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Gambles
Trust
GMBLS
2013
Para entender el contexto de este gran álbum lleno de introspección y exploración emocional, hay que ir atrás a la vida de Matthew Daniel Siskin, voz y guitarra en su proyecto folk, Gambles.
Previo a la creación de Trust, su vida estuvo plagada de tragedias personales: perdió a un hijo, se separó de su esposa después de una relación destructiva y se aferró a las drogas cayendo a un espiral descendente de tristeza y soledad. Los primeros trabajos de Leonard Cohen, Bob Dylan y Nick Drake son las influencias que persisten a lo largo de 13 grandes piezas. Su guitarra folk y la elocuencia para contar historias personales, son, su motor de inspiración.
“Angel” es una pieza Dylanesca que parece la secuela de un amor perdido y que exclama con incoherencia “that´s alright” acompañada de una voz llena de melancolía y una guitarra al final que llora por la ausencia de esa persona. La desconsolada “Rooftops” es puro Cohen de la vieja escuela y depresión con frases como “please don´t tell me when I am dead”. “So I Cry Out”, una de las más bellas del álbum, es una oda en contra de la simpleza de un mundo banal y cambiante. El fantasma de Dylan aparece de nuevo con un tono político en “Safe Side” y frases como “lets be civilized, you are watching the blood from our mirrors”.
Otras pieza memorable es “New York”, que relata de manera perfecta la desolación en la metrópolis americana. “Penny For A Grave”, una de las más honestas, es dónde el tono de Siskin se desgarra hasta apagarse en un silbido lúgubre. Le sigue “Clear” que narra de manera más clara el infierno que vivió años atrás y que sirve de preludio a la gran “265”, que parece ser el número del cuarto dónde Siskin estuvo enclaustrado durante esos tiempos decadentes.
Un chispazo de esperanza aparece con “California” para después regresar a la amargura que producen sus recuerdos con “You Are The Truth”. Finalmente y con dolor, Siskin exclama y se despide cantando “I´m an animal but i keep you safe with me”.
A pesar de que musicalmente es un álbum monótono, el mensaje lírico es excelente. “Trust” es sin duda, uno de los discos más introspectivos, personales y desgarradores del año. Los tonos sombríos, honestos y tristes en la voz de Siskin dan una experiencia única y personal que se desangra ante la desgracia y que se acompaña de una guitarra como único amigo y acompañante en un viaje de aislamiento y desolación.
Es una gran obra. No nos queda más que rendirnos ante el genio y la honestidad brutal de Siskin, estudiar Trust y esperar el complicado segundo disco.