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Loma Vista Recordings / 2020
23/Oct/2020
Cuando hablamos de un álbum de colaboraciones se piensa como un último recurso para lograr que un single o un álbum pueda “pegar”, pero lo que hizo HEALTH para DISCO4 :: PART I es la excepción. En este, la banda no pierde la esencia que ha construido hasta el momento. De hecho, renuevan y evolucionan el concepto que habían creado en sus DISCO, ya que no es un simple álbum de remixes en el que dan la oportunidad a artistas emergentes a darle un giro a algunas de las canciones existentes en el repertorio de la banda. Esta vez proyectos de diferentes géneros y estilos, el álbum se convierte en una fresca y constante ola de experimentación que entretejiéndose versátiles ambientes y diversos matices que los llevan hasta la cumbre más alta y posteriormente aterrizar.
HEALTH logra perfeccionar el método de producción para fijarse en cada detalle crucial en las canciones. Para comenzar, “CYBERPUNK 2.0.2.0.” es un tema independiente y sirve como puente entre su álbum anterior y lo que está a punto de escucharse. El desánimo e incertidumbre logra percibirse a pesar de la voz firme de Jake, pero no es suficiente para detenerse. Las colaboraciones comienzan con Perturbator en el tema “BODY/PRISON” que con un turbulento darksynth pasa al industrial anunciando la llegada a un futuro distópico.
“POWER FANTASY” con 100 Gecs es ligero, con tintes electrónicos y brillantes para transportarnos a un videojuego evadiendo obstáculos e intensificando la energía para dar paso a una voz robótica y saturada. “JUDGEMENT NIGHT” nos envuelve en la oscuridad moldeada por beats pesados que danzan entre el rap y death metal de GHOSTEMANE lográndose enlazar con “INNOCENCE” en la que Youth Code impregna una dosis enérgica de electro punk.
“FULL OH HEALTH” ilustra el trabajo que se ha realizado a lo largo del álbum, y en la que parece haber un respiro, pero el sludge metal de Full Of Hell se mezcla con los sintetizadores de HEALTH dejando un áspero estado de inquietud. “COLORS”, a cargo de The Soft Moon, comienza con sintetizadores orientados al darkwave, mismos que se transforman hasta finalizar con un determinado krautrock. Las líneas de rap corren a cargo de JPEGMAFIA en “HATE YOU” combinándose con un sintetizador estridente; así, el tema funge como catalizador al romper las texturas que habían presentado hasta el momento.
“D.F. LOOKS” de la mano de Brothel tiene un toque eléctrico singular con baterías y cajas de sonido que permanecen constantes, pero los sintetizadores ayudan a percibir claroscuros dejando un poco a la experimentación. “MASS GRAVE” relaja con la voz de Soccer Mommy, aunque los sintetizadores arrastran una energía frívola, logra entretejerse con la guitarra de melodías flotantes. Xiu Xiu está presente en “DELICIOUS APE”, un tema experimental que comienza con guitarras etéreas y una voz inquieta, transformándose hasta llegar a un piano lúgubre y dar paso al tema final.
“HARD TO BE GOD” a cargo de NOLIFE es un tema agobiante tanto lírica como musicalmente, en el que el ritmo electrónico industrial violento en el que satura los sonidos haciéndolos pesados asemejando la estática de la tele hasta terminar en un suspiro; la única canción que sí termina. A lo largo del álbum HEALTH nos presentó canciones que no precisamente finalizan pues estas podrían seguir el tiempo necesario.
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Fabrika Records / 2020
22/Oct/2020
Antítesis de la última década: No. The World Is (NOT) Getting Colder. El mundo ebulle, sofoca, arde y -literalmente- se derrite. En agosto del año pasado se declaró la muerte del glaciar Okjökul* y, semanas después, el fuego (provocado, minimizado e ignorado) se extendió por la Amazonia. El efecto domino inauguró 2020 con la amenaza de desaparición de 327 especies en Australia, la calcinación de la fauna de Córdoba y una crisis sanitaria que ha escurrido los efectos del biocapitalismo. Con Sci-Fi Sky (2020), la propuesta de Lebanon Hanover no se distancia de entregas anteriores; la invitación es explícita -y ,en cierta parte, atemorizante-:
Edifica tu propia metrópolis; si lo deseas, puede parecerse a Berlín, Atenas, Londres, Shanghai o Zürich. Escoge la construcción más alta, toma el elevador y dirígete al último piso. Pon las puntas de los pies en las esquinas en las que sientas vértigo. Tenlo en mente: La gravedad apesta. Haz algo de lo que sueles privarte: Contempla el mundo
... y diseña una mejor versión.
La dupla no es ajena a la realidad global: Desde hace algunos años, Larissa Georgiou (Iceglass) vive en Alemania. “Perdamos nuestra(s) vida(s) digital(es)”, corporiza en una de sus prendas. La línea central en “Hall Of Ice” resulta poco funcional en estos días, así que le es imposible silenciar el escepticismo climático al que se aferran partidos de ultraderecha e influencers jóvenes que mastican los eufemismos del Instituto Heartland. Por su parte, William Morris (Maybelline) tiene una casa en Grecia, país que constantemente es amenazado por olas de calor, desertificación e incendios forestales que -como ocurrió en 2018- cobran la vida de decenas de habitantes del área costera.
Es cierto: El coronavirus no fue causado -directamente- por el calentamiento del planeta. Sin embargo, (nos) ha puesto a pensar sobre las alteraciones de los (eco)sistemas. El cierre de escuelas, plazas públicas, malls, negocios y centros de entretenimiento ha fotografiado el vacío de los paisajes y, por supuesto, de la simulación y del autoengaño de lo que entendíamos como ‘normalidad’
...una que difumina fisuras y encuentra estratégica la confianza en “alteraciones mínimas”.
Lo reitera y advierte Maybelline acompañado por un híbrido entre Selofan, Xmal Deutschland y alguna banda cercana al sonido de Urfaust o Darkthrone: Estamos y somos cercanos/as a la extinción. Ya no es una sugerencia: Pensemos nuestros sentires y mutilemos las narrativas que -aparentemente- nos dan comodidad .
Sin duda: A lo largo de Sci-Fi Sky replicamos la consigna de una pieza que ,lejos de remitirnos a las pinceladas industriales en Sable (2015) y The Ultimate Climax (2018), materializa las directrices que nos obligan a dar vuelta al pesimismo y pasividad de “Fuck 2010, Fuck the Future, Fuck Everybody”. Podemos ser escépticos/as ante un futuro prometedor, pero rechazamos el destino de morir en un océano digital. La resignación es selectiva.
Larissa Iceglass y William Maybelline no hacen música ambigua. En caso de duda en “Autofocus Has Ruined Quality” e “Invite Me to Your Country”, semanas posteriores al lanzamiento de Tomb for Two (2013), Larissa recordó la premisa (y el auxilio) fundacional de Lebanon Hanover: “Son tiempos difíciles para los/as románticos/as de este siglo”.
En septiembre se cumplieron siete años desde que el dúo aseguró que la tristeza, indignación y pasión son parte y vía de la rebelión. El abandono que sintió la compositora al refugiarse en el campo no se trasladó a sus bases creativas; quedaron blindadas en las páginas de su diario. Agradece su reconexión con la naturaleza. Pese a la salinidad que ahoga al personaje de “Golden Child”, las palabras se disuelven y mutan en la tripla lírica más fuerte del álbum: “The Last Thing”, “Hard Drug” y “Your Pure Soul”.
El eco a la acústica de “Broken Characters” (“Angel Face”), la saturación de la percusión (“Come Kali Come”), el destello rítmico a los temas de Why Not Just Be Solo (“Garden Gnome”) y la sugerencia de desempolvar los cassettes de The Cure (“Living on the Edge”) son un respiro urgente (y engañoso a ratos).
“¿Tuvimos lo suficiente?, ¿conectamos con la profundidad necesaria?”, se cuestiona Iceglass en “The Last Thing”. “A nadie le gusta confesar que no amó como quisiera”, acusó durante una charla que tuvo con Ernesto Olvera en días recientes. “The Last Thing” y “Third Eye in Shanghai” evidencian dos de las claves en las que está apoyada la línea discursiva de Lebanon Hanover en Sci-Fi Sky:
Escoger la construcción más alta, tomar el elevador y dirigirse al último piso. Poner las puntas de los pies en las esquinas en las que sintamos vértigo. Tener en mente que la gravedad apesta. Hacer algo de lo que solemos privarnos: Contemplar el mundo y diseñar una mejor versión
...incluso cuando los pronósticos nos obliguen a (des) habitar (eco)sistemas artificiales.
En réplica al grabado de “A letter to the future”*, esta es la propuesta de Larissa Iceglass y William Maybelline en 2020.
¿Una sugerencia para disfrutar los 50 minutos de Sci-Fi Sky?:
Bring Your Own Wine.
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