Florence and the Machine
Dance Fever

Dance Fever: Una puerta al paraíso musical.

¿Alguna vez has imaginado cómo es ese momento en el que se supone que entras al paraíso y todo resulta ser tan hermoso y mágico como nos dijeron toda la vida? Así suena Dance Fever. Y no es como si esto fuera inesperado de Ms. Welch, pero la vibrante voz con letras dispuestas a hacerte cuestionar cómo estás percibiendo la vida, o si estás tomando el camino correcto, siempre va a llegar como la mismísima felicidad que te llega en forma de disparo en la espalda (see what I did there?).

Esta quinta producción discográfica pinta para ser la más personal hasta la fecha, cantando sobre la maternidad en la vida de una mujer de 35 años que ha dejado como statement que lleva mucho tiempo tratando de evitar algo tan grande como el ser madre, de evitar esos sentimientos. Esto es “King”, la primera presentación al mundo lleno de emociones que Florence nos permite ver.

“Estoy en fuego, pero trato que no se note”, una frase que describe a la perfección el sentir de millones de personas en todo el mundo que tienen un mundo confuso, complejo y complicado solo dentro de su cabeza. “Free” es un himno al estatus de salud mental que por más que tratemos de esconder, nos mastica, escupe y trata de salir a la superficie. Vaya, una invitación a dejarte ser libre, sintiendo el ritmo al bailar, como un escape, como eso que buscamos al llegar el fin de semana y querer olvidarnos de cualquier cosa que nos acongoje.

Apenas dos canciones, y ya se siente un nivel personal que apunta para hacernos sentir lo que WE (el más reciente álbum de Arcade Fire) ha provocado en tantas personas.

Un brinco al pasado, a un sonido conocido en Ceremonials se hace presente a la par de un “me extrañaste? Destrúyeme, te estuve esperando, estoy lista para las malas noticias”. “Dream Girl Evil” es un grito a un ser amado que no corresponde de la misma manera, de esos que sueñan contigo y te piensan en la cama, pero no toman la tan resonada responsabilidad afectiva de relacionarse con otras personas.

“Restraint” personalmente me llevó a revivir un An Awesome Wave con interludios más cortos que un minuto, pero que a la tercera escuchada lo sientes venir como una pausa, como un encore en un concierto que te prepara para un punch final.

Dance Fever se siente como un inicio enérgico y catártico que logra ponerte la piel chinita y los pelos de punta, pero que mientras más te adentras a su magia, más lento y personal se pone, y hablando musicalmente, más acústico y coral. La fiebre de baile que se siente en un inicio, para la mitad del disco está más que ausente, sin perder el cargado valor de la letra que poco a poco nos deja conocer un poquito más de la mente y los procesos personales con los que Florence Welch vive, y que ha decidido plasmar en un regalito para que nosotros podamos escuchar.