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Foals — Everything Not Saved Will Be Lost: Part 1

9

Foals
Everything Not Saved Will Be Lost: Part 1

Warner Music / 2019

Artista(s)

Foals

11/Mar/2019

Una turbulencia de emociones para calmar lo vertiginoso de los días que vivimos.

La última vez que me emocioné de manera auténtica por un disco de rock (lo que sea que el rock signifique) fue hace casi tres años, lo cuál es decir mucho si comparamos lo extasiado que me tienen mes con mes materiales propios de géneros como el R&B, jazz, rap o reggaeton… pensándolo bien no sé si sea la persona más idónea para escribir acerca de este álbum. En fin, ya estamos aquí.

Terminando con la idea del párrafo anterior escuchar hoy por la mañana el nuevo trabajo discográfico de Foals fue como una deliciosa ducha de agua fría para despertarte por las mañanas después de una noche de sueño reparador: refrescante, desconcertante, llena de movimiento y aún con todo… familiar.

No es que la banda de Oxford haya descubierto algo insólito, ni que se hayan inventado una fórmula previamente inexistente en la música, para nada; pero hay algo en esta primera parte del Everything Not Saved Will Be Lost que funciona como statement para que la agrupación nos diga “No nos vamos a ir en un largo tiempo”. Esto es quizá para todos quienes afirman(mos) que el rock está muerto y que es hora de dejarlo descansar, porque ¿recuerdan que también el arte (plástico) está muerto? Pues en realidad la música es básicamente como la materia: no se crea ni se destruye, solo se transforma. Y se transforma con la ayuda de fuerzas como la gravedad, la energía, con la ayuda de elementos como la pasión y la emotividad, se transforma para convertirse en algo más poderoso, más cercano a la perfección… porque si no ¿de qué se trata todo sino de evolución?

En la primera entrega del que es un álbum doble tenemos 10 temas que podrían haber formado parte de trabajos previos como Total Life Forever o What Went Down, sin embargo parecen, al mismo tiempo, formar parte de un trabajo superior y eso es lo que es Everything Not Saved Will Be Lost.

Para empezar hay que recordar que este es un material producido por los mismos integrantes de la banda, lo cual, como bien tenemos pruebas, puede ir muy mal o muy bien. Para fortuna de los británicos y de quienes lo escuchamos el resultado es la segunda realidad. El track con el que abren es “Moonlight”, una canción en la que los sintetizadores, las guitarras distorsionadas bajo capas y capas de pedales, y sonidos de un secuenciador crean atmósferas sonoras inmersivas y únicas que nos recuerdan a su segundo álbum. Le sigue el single “Exits”, que ya habíamos escuchado con anterioridad y que nos hizo soñar con el lanzamiento del álbum desde principios del año. Una canción fuerte con el sello de la banda; sonidos pesados aderezados con notas alegres y la voz de Yannis liderando toda la composición.

“White Onions” es el tercer extracto del álbum, uno en el que la frescura de su sonido y la vertiginosidad del tempo nos hace querer saltar mientras gritamos al unísono con el frontman. Me recuerda por alguna razón esas fiestas de adolescencia en la que la banda de tus amigos toca y la euforia, la cerveza y el sudor son los ingredientes esenciales para tener una de las mejores memorias de toda tu vida. “In Degrees” es diferente: más cercana al techno y acompañada de guitarras y una batería en la que la tarola, bombo y hi-hats marcan la cadencia del baile.

“Cafe D’Athens” es quizá mi track favorito, una composición muy madura y excelsamente diseñada para transitar de sonidos en loop que nunca se vuelven repetitivos, una voz en eco que se convierte en un personaje onírico e instrumentos que se complementan entre sí mientras el redoble de la batería y las modulaciones del sintetizador conversan entre sí. Al final del disco llega “Sunday”, una balada que solo pudo haber salido de las manos de los autores de “Spanish Sahara” y que para la segunda mitad de sus casi seis minutos se convierte en una alegre (sin dejar de ser nostálgica) conjunción de sonidos y emociones.

El último tema del LP es “I'm Done With The Word (& Its Done With Me)”, una pieza sublime a piano en la que un sonido de atmósfera suena en el fondo solo para terminar de calibrar la sensación de vacío y melancolía que se acrecienta para el final de la canción y que termina en un diminuendo con el que la conclusión de esta primera parte es total.

Agregar algo más sería innecesario a la vez que insuficiente. Cuando hablaba en un inicio de mi falta de asombro por un álbum de rock en tanto tiempo quería hacer notar lo fascinado que me encontraba con este último trabajo de Foals: es una obra digna de apreciarse, un trabajo magistral y, para mi opinión, su mejor disco hasta la fecha. Sí, tenemos Foals para rato.

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Children of Bodom — Hexed

8

Children of Bodom
Hexed

Nuclear Blast / 2019

Artista(s)

Children of Bodom

No mires atrás si puedes seguir adelante.

10 álbumes después, la evolución de una banda es más que evidente, 26 años de conjunción crean una química infalible, y en tiempos en el que el metal retoma fuerza gracias a la gran cantidad de nuevas propuestas y sub géneros en ascenso, Children of Bodom emerge de su letargo para volver a entablar pláticas que se convierten en discusiones entre las seis cuerdas que emanan riffs, arpegios y solos.

“This Road”, nuevos territorios, paisajes instrumentales intrincados que evocan un viaje que desde el comienzo no queremos que termine. “Under Grass and Clover” como un extraño recuerdo a las evoluciones en la guitarra de Eric Johnson y su clásica “Cliffs of Dover”. “Glass Houses” y su ímpetu progresivo, techos de cristal que se rompen y sonido que transfigura como el caer de los filos en nuestra propia cabeza, la voz avasallante, el galope del palm muting y las diferentes evoluciones y ritmos de la batería que inspiran un grito de batalla.

“Hecate’s Nightmare” para bajar el ritmo pero no la inventiva, un gran experimento de ritmos y puentes que cruzan ríos de intrincados riffs y ambientes de fondo, buen soundtrack para un sueño extraño, de esos que nos hacen despertar repentinamente. “Kick in a Spleen” y su corta intro que raya en lo épico para dar paso a una masacre rítmica, instantáneo favorito de este álbum que coloca a Children of Bodom en los actos a seguir en directo este 2019.

Platitudes and Barren Words, la plenitud instrumental, el tomar riesgos y salir avante en el panorama siempre cambiante del metal en la actualidad que busca a sus nuevas insignias, muy pronto veremos caer a los reyes y los caballeros comenzarán la lucha por el trono. “Hexed” y su interludio altamente melódico, los coros encarnizados, el ritmo trepidante y la ansiedad por aumentar el volumen, menuda travesía por uno de los mejores discos del metal del primer semestre del año. Relapse (The Nature of My Crime) y el regreso a ese necesario ambiente melódico, es grandiosa la forma en la que la banda combina diferentes estilos sin perder el poder sonoro.

“Say Never Look Back” es una gran muestra interpretativa de la conjunción que tiene la banda con cada uno de sus elementos: el ritmo que dicta la marcha combativa, las guitarras que embaten con riffs y destazan con solos, los ecos ambientales que evocan batallas que debemos librar día a día, mata el estres haciendo air guitar, imagina que golpeas a tu jefe con el martillo de Thor, grita tan fuerte que puedas ser escuchado del otro lado de las paredes que te contienen.

“Soon Departed” y el poder de su lírica: “No stars aligned to lead the blind when your future is already declined”, el preludio al épico final que implica escuchar “Knuckleduster”, puños al aire para alentar un desfogue, lento headbanging para rendir honores a una banda que sigue evolucionando para bien en un mundo que parece ir extinguiéndose poco a poco.

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