en cuenta que la banda ha tomado un camino distinto, un sonido más inclinado al metal alternativo que al death metal melódico.

“Voices” es la encargada de abrir el álbum, un acertado inicio, un juego de guitarra y batería que nos remonta en ciertos momentos a Come Clarity, dinamismo que continua con el sencillo “I, The Mask” y posteriormente “Call My Name”. En estas primeras canciones podemos notar que el estilo característico de In Flames está presente pero ahora con sutiles "guiños" al metalcore y post hardcore actual.

El sencillo “I Am Above” es una de las piezas claves del álbum. Un coro pegajoso sobre una base rítmica versátil que resalta las cualidades vocales de Anders Fridén, lo cual se agradece en estos momentos de su carrera.

Llega la primera balada, “Follow Me”, simple pero oportuna después de una buena sesión de riffs. A una segunda escucha, este es el momento del disco en el que sientes que ya escuchaste todo, se va apagando la magia, las demás canciones siguen fluyendo bajo la misma fórmula de las anteriores, pero con una sensación especial de apatía en la ejecución.

Ocho canciones quedan por escuchar, de las que apenas destacan “Burn” “Deep Inside”, con un riff “árabe” que nos recuerda al trabajo de bandas como Kamelot Xandria en el terreno del metal sinfónico (Evidentemente mejor realizado, por aquello de la instrumentación).

“Stay With Me” es una balada simple e innecesaria que anticipa el final del disco.

Ciertamente, I, The Mask, contiene elementos que llaman la atención y tal vez sean estos detalles los que salvan a todo el disco de ser un fracaso más. Los coros son buenos, en ocasiones sobreexplotados, pero aun así representan un intento bien logrado de la banda por demostrar su vigencia en la industria musical. Podría decirse que In Flames pensó este material para que fuera un gran momento en vivo, aun así nos queda la esperanza de revivir algunos de sus grandes éxitos con su probable visita a México durante este año.

145131
The Brian Jonestown Massacre — The Brian Jonestown Massacre

7

The Brian Jonestown Massacre
The Brian Jonestown Massacre

'a' Records / 2019

Artista(s)

The Brian Jonestown Massacre

Eficiente y agradable, así es el último álbum de esta banda de culto norteamericana.

Después de casi 30 años de carrera, Anton Newcombe regresa a The Brian Jonestown Massacre con su décimo octavo LP, donde –en acorde con la tradición de un álbum homónimo– refrenda el sonido típico del grupo, para recordarle a los fans su razón de existir y presentarse ante nuevos escuchas. Es un rock anclado en el sonido de los 60, y sí: orgánico, pero predecible. Grabado en Berlín, donde reside Newcombe desde hace años, este disco no pretende descubrir el hilo negro del rock, lo cual puede ser un punto positivo para sus fans, pero un disuasorio para otros.

“Drained” es el número abridor, y deja plasmado el tono que va a cubrir el resto del álbum, será uno con mucho rasgueo de guitarras acústicas, bajos que entran a acompañar en sincronía, batería de sonido natural, teclado escondido en la mezcla y una voz (la de Newcombe) con bastante eco, un toque medio shoegaze. “Tombes Oubliées” es una agradable sorpresa entre todas estas canciones, con la voz invitada de Rike Bienert, es un onírico art rock y es la versión francesa de “Forgotten Graves” del año pasado.

En “My Mind is Filled With Stuff”, un instrumental de 3 minutos y medio, pequeños solos distorsionados caen como gotas del techo, deformes y resbalosos, mientras que un pandero taciturno suena en el fondo de la mezcla. La batería redobla, un teclado sesentero acompaña, y no se escucha una sola palabra. Es un tipo de música que hemos escuchado muchas veces, pero en el momento adecuado, como un Domingo de tarde ociosa, puede resultar agradable a los oídos.

“Cannot Be Saved” es un jadeante pequeño número rockero, un poco más emocionante, pero a final de cuentas, una variante más del género. “A Word” es la epítome del rock genérico en este álbum, un repetitivo número que parece que llega desde el britpop de 1996. ¿Cuantas canciones de más de 5 minutos en tedioso 4/4 puede uno soportar? Newcombe nos quita bastante tiempo para contarnos. “My love goes up, my love goes down, it goes away, it comes around”. Ugh, entiendo el atractivo que tiene un minimalismo tipo The Velvet Undergound y las letras de Lou Reed, pero 1968 fue hace 50 años.

Newcombe saca su versión más mordaz de Bob Dylan en “Too Sad to Tell You”, una balada imponente sobre una persona desgraciada. “No viste que tenías todo”, canta Newcombe. Recuerda a algunos de los trabajos más ofensivos de Dylan, como “Ballad of a Thin Man”, que curiosamente se dice fue inspirada en el fundador de The Rolling Stones, Brian Jones.

Sea de tu agrado o no, hay que reconocerle a Newcombe el ser conciso en nueve canciones (38 minutos), The Brian Jonestown Massacre no está expandiendo el mundo de la música contemporánea con este sonido, pero es agradable para un estado de ánimo contemplativo, y no abusa en darnos demasiado de algo que no es nada nuevo. Eficiente y agradable, así es el último álbum de esta banda de culto norteamericana.

  1. Favoritos

    Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.

In Flames — I, The Mask