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Flying Lotus — Flamagra

8

Flying Lotus
Flamagra

Warp Records / 2019

Artista(s)

Flying Lotus

27/Jun/2019

Sin etiquetas, Flying Lotus y su disco Flamagra.

Flying Lotus es un proyecto que deja huella. Por lo menos así lo recuerdo la primera vez que lo escuché. Hay experiencias que a uno le gustaría poder repetir. Una vez un amigo me dijo que quisiera volver a probar el mango por primera vez. A mí me gustaría hacer eso con FlyLo. Si preguntas por ahí, te van a decir que Steven Ellison hace música electrónica. Pero en realidad funciona más como un collage. Otros dicen que hace jazz. Quizá también tenga algo de funk o soul. En su sexta producción, FlyLo es él mismo.

Es complicado encontrar tu lugar en el mundo. Crear una identidad. Por suerte para Steven, parece que ya la ha maleado. En Flamagra se rodea de otras personalidades, de identidades que enriquecen un trabajo de muchos años. Ahí aparecen nombres como David Lynch, o Solange. También está un tal Thundercat. Nada mal tener un amigo que sea considerado como uno de los mejores bajistas de los últimos tiempos. Con nombres así, las cosas no pueden salir mal.

Es cierto que otros trabajos de Flying Lotus puedan tener mayor relevancia. Flamagra es un álbum que se va desenvolviendo poco a poco, brillando un poco más en cada escucha. 27 canciones que duran un poco más de una hora. Menos es más suelen decir, y en canciones como “Capillaries” eso parece cobrar sentido. Un bajo exquisito, cuerdas para reflexionar. Cuando los artistas tienen un discurso, canciones con las que conectas, es más fácil sentir una conexión, pero hay algunos artistas que no necesitan de los discursos o las palabras para atraparte. Quizá hay algo más hermoso en lograr tal cohesión.

Cinco fueron los años que tardó Flying Lotus para hacer el Flamagra. En dicho espacio temporal, las personas suelen cambiar. Un día eres capaz de hacer una canción que hable sobre una experiencia que parece única en el momento, y, quizá, dos años después, la experiencia se devele como algo insignificante. Pero son buenos los recuerdos, son como entradas de un diario musical que se revela vasto y cautivante. Semejanzas y disparidades. Contrastes que se agradecen.

Las críticas son dispares, algunos dicen que es un trabajo del montón, pero ese es un término que no puede más que ser injusto en un artista como Flying Lotus. Puede gustar más o menos, pero jamás se perderá en la mar de la mediocridad. De sensaciones pop a lo más experimental, el sexto disco de estudio de Flying Lotus logra estar a la altura del legado de uno de los más importantes músicos de la actualidad y quien lo dude que escuche “Debbie is Depressed” en repeat unas cuantas veces.

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Lust for Youth — Lust For Youth

8

Lust for Youth
Lust For Youth

Sacred Bones Records / 2019

Artista(s)

Lust For Youth

Urgente pop de una juventud desolada.

Amor. Necesidad. Urgencia. Preocupación. Dolor. Desesperación. Desinterés. Guitarras. Teclados. Pop. Decepción. Pet Shop Boys. Oscuridad. New wave. Actualidad. Vida. Muerte. Universo. Microorganismo. Tristeza. Llanto. Alegría. Lujuria. Rencor. Armonía. Error. Insultos. Miseria. Perversión. Eurodance. Felicidad. Dios. Explicación. Misterio. Desamor. Clima. Egoísmo. Fascismo. Tiranía. Inundación. Tecnología. Ayuda. Olvido. Miedo… el diccionario de palabras que propone y sugiere el nuevo álbum de la banda formada en Dinamarca, Lust For Youth, se origina en una preocupación general que es posible rastrear en la geografía musical del orbe, sin importar el género al cual esté anclado. Hay un consenso, el mundo y el individuo están girando fuera de su eje, se encuentran en medio de una crisis, en un punto de quiebre, un clímax narrativo en donde intervienen factores morales, psicológicos, emocionales, económicos, políticos y sociales. Una era inestable que se descubre cuando hacemos conciencia de ello.

Si una ramificación del fascismo se ha instalado en algunos países con consecuencias como la intolerancia hacia el inmigrante, el abandono de la otredad, recortes presupuestales a los sistemas estatales, una política miope hacia el cambio climático, nula visión a la sobrepoblación y la arquitectura de un nuevo espacio, entre una veintena de otros puntos drásticos, también el aislamiento del individuo ha crecido con resultados preocupantes, la depresión y ansiedad como enfermedades silenciosas y poco atendidas, así como la intolerancia hirviendo en redes sociales y la adicción a las series televisivas. Estas son las “grandes preocupaciones” de las que habla la banda en su sexta y homónima producción, Lust For Youth.

En sus 36 minutos que abarcan los ocho cortes, el ahora dúo que forman Hannes Norrvide y Malthe Fischer se muestra sólido y eficaz en el electro pop de corte ochentero que han ido puliendo desde International hace cinco años. Alejado ya del sonido cuasi drone, de las atmósferas viscosas y del ambiente oscuro, galopa más rápido en un movido y pegajoso eurodance, y desde ahí Lust For Youth suelta tres cañonazos guiados por una guitarra que marca la agenda, “Great Concerns”, “Adrift” y “By No Means”, conectados con el sonido de Pet Shop Boys y su beat adictivo. Un sentir de frescura y diversión. En sus letras abundan las ansiedades modernas, el temor a la soledad, la indiferencia del entorno y la desesperanza hacia el futuro.

El álbum es también un paso hacia adelante de una banda que ha ido experimentando con su propio sonido desde el origen, las referencias al pasado cada vez son menores, y en cortes como “Insignificant” y “Adrift” desatan los cables de los synths y dejan que ellos tomen el control, prolongando la música hacia un horizonte lejano. ¿Hacia adónde podríamos mirar cuando el presente es desangelado? Hacia el frente, hacia arriba, a lo lejos, en un estado de euforia, galopando como marcan los beats del proyecto danés. El acierto es la consistencia de cada tema, el sentido circular y la potencia. Parece mentira que las letras puedan ser de carácter existencial en medio de la alegría de algunas canciones tan rápidas, tan urgentes, desesperadas por abrirse paso, por romper, por cruzar, tan desesperadas como lo estamos cuando ansiamos ver a nuestros padres, amigos o amores y corremos hacia ellos. Tan desesperadas como a veces nos podemos sentir en una convulsiva vida. Si Compassion fue la transición de synth pop, en este álbum se edifica ese puente. ¿Podríamos llamarlo Eurowave? Una oleada que nos arrastra. Una oleada que nos empuja con mucha fuerza en “Great Concerns” desde su primer riff. Tras el intro atmosférico nos posee, nos involucra, nos lleva, nos guía.

El detalle de este álbum es la brevedad, la extensión del alivio, la prolongación de la cura, el tiempo de sanación. El álbum no concluye lo que abre, no cierra la totalidad, deja espacios sin rellenar. El atino de International era su orden y duración. En Lust For Youth no han cicatrizado las heridas, no ha concluido la idea, el concepto no se ha establecido del todo, el diccionario aún sigue abierto y los ocho cortes ya han finalizado. “By No Means”, el encargado de terminar, es dopamina en extremo, una revolución de pop agitándose en las piernas y los brazos, subiendo hacia el cerebro, viajando por la sangre. Es explosión. Emoción. Sentimiento. Amor. Desamor. Tristeza. Soledad. Angustia. Ansiedad. Depresión. Pop. Pop. Pop. Energía. Urgencia. Desesperanza. Esperanza, esperanza, esperanza, porque esa no nos la va a quitar nadie y por el contrario, álbumes como este, nos la da.

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Flying Lotus — Flamagra