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Nuclear Blast / 2019
In Flames es una de esas bandas que, por así decirlo, en el nombre lleva la penitencia. Es un tanto complicado abordar cualquiera de sus trabajos sin la nostalgia que representa el estar frente a uno de los grandes pilares del death metal melódico.
Siendo sinceros, el panorama para la banda no ha sido bueno en los últimos 10 años. Primero, la salida de Jesper Strömblad y después, un tropiezo que se traduce en dos álbumes de estudio (Siren Charms y Battles). Este 2019 llega I, The Mask, un disco que si bien es un merecido momento de estabilidad, se aleja por mucho de ser un paso hacia adelante.
Escuchar el reciente material es un ejercicio que requiere tener en cuenta que la banda ha tomado un camino distinto, un sonido más inclinado al metal alternativo que al death metal melódico.
“Voices” es la encargada de abrir el álbum, un acertado inicio, un juego de guitarra y batería que nos remonta en ciertos momentos a Come Clarity, dinamismo que continua con el sencillo “I, The Mask” y posteriormente “Call My Name”. En estas primeras canciones podemos notar que el estilo característico de In Flames está presente pero ahora con sutiles "guiños" al metalcore y post hardcore actual.
El sencillo “I Am Above” es una de las piezas claves del álbum. Un coro pegajoso sobre una base rítmica versátil que resalta las cualidades vocales de Anders Fridén, lo cual se agradece en estos momentos de su carrera.
Llega la primera balada, “Follow Me”, simple pero oportuna después de una buena sesión de riffs. A una segunda escucha, este es el momento del disco en el que sientes que ya escuchaste todo, se va apagando la magia, las demás canciones siguen fluyendo bajo la misma fórmula de las anteriores, pero con una sensación especial de apatía en la ejecución.
Ocho canciones quedan por escuchar, de las que apenas destacan “Burn” y “Deep Inside”, con un riff “árabe” que nos recuerda al trabajo de bandas como Kamelot o Xandria en el terreno del metal sinfónico (Evidentemente mejor realizado, por aquello de la instrumentación).
“Stay With Me” es una balada simple e innecesaria que anticipa el final del disco.
Ciertamente, I, The Mask, contiene elementos que llaman la atención y tal vez sean estos detalles los que salvan a todo el disco de ser un fracaso más. Los coros son buenos, en ocasiones sobreexplotados, pero aun así representan un intento bien logrado de la banda por demostrar su vigencia en la industria musical. Podría decirse que In Flames pensó este material para que fuera un gran momento en vivo, aun así nos queda la esperanza de revivir algunos de sus grandes éxitos con su probable visita a México durante este año.