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Anti- / 2022
Creo que ya pocos somos los que recordamos ese sonido de mediados del 2010, cuando Girlpool publicaba su álbum debut y florecía alrededor de otros proyectos como Diet Cig, Happyness y Remember Sports. De ese sonido solo queda poco más que vestigios y una ocasional nostalgia por tiempos más simples.
El dúo conformado por Avery Tucker y Harmony Tividad es uno de los pocos de esa camada que se ha mantenido realmente a flote, de los pocos que aún esperamos algo con emoción o creemos que nos pueden sorprender, y es que desde What Chaos Is Imaginary ya habíamos presenciado una transformación importante.
Ahora, con Forgiveness, esa evolución ha dado un giro violento y radical, pero también ha llegado a tierras más prometedoras. El primer ejemplo de eso se llama “Nothing Gives Me Pleasure”, tema que desconcierta a la primera por su letra cruda y efectos vocales, pero que también se muestra como la gran prueba de que el grupo ha encontrado un nuevo nivel de interpretación, donde el derrumbe emocional puede ir de la mano con lo sonoro, ambos yendo por un camino áspero que se desmorona al tacto.
Ahora, es importante aclarar, que el objetivo de Girlpool con este disco no es sorprender, ni establecer un nuevo concepto para el proyecto. Si algo se puede notar desde el inicio es que la agrupación decidió que su quinto álbum de estudio sería un material para seguir sus instintos, sin pensar en otra cosa más que satisfacer las necesidades creativas de sus integrantes. El dúo explora nuevos géneros y texturas, para bien o para mal.
Vamos a ver altibajos en todo el disco: “Lie Love Lullaby” reduce las expectativas con un ritmo plano y predecible, para luego mandarnos a “Violet”, un tema que nos lleva en un sueño lúcido por las calles de L.A. Pasamos de los ritmos obscuros al country folk sin un gramo de caos o confusión.
Forgiveness, a pesar de los múltiples estilos, es un disco bien estructurado, posiblemente gracias a que mantiene la esencia de la banda de plasmar experiencias complejas y situaciones inquietantes. Un talento que ha hecho destacar a Girlpool desde el inicio y también una de las principales razones por las que muchos no los hemos soltado.
Desde el aspecto lírico, “Afterlife”, “Country Star” y “Junkie” es de lo más interesante, todas ellas se sienten como una mirada penetrante y sin censura a la cabeza de ambos. Algunas son confesiones un tanto preocupantes, otras ideas o fantasías perturbadoras, pero todo siempre con honestidad y sin inhibiciones.
Girlpool nos ha dado algo que, más que un disco, se siente como un experimento donde Tucker y Tividad miden sus capacidades, a veces sin pensar realmente en la integración de su compañere. Es un álbum de individualidades, que se deshace de cualquier límite que cualquiera de elles pudo ponerse en estos años. Ambos han crecido y pulido sus habilidades. Sin embargo, parece que se han movido en direcciones distintas.