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Mute / 2017
A través de los siglos, diversas civilizaciones han expresado de mil maneras su culto hacia la luna. Desde tiempos inmemoriales se ha creído que este astro ejerce una influencia en la conducta de los seres humanos. De manera similar, a lo largo de la discografía de Goldfrapp, el satélite ha sido referenciado en múltiples ocasiones. Ahora le otorga un lugar especial en su séptimo disco: Silver Eye.
“You're what I want, you're what I need” es el verso con el que abre el álbum. “Anymore” y “Systemagic” son dos cortes similares, acompañados de penetrantes bajos y sintetizadores con matices metálicos. “Luna Light, you're the spell, coven up”, el ritual de adoración al ojo plateado en el cielo está por comenzar.
Con voces alteradas a la The Knife, en “Become The One”, Alison invita a reconocer lo que tenemos dentro para así convertirnos en nuestro verdadero ser. Más adelante, en “Everything Is Never Enough” –un tema que podría encajar muy bien en Head First– te exhorta a vivir como si no hubiera un mañana.
Justo cuando se acerca el final de esta producción, “Moon in Your Mouth”, anuncia que la ceremonia está a punto de concluir. La luna está en nuestras sonrisas; estamos vivos; podemos sentir latir nuestros corazones y, cada una de las células de nuestro cuerpo irradia una luz.
Se abre paso “Ocean”, una de las más intensas melodías de Goldfrapp. Los sentimientos de la vocalista se sienten a flor de piel.
Este viaje místico se siente más real con temas lentos. En “Tigerman” se aprecia de maravilla el trabajo que aporta Bobby Krlic, mejor conocido como The Haxan Cloak; lo mismo pasa con “Beast That Never Was”, con la participación de Leo Abrahams en la guitarra.
En este material, Alison y Gregory, traen de vuelta sus mejores trucos. Los plasman de una manera exquisita a través de sus canciones; desde los cortes seductores y bailables, hasta los temas eclécticos como “Faux Suede Drifter”.
Además de los ya citados, otro de los productores que colaboró en el impecable sonido de esta placa fue John Congleton. Lo mejor de este álbum es que a pesar de los actores secundarios, la esencia de Goldfrapp sigue ahí. Silver Eye no suena fórmula repetida.