8
Cooking Vinyl / 2018
18/Jul/2018
“Fantastic Negrito es la encarnación de un músico que ha renacido después de pasar cosas horribles”, señala su biografía en su web oficial. Es que Xavier Amin Dphrepaulezz no ha tenido una vida fácil. Salió de casa a los 14 años de edad y, rodeado de un ambiente de violencia, racismo y pobreza en su natal Oakland, encontró en la música la vía de escape a los problemas. No pretendía ganar dinero con ello hasta que el manager de Prince lo descubrió. Hizo un álbum como Xavier, llamado The X Factor, pero no tuvo suerte.
Después de haber pasado por esa crisis musical, en 1999 él se encontró en coma por tres semanas al ser arrollado por un carro, ese momento está reflejado en la portada de Please Don't Be Dead. La foto no es un montaje. En ella refleja su semblante en la cama del hospital. A su vez, nos hace recordar –desde el título– en la revancha que mantiene musicalmente consigo mismo y la manera de reinventarse musicalmente a los 50 años de edad. Asimismo, la súplica a no morir nos lleva a pensar que todavía puede dar mucho más como artista y el álbum, con altas referencias a un blues electrónico o moderno, no ha decepcionado.
La canción de entrada "Plastic Hamburgers", empieza con un riff que llama la atención a primera escucha. Inmediatamente vienen las referencias a la época de El Camino de The Black Keys. La letra dice –de manera atractiva y hasta seductora– lo frívolo que puede ser el actuar de las autoridades ante el estado de violencia en Estados Unidos. Sobre todo si eres una persona afrodescendiente y creciste en la zona marginada de la ciudad. Este mismo discurso continúa en "Bad Guy Necessity", cuyo intro nos hace pensar que se tratará de una canción apegada al gangsta rap, pero en el camino al coro cambia la perspectiva de la melodía a una versión más R&B. En la que reclama lo siguiente. "Todos necesitan un chico malo / Necesitan a alguien a quien culpar / Quieren culpar a una figura", haciendo alusión a los problemas que ha tenido con las autoridades, como la policía (que no han sido pocos, valga la aclaración).
"A Letter to Fear" es el más claro reflejo de que este álbum se trata de una catarsis, ya que utiliza esta carta para darse valor y también a las personas con las cuales comparten momentos como él, como sus amigos. El sentido de comunidad está perenne.
Y el hecho de salir al frente con esta carta hecha canción conecta perfectamente con "A Boy Named Andrew", en el que el cantante se autocuestiona con todo aquello que ha hecho o con lo que quiere ser. Hay un tarareo al inicio, lo que hace que su voz sea más atractiva al escucharla y que le da más fuerza a la composición. Asimismo, al medio de la misma, encontramos un pequeño solo de guitarra que no está de más y contribuye a darle más soltura a la canción, lo que los coros femeninos llegan a complementar.
Es curiosa la manera en la cual aborda el tema del racismo en "Transgender Biscuits", con un tono de g-funk noventero, quizá inspirado en Doggystyle de Snoop Dogg. La canción que le sigue "The Suit That Won't Come Off" se vuelve un poco repetitiva en cuanto a melodías con "Transgender Biscuits". Es una derivación más pausada y blusera de esta última. En este caso, "The Suit That Won't Come Off" gira en torno al tema de la delincuencia, y vuelve a autocuestionarse, como en una especie de monólogo.
En "A Cold November Street" hace una referencia tanto vocal como melódicamente a una de sus inspiraciones más directas: El gran Leadbelly. La canción recuerda mucho a "Where Did You Sleep Last Night", lo que mantiene a la noche como principal contextualizador de la historia. "The Duffer" recicla el tarareo de "A Boy Named Andrew"; no obstante la letra es sencilla y básicamente se sostiene en dicho tarareo. Eso sí, contiene un pequeño solo de guitarra que anteriormente le ha funcionado y en este caso, también. "Dark Windows" aborda una declaración sincera, la cual es condensada con una melodía calmada acompañada con un contrabajo que ayuda al ambiente nostálgico.
"Never Give Up" sirve como respiro o interlude para pasar del sonido melancólico y tranquilo para entrar con "Bullshit Anthem", una canción que combina R&B, un toque de funk y blues moderno que vuelve refrescante el final de este álbum. La letra no resalta por ser la más elaborada de toda la producción, pero engloba el trabajo realizado y resalta la presencia del “No te olvides de dónde vienes y hacia dónde vas” de cada una de las canciones. Lo mantiene muy presente. El material es simpático, valiente y comprueba que Fantastic Negrito es capaz de enfrentarse a sus demonios a través de la música.
10
ANTI- / 2018
16/Jul/2018
La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma, como la mística creativa de una banda que en los últimos años ha sorprendido para bien a propios y extraños. Playeras negras de Emperor que cubren el corazón, el look puede engañar pero no el feel, y Deafheaven sigue pregonando su candor creativo con Ordinary Corrupt Human Love y su meodramático inicio con el corte titulado “You Without End”, una suerte de sampleos de una fémina voz difusa que devanea entre el piano y guitarras, la melodía cáustica que da paso a la voz dulce y siniestra, evocadora y malévola que se pierde entre solos que bien nos recuerdan a Brian May o James Iha: interesante mezcla de influencias para acallar a los detractores, experimentar antes que callar, renovarse antes que morir.
“Honeycomb” para arrastrarnos al génesis de la intrincada historia del quinteto y su ansia persistente por sobresalir en un panorama musical complicado, quebrar las etiquetas e imponer un estilo propio que los ha mantenido a flote entre las tormentosas críticas de los true metal fans y el cobijo de público que los encasilla más en el post metal. Música poderosa al fin y al cabo que nos remite tanto a Immortal como a Maybeshewill, al trono oscuro (Dark Throne) o al de los lobos (Wolves in the throne Room), a los altares y a las fosas, a las conclusiones propias de un sonido que evoluciona en cada material.
“Canary Yellow” y su ánimo post rock, explosiones en el cielo que resultan en una lluvia de cuchillos que se clavan en el suelo, esa voz siempre portentosa que nos clama, nos enfrenta, nos funciona de sinergia para un desfogue inmediato. 12 minutos de drama y melancolía, pompa y circunstancia, afable melodía, canciones ideales para días de clima cambiante, y mientras se derrumban los centros comerciales, apreciar las cosas buenas de la vida ante el gris panorama, sobre todo esta música que nos sigue inspirando y salvando y nos da la oportunidad de apreciar: el bajo perfectamente coordinado con los solos de guitarra y los coros que retumbarán en la psique.
“Near” y su calma necesaria después de la tormenta, “Glint” como la vida misma de paz que transfigura en batallas internas, el insomnio de la batalla contra nuestros demonios, la mente que no deja de trabajar. “Night People” y la voz de Chelsea Wolfe como complemento ideal para entender el dejo eterno de esperanzadora oscuridad que ofrece Deafheaven desde el día uno hasta la fecha, el andar por gélidos y brumosos caminos como la vida misma, defenderse de las bestias, esperar que todo mejore al compás de su música. “Worthless Animal” como perfecto y energético final para una travesía más de influencias radicales y experimentos que funcionan a la perfección. Colecciones y conexiones musicales cual aprendizaje que exaltan una tesis, cuya conclusión es que impregnarte de la música, aun así, la más oscura o melosa, vitorear a los extremos, lacerarte la garganta, hacer que la guitarra sea más que solo acordes, es la forma correcta de trascender en una escena en la que siempre hay que reinventarse antes que ahogarse en el olvido.
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