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Polydor Records / 2018
The Stone Roses es la banda que marcó la historia del Reino Unido para siempre. Con tan solo dos discos se convirtió en una de las agrupaciones más importantes de Manchester, lideró un movimiento en la región e influenció a muchos otros en las décadas siguientes.
Ahora ¿Qué hizo tan memorable a la banda, cuáles fueron los factores que hicieron destacar a The Stone Roses? Primero que nada, su sonido: esa simplicidad estructural de ritmo constante y atmósfera misteriosa, es tan conocida por los ingleses como la lluvia que cae.
También la letra, Ian Brown mostró un talento peculiar para expresarse: claramente arrogante, con un enorme interés por la condición humana y de pensamiento existencialista. Pero viendo todo bajo una mirada positiva, muy diferente a lo que sucedía en esa época.
Pero ¿por qué hablar tanto de The Stone Roses? Bueno, porque el nuevo disco de Ian Brown llega bajo una situación muy especial. Primero, en 2016 la banda publicó dos sencillos, "All For One" y "Beautiful Thing", sus primeros lanzamientos en más de dos décadas, y además prometió sacar un nuevo disco. Lamentablemente, en junio del 2017 dio un último concierto en Glasgow y anunció nuevamente su separación.
Sin embargo, Ian Brown hizo que resurgieran las esperanzas de los fans con su álbum en solitario, ya que parece retomar el clásico sonido de la agrupación. Muchos podrán criticar al músico y decir que este disco es aprovecharse del momento para buscar ganancias, pero considerando las circunstancias, no podemos ni deberíamos quejarnos.
Con todo eso en cuenta, tendremos que comparar, Ripples, el disco de Brown con el sonido característico de The Stone Roses. Vamos a decidir si este es un sustituto digno y convincente o un triste premio de consolación.
Empezamos con "First World Problems", primer sencillo promocional del disco y es claro por qué. Tiene todo el estilo de la banda, con una inquieta línea de bajo y soltura en las percusiones. Cumple con todos los elementos y nos lleva de regreso a los mejores años de la banda.
Le sigue "Black Roses" que se refugia en un espacio más obscuro y con riffs pesados, que se aproximan al shoegaze de bandas como Ride. A pesar de eso, Ian Brown se sigue apegando a la naturaleza de The Stone Roses.
"Breathe and Breath is Easy" presenta el primer cambio importante. Baja los brazos antes de lo esperado y se hace acompañar de una débil guitarra. La canción es reconfortante, pero también nos baja el ritmo y nos saca del camino.
De lo más peculiar que encontraremos en este disco son "The Dream And The Dreamer" y "From Chaos To Harmony". El primero, a pesar de su bajo de corte funk, encuentra su inspiración en el viejo rock & roll que a su vez imitaba algunas de las características del blues. Mientras que el segundo es una prom ballad que por sus vocales, podría entrar en el catalogo de Beach Boys. El Rey Mono se encuentra con El Rey Presley, y aunque es interesante, también lo distrae de su rumbo.
Retomamos con "It's Raining Diamonds". En este tema el músico describe a detalle un paisaje costero con pelicanos y palmeras, pero el sonido turbio y nebuloso nos hace pensar en un el mar picado y viento helado de las costas de Inglaterra. Aún así, la canción es difícil de querer, pues Brown mete tintes políticos cada que puede, arruinando la imagen que está creando.
"Ripples" tema que le da nombre al disco, es de lo mejor que encontramos. El bajo es espectacular y el ingrediente principal de este track, todo lo demás se va agregando a su alrededor. Por supuesto que tiene algo de The Stone Roses, pero esto se va más a la base pura del Madchester y juega bajo las reglas de Ian Brown.
Con "Blue Sky Day" y "Soul Satisfaction" son prometedoras, pero nos queda claro que a Brown le hace falta algo para ponerse a la altura. Tal vez sea la falta de John Squire en la guitarra o la soltura de Mani y Reni, pero más bien creo que Ian es el que complementa el sonido enérgico del grupo con su personalidad tan atormentada.
Por último tenemos a "Break Down The Walls", una canción que hace referencia al muro de Donald Trump. Lindo gesto por parte de Brown, pero ese corte de reggae y su voz imitando el acento jamaiquino hace que no lo apreciemos como se debe.
Ripples es un buen disco, pero que no cumple con las expectativas del público, así que en lugar de aprovecharse del momento, creo que este le jugó en contra. Ian Brown no puede dejar lo que es en verdad ni tampoco puede copiar la esencia de sus compañeros, pero sí tiene la capacidad para entregar algo mejor que esto, solo hace falta que se suelte. A pesar de todo, el álbum nos deja en claro que de la cabeza del Rey Mono pueden surgir cosas prometedoras.