Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
8
Night Slugs / 2019
Después de varios años de silencio el productor londinense Philip Gamble vuelve al ruedo musical con su proyecto Girl Unit. Esta ocasión entrega un álbum de 12 piezas perfectamente ensambladas unas con otras y así logra Song Feel.
El disco nos da la bienvenida con la canción “WYWD”, en la que participa la cantante estadounidense Kelela. Ya desde el inicio se entiende la intención de Girl Unit con esta propuesta: hacer un caleidoscopio musical con la ayuda de los seis músicos invitados y así presentar un recorrido que va desde un lento a una canción con maquillaje más electro, pasando por las bases del hip hop, el R&B o el dub step.
En las primeras tres canciones ya aparecen tres de los seis colaboradores: Kelela, Taliwhoah, y Ms. Boogie. Así, en apenas un cuarto del disco nos empapamos de ritmos distintos pero unidos entre sí por el mismo genio, si “WYWD” es un funk íntimo; “Stuck” nos transporta a un viaje nocturno en una ciudad de rascacielos y luces de neón, gracias a los sintetizadores y sus beats para bailar suavemente; “Sucker Free” va más al mundo del hip hop, versos rimados originarios de Brookyn sobre la pista de Girl Unit.
Así llegamos al cuarto tema: “Head”. Aquí va Gamble sin colaboradores, una pista más propia de un DJ experto en su terreno, con repeticiones vocales y rítmicas, es una buena pieza pero sin llegar a tener la calidad de las anteriores. Esto es el punto más débil de la placa: cuando Girl Unit va solo es bueno a secas (sin que esto demerite la calidad y capacidad del productor) cuando va acompañado por invitados regularmente es superior. Así que es inevitable pensar que si no fuera por los colaboradores, éste álbum no podría sostenerse.
La quinta y sexta canción también integran colaboradores: en “Pull Up”, Thast aporta su voz de jazz de vanguardia, como ha sido calificada; así eleva la energía también con el ritmo de afrenta, de reclamo, de invitación a una pelea pero con uno mismo, esa que viene de cuestionarse y arriesgarse. Después viene “Evidence”, con Rush Davies, un R&B certero, que provoca la sensación de haber escuchado todo en esta propuesta, aunque todavía quede por disfrutar.
Llega “B.A.C.K.” que sirve casi de puente musical basado en sintetizador, para llegar al mágico “24 Hours”, canción que hace suya Brook Baili. Éste es quizá el tema más arriba de toda la placa, con una voz entre algodones fusionada con arreglos bailables y alegres. Una canción redonda que bien podría haber sido la cereza en el pastel. Sin embargo Song Feel se extiende por tres temas más, dos en los que va solo Philip y un remix de la primera canción, mismo que no aporta mucho.
Al finalizar queda la sensación de haber jugado un tiempo extra sin sentido, quizá el disco debió terminar en “24 Hours”; pero qué difícil es saber cuándo terminar una obra para dar inicio a que se haga lenta o rápidamente en quien la recibe.