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Counter Records / 2017
Inigualable. Completamente imposible encontrar un sinónimo sentimental que supere la oscilación personal producida por el ser humano al cumplir sus sueños. ¿Qué es lo encantador de esto? Aquellos seres que cada minuto disfrutan este placer; Giraffage es una prueba soberana.
Nacido en tierras taiwanesas y educado por las calles de San José, California, Charlie Yin es uno de los grandes productores en la era electronic music. Para Giraffage –como es bien conocido– aquella etapa de curador musical ha quedado en un plano alterno para entregarle todo el potencial que tienes en sus manos y lograr colocar como lo más grande a Too Real; la cima de su vida.
Pasaron más de dos años para hallar el punto final de este, su primer material discográfico en formato LP: Too Real. Grabado desde la comodidad de su habitación en San Francisco y firmado por la discografía Counter Records, Yin avienta al mundo un disco de genialidades electro musicales rondando entre dance a pop, brincando de R&B a house y una libertad auténtica.
Como calificación escolar aprobatoria, Too Real está compuesto por diez tracks inéditos; intensos y versátiles. Para engrandecerlo aún más, dicho trabajo cuenta con las participaciones siderales de Harrison Lipton, Matosic, Japanese Breakfast y Angela Bass (de Body Language). Esto, lo sideral, aquello fuera de la realidad seca y cruda que nos absorbe, es la nueva metrópoli musical. Una experiencia subversiva que da inicio con una ceremonia nombrada “Do U Want Me”. Y sin dar aviso, te adentra para nunca escapar acompañado, en su gran mayoría, por un pop digital. Dando un breve silencio se introduce “Maybes” involucrándonos sutilmente a una tropicalización asiática y mística evidentemente, adornado por Japanese Breakfast donde aporta soltura, ritmo suave y una ligera velocidad al sintetizar.
Con una dedicación paternal, “Slowly” (tercer track) es elegido como su primer sencillo, ¿por qué? Sencillamente por ser su primera composición. Un tema ateo a la iglesia del pop comercial; inesperada, selectamente acoplada y dejando caer una soltura de electro dance y psicodélico pop.
Esta novedosa verdadera realidad es reflejada en la avenidas –musicales– principales, pasando por “Edge” hasta estacionarnos un momento en “Green Tea”, el quinto tema en colaboración con Bass; un house seguramente saturado con volteretas rítmicas atrevidas y realmente bien atinadas. Al avanzar menos de cinco minutos entroncas con la cuadra “Falling Softly”y su acogedor sonar donde un coro híbrido te permite mover rítmicamente la sonrisa; el paraíso digital.
Aquella transición nombrada “Earth” da luz verde, casi fosforescente, a un vibrar tenue sincronizado con un elocuente ritmo penetrante donde, instantáneamente, “19 hours” se fija; una canción que involucra aquellas partículas electrónicas que van desde dance, house y un bohemio entonar. Y así, transitando sobre la magnífica realidad descubierta, “Just Over the Horizon” nos encamina a un final donde “First Breath” da ese último impacto: pulsado como si perdiéramos sangre, nos hace sentir fulminantes, casi indefendibles. La empatía de las masas musicales que Giraffage sabe indudablemente acoger es una ola de percusiones futuristas como beats que sincronizan con el latir del corazón; las venas se comienzan a desintegrar cuando el sonido místico acercado a un tribal cojo nos envenena. Por fin, logramos volver a esa mezcla de sonidos irreales ¡Yin nos hace ir y tornar sin más! Y rogando nunca escapar de aquí, Giraffage nos da la vuelta siendo un cassette enamorado. Sí, somos el final.
La era es así, inhumana pues no hay necesidad de un nosotros. Esta entidad estará (seguramente) por el resto de nuestras vidas flotando en un entorno ficticio, armonioso; en una vida demasiado real.