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Domino / 2019
Estaba buscando un lugar en donde estacionarme, llevaba dos vueltas a las cuadra sin mucho éxito. Encontrar estacionamiento puede ser tan satisfactorio como tener el cambio exacto para pagar algo. Los niños iban inquietos, no querían llegar tarde a clase. Cuando uno estudia en la primaria quiere llegar a tiempo por gusto, recuerdo que yo me ponía triste cuando no tenía clases. A medida que llegamos a la adolescencia estamos “obligados” a ser puntuales, queremos estar temprano por obligación. Finalmente encontré un sitio, los acompañé a la entrada de la escuela, les dije que se divirtieran mucho y les di un beso en la frente. Me subí al auto, puse el nuevo álbum de Hot Chip y me sentí un poco confundido.
Un poco. Así como el protagonista de las canciones de su nuevo lanzamiento, A Bath Full Of Ecstasy, quien se enfrenta a una confusión existencial al tratar de buscar respuestas al día a día. ¿Es esto todo? ¿Llevar a los niños a la escuela? ¿Buscar estacionamiento? ¿Revisar sus tareas? ¿En qué momento se volvió rutina? Hot Chip intenta darle rumbo a su canción electrónica en el séptimo álbum en 19 años que llevan de carrera, salir de la zona de comodidad, alejarse de su tradición en la composición reclutando a dos productores para empujar su sonido; Rodaidh McDonald, conocido por colaborar con The xx y Sampha; y el recién fallecido Philippe Zdar, la mitad de Cassius. Pareciera que quiere “desatarse”. No sé si reinventarse, pero por lo menos ir más allá de lo habitual. Sin embargo, en el aspecto de la forma, del estilismo sonoro, no lo consigue.
Lo curioso del protagonista de las canciones es que habla desde una posición de reflexión, de alguien que se ha dado cuenta, quizá un poco tarde, de que las respuestas ahí están y siempre han estado ahí, pero no las quiso ver. Tal vez yo no estaba buscando bien el estacionamiento. Tal vez no tomé las decisiones correctas. En algunos temas el narrador le habla al escucha como en “Echo” dándole consejos. “Deja el pasado atrás, solo es eco, nada de qué arrepentirse (...) A quién engañas, te diste cuenta que estabas cayendo, A quién engañas, necesitas de tu amor (...) El mundo es para los enamorados”. En otros se descubre hambriento, extraviado y en búsqueda de un amor que lo reconozca por su esfuerzo como en “Hungry Child”. “Soñar nunca se sintió tan mal, amar nunca se había sentido tan mal, querer lo que no puedes tener, viviendo con una tristeza, no puedes soportar para siempre, toda mi vida es momentánea, cuando canto es por ti, todo lo que hago es por ti, toda la noche trabajo para ti hasta que el sol va apareciendo”.
Hot Chip viró su sonido y su composición, y se perdió; no así con sus letras que sin duda son lo mejor de este álbum. Este protagonista es recurrente en las piezas del grupo, aparece también en temas anteriores como “Alley Cats”, “Brothers”, “Cry For You”, “Love Is The Future”, “Let Me Be Him”, “And I Was A Boy From School”, entre otros tantos. Pero su aparición en A Bath Full Of Ecstasy podría pasar inadvertida y es por lo que lo rodea, la música. El séptimo álbum de los londinenses Joe Goddard, Alexis Taylor, Al Doyle, Owen Clarke y Felix Martin, está un poco lejos de sus piezas atinadas y muy lejos de su aclamado The Warning. Si antes premiaba el desborde electrónico y más adelante el pop digital en melodías frescas y un poco melancólicas, ahora están extraviados en la dirección de su sonido y en el sentido de la composición. No hay extravagancia, sino un intento por hacer que las canciones se prolonguen lentamente.
Eso pensaba cuando llegué a casa. Me senté en un sillón cuya vista da a la calle y escuché de nuevo el álbum. Un álbum plano en general.
De las nueve canciones podríamos extraer cuatro temas interesantes que salen de la media, con algún momento deslumbrante, ya sea el gospel de “Melody of Love”; el techno-seductor de “Spell”, cuyo quiebre es una pausa con fines desbordantes de expansión electrónica; el coro de “Echo”, un atrabancado tema de un dance alternativo, que se escapa de sí mismo hasta llegar a un tono nostálgico; o en el momento en que “Hungry Child” se convierte en una melódica reflexión. “Why Does My Mind”, del otro lado, es este nuevo sonido, completamente influido por los productores, que se queda a medio camino, entre un “synth” y “house”, sin ser salvaje en la aventura. A Hot Chip no se le acaban la energía, sino que da la impresión de haber producido una placa que no alcanza a romper con el pasado, no consigue ejecutar el proyecto o guiarlo a esa nueva dirección, y tampoco funciona en lo individual. “Spell”, asegura la banda, proviene de una canción que originalmente pensaron para Katy Perry. El álbum suena a eso, a una idea que no se logró completar, que viene de algo que no es ellos, por lo menos en lo plasmado.
Veo la hora y es tiempo de ir por los niños a la escuela. De nueva cuenta a buscar estacionamiento. De nueva cuenta los semáforos. De nueva cuenta el tráfico. Esta vez viajaré escuchando The Warning, porque quiero pensar sobre las malas decisiones y encontrar en el sonido las posibles respuestas. Solo espero encontrarlas antes de que sea demasiado tarde y no me suceda como al protagonista de las canciones de A Bath Full Of Ecstasy.
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Ineffable / 2019
15/Jul/2019
Escuchar música es una actividad imprescindible para la gran mayoría de la gente de nuestros tiempos, pero ha mutado de ser una actividad en sí misma a ser un proceso complementario a las tareas del día a día. Es fácil buscar música que nos ayude a concentrarnos mientras la escuchamos de fondo sin apenas prestarle atención. Triste, ¿cierto? Afortunadamente, las generalizaciones suelen estar erradas y hay excepciones sustanciales que proponen que el paradigma es otro: la música sigue siendo importante.
Pensaba en todo esto al tiempo que escuchaba por quinta vez el A Shot Of Universe (EP) de Naked Geometry. El corta duración obra del productor y músico mexicano es una oda a los tiempos modernos y un respiro entre la corriente de sonidos masificados. Suena a cliché, pero no deja de ser cierto. Cada uno de los track en este EP está construido de una manera tal que los sonidos son tan sutiles y naturales que podrían, fácilmente, pasar desapercibidos; pero la forma en la que están puestos uno sobre otro, la armonía que despiertan al sonar en conjunto, eso, hacen que no sea sencillo obviar lo que estás escuchando.
La primera escucha fue interesante: cuando empezaba a sonar “Before My Eyes” la sensación de estar bajo los influjos de un somnífero eran tan fuertes que incluso mi cabeza comenzaba a alucinar pequeñas imágenes de vigilia. Para cuando terminaba “Wordless”, parecía que apenas amanecía y quería comenzar el día con tanta energía como si hubiese dormido los últimos dos años. Lo sé, tal vez exagero… pero tampoco estoy mintiendo. Cada sonido, cada textura, cada beat en el EP provocaban que quisiera seguir escuchando y experimentando cada una de las sensaciones que, estoy casi seguro de que está construido intencionalmente así, el disco me invitaba a experimentar.
Los dos tracks que unen el principio y el final son “Visions” y “Gon Miss Ya”. El primero es un tema bastante tranquilo, pero que no deja de tener su propia complejidad. Sonidos frescos y una atmósfera más R&B que el resto de tracks, se sienten idóneas para una tarde fría. Vocales de fondo, un sintetizador armonizando en todo momento y hi’hats acompasando los más de tres minutos que dura el track me dejaron en un estado de introspección muy fuerte. Con “Gon Miss Ya” la historia es totalmente diferente. Un hint a jazz y la sensación de estar escuchando un tema de lo-fi al uso se complementan con los sonidos cálidos del sintetizador que son utilizados por momentos y los metales que se escuchan a mitad del track, simplemente magnífico.
El EP como pieza completa es un viaje lleno de nostalgia e introspección, un caminar entre distintas atmósferas sonoras y sentimentales que evocan imágenes muy particulares. Fue una sorpresa totalmente grata escuchar el trabajo de Naked Geometry, una que difícilmente será igualada, pues más que escuchar música el resultado de mi interacción con su A Shot Of Universe (EP) fue una experiencia que logró conectar con mis emociones más puras. Es un disco que se puede escuchar en cualquier momento, pero que no se pierde en un segundo plano. Un trabajo tan interesante como sencillo y que nos abre los ojos a un sonido fresco y propositivo.
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