Guadalupe Plata
Guadalupe Plata 2023

Guadalupe Plata calima musical y travesías desérticas

Imagina que vas por una carretera en medio del desierto y te detienes a tomar algo en un bar cutre, polvoriento, destartalado y que huele a rayos pero tienen la cerveza más fría y deliciosa. De pronto sale a un escenario decadente una banda a hacer un show explosivo, fugaz, intenso y oscuro que levanta el polvo y hace crujir las paredes. De esa forma, Guadalupe Plata, irrumpe en tu vida y afortunada o lamentablemente nunca más volverás a ser el mismo después de escucharlos.

Originarios de Úbeda, los andaluces están de estreno con su séptimo álbum de estudio una colección de 13 pistas como "En mi tumba", que narra frenéticamente a manera de epitafio la historia de un alma en pena asesinado en una pelea a navajazos y cuya tumba no visita nadie; "La cigüeña", una versión de una canción del folclore castellano recopilada por Agapito Marazuela, guitarrista y estudioso del folclore español, que narra la batalla entre una cigüeña y una culebra.

Incluyen en esta producción el clásico instrumental "El condor pasa", reversionado con su propio estilo crudo y sagaz. "Zapateado" tiene influencias de flamenco y percusiones acompasadas, las voces de "No hay a donde ir" nos trasladan a una noche alrededor de una fogata en la que un viejo nos cuenta su trágica historia de
vida. En "Y.N.T.M.A. (Ya no tengo mi ataúd)" unos saxofones graves intimidantes se nos cuelan por los oídos, guitarra estruendosa y percusiones trepidantes ¿Quien va entregar ahora al muerto? se pregunta la banda.

Subimos la velocidad de la nave sonora y sentimos los sabores del psychobilly con "Nunca Llueve Como Truena" no hay demonio que pueda perturbar este recorrido desértico. En esta canción se escucha una influencia de "Los Espiritus" pareciera que ambas bandas fueron de juerga a todos los echaron del bar.

La portada del disco es una serpiente verde enroscada en sí misma con la inscripción al centro de La Ruina y el nombre de cada canción a lo largo de la piel de serpiente que se siente que cambió de piel como la banda cambio de sonido, este disco se siente que sentaron cabeza y bajaron un poco el frenesí que los caracteriza en sus materiales pasados, experimentando con ritmos también sutiles y lentos pero no por ello menos salvajes, profundos y alucinantes.

Todo esto queda estupendamente ejemplificado en "Calima", esa tormenta de arena desértica que deja calles y todo lo que encuentra a su paso con una capa de tierra rojiza que pinta como si de un sepia se tratara las calles, casas y corazones de todo el pueblo.

Este álbum no nos transporta al pasado ni al futuro con su música sino que crea un limbo atemporal indeterminado, un espacio-tiempo denso y fugaz a la vez, lugar en el que todo es posible pero que Guadalupe Plata controla.