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Loma Vista / Caroline / 2019
27/Sep/2019
Tendríamos que haber vivido en una cueva durante los últimos 10 años para no darnos cuenta que la cultura pop contemporánea se está quedando sin sus leyendas del S. XX. Entre aquellas que se adelantaron en el camino y las otras que se han aletargado, apenas usaríamos los dedos para contar a las que nos quedan; sin embargo, Iggy Pop sigue aquí… Libre… Listo para enterrar a todos.
Fue en 2016 cuando, de la mano de Josh Homme, Matt Helders y Dean Fertita, Iggy Pop tomó la decisión de rejuvenecer el sonido crudo de su época con The Stooges a través de Post Pop Depression. En aquél momento, el mismo Iggy declaró que aquél podía ser el último disco en su carrera y el resultado nos hizo pensar que era una manera inmejorable de despedirse.
Pero –como si no lo conociéramos- le resultó imposible mantenerse quieto. Ahora, cuando el 2019 entra a su ocaso, el también llamado James Newell Osterberg Jr. pospone el retiro y aparece con una de las producciones más exquisitas y ambiciosas de su discografía: Free. Así como en Post Pop Depression acertó al colaborar con referentes del stoner rock actual, en esta ocasión optó por acercarse a músicos que, sin tantos reflectores, también lograron cimentar el proyecto al que Iggy aspiraba.
En Free, con las guitarras y producción de Noveller sumada a la trompeta del virtuoso Leron Thomas, Iggy Pop consigue un trabajo con texturas mejor definidas y recursos sonoros que lo llevan a un destino lúgubre, poderoso. Iggy no olvida, justo por eso se sienten tan presentes las influencias de la Trilogía de Berlín y Blackstar del mismo David Bowie.
A pesar de que no es el primer contacto de Iggy Pop con el jazz (Après y Préliminaires), Free es su apuesta definitiva por este género. Piezas como la canción homónima que abre el álbum, "Dirty Sánchez" o "Page" son claras muestras de lo anterior. Y no conforme con eso, en tracks como "We Are The People" hace gala del spoken-word para potenciar la intención dramática de la canción. Incluso somos testigos de otras direcciones inverósimiles en la música de Pop: los metales mariachi que aparecen en "James Bond", por ejemplo.
Cuando se termina el álbum, parece difícil de creer que en apenas 34 minutos se haya logrado una experiencia así de emocional y oscura. Para ese momento, Iggy Pop ha caminado sobre el agua sin debernos nada. Sea ésta o no la verdadera jubilación del oriundo de Michigan, Free es una evidencia contundente del talento que ha mostrado durante más de 50 años y se perfila para competir en la lista de los mejores trabajos del año.
8
Sub Pop / 2019
26/Sep/2019
Frankie Cosmos ha sembrado un árbol musical en medio del incendio. ¿Quién se atreve a hacer eso? ¿Alguien que no es consciente o que no le importa lo que sucede alrededor? ¿O alguien que, consciente e interesado por lo que pasa en el entorno, llega, propone y arriesga?
La artista neoyorkina de 25 años expresa su manera (a veces tibia) de ver el mundo con Close It Quietly, cuarto disco de Frankie Cosmos, uno de sus múltiples seudónimos para firmar sus propuestas musicales.
Un álbum de 21 canciones donde la más extensa, titulada “Wannago”, apenas dura tres minutos con dieciocho segundos. El número de temas y su duración individual tan corta no resulta gratuito, pues esto también forma parte de la estructura de una placa que podría considerarse bien millenial, sin que este adjetivo sea negativo ni positivo. Solo es y en él un pincelazo monumental que integra características comunes de una generación. Si duran poco, quizá es porque sabe lo complicado que resulta mantener durante mucho tiempo la atención del espectador, o quizá porque responde a un cauce natural. La creación no se despega nunca del contexto.
Una voz poética atraviesa cada canción y en todas se muestra en extremo frágil, inconforme pero apática, débil, egoísta y desinteresada por lo que ocurre a su alrededor. Esto último en contrapunto a algunos pasajes de sus discos anteriores.
En cuanto a lo musical, el espectro sonoro que nos ofrece es casi monótono y bello. La voz, tímida y dulce abarca cada ángulo y esquina de todas las canciones, siempre acompañada por guitarras, bajo, batería y a veces teclados muy indie pop con detalles rock. “I’m it” es una de las máximas expresiones de esta combinación, donde la mezcla es genial y como resultado da uno de los temas más fuertes.
Ya en la pista 15, titulada “Even Though I Knew” , la propuesta se vuelve mucho más dinámica, con guitarras y batería rápidas, nos permite disfrutar de un momento extraordinario con estos dos instrumentos. Un instante que otorga mucha vitalidad al álbum en su conjunto, y que por sí solo es valioso.
Y ya subidos en el tobogán sentimental de la autora, aparece “Marbles”, que tira para abajo. Aquí la voz se remarca el maquillaje melancólico que nunca abandonó y se acompaña con una guitarra triste que va a la perfección. “I'm a lover/I give light/I was never made to fight” declara.
“¿Me estás sonriendo o descubriendo tus dientes?” con ese verso divertido comienza “A Hit”, que nos sorprende y embelesa por el talento de Greta Kline, que con un largo solo de voz nos hace pensar en la intimidad del canto, la maravilla de las historias narradas. Y así nos conduce hacia el final con “This Swirling”, la última del disco: bailable, con una genialidad rítmica cuando repite los versos: “But honey, I will die trying/I will die crying/ I will cry dying/ I will try crying/I will cry trying”.
Así, Close It Quietly es un álbum que, sin exigirse mucho así mismo, logra ser redondo, contundente en su propuesta musical que va de la mano con las letras que describen a una generación muy reciente.
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