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Independiente / 2019
¿Qué es la zona de confort? Para algunos puede referirse a la estabilidad, la seguridad y lo conocido, para otros, es donde su espacio de comodidad y la experiencia les permite sobrevivir; lo cierto es, que en esa zona, no se experimenta y el miedo gobierna. Cuando hablamos de la cantante Ely Guerra, esa zona nunca ha sido conocida en su carrera, con innovaciones y siempre haciendo diferencia, en este 2019 con el lanzamiento de Zion, esta idea no fue la excepción.
A inicios de agosto, fuimos parte de la primera escucha de este álbum y solo podemos decir, que nos voló la cabeza. Aquella vez, el disco sonaba tan lejano, tan ajeno y tan ella a la vez; la segunda vez escuchado, cobraba más sentido y era más Ely Guerra e, incluso en vivo, se tornó una experiencia completa. Zion fue creado en un periodo de cinco años, con nueve tracks que conforman la obra del álbum, que acoge momentos de frustración personal e inactividad, hasta un poco de bloqueo mental en la composición; un dato curioso sobre este trabajo es que fue grabado en primeras tomas, no hubo modificaciones y fue trabajado en soledad, sin opinión externa en su gestación, por la propia Guerra; son 37 minutos sin desechar nada, un trabajo lleno de intuición y audacia, un disco atemporal y difícil de etiquetar.
Los nueve temas que componen a Zion comienzan con el interludio “Atrium”, con tinte metódico y sonidos plagados de onomatopeyas, además del deleite vocal que emana la regia; la que le sigue, “Grandes Esperanzas”, comienza con narrativa, como un poema escrito en prosa e incluye susurros in the background y un tono de vibrato sostenido en lo vocal, se asemeja a música de capilla. “Into the Desert” es un recuerdo de conciencias, habla de ciclos de vida, ciclos naturales; en “Harmonic” de nuevo con susurros múltiples, que aumentan de a poco, la cantante muestra notas melódicas y lírica en inglés que suena natural, de nuevo, la narrativa. Una canción que para ella debería ser el himno a entonarse en nuestro país, sin faltar al tradicional, es “Mía Patria”, cuyo control de voz revela que Ely Guerra se encuentra en un momento inmejorable, madura y experimentada; ésta brinda una reinterpretación del patriotismo y ese peregrinar de un país en transformación.
Bien se dice que lo que sube tiene que bajar y al interpretar “Inevitable Defeat”, ella vislumbraba la tragedia por adelantado; “Zion”, es relajante, te hace reflexionar con el ritmo a tempo, “Strelitzia (Ave Do Paraiso)” tiene letras en portugués, una lengua natural en la familia de la intérprete y es una melodía entonada para dar gracias a la naturaleza. El álbum finaliza con “Stronger”, una canción que describe a la perfección a la nueva Ely Guerra.
El disco en general es difícil de etiquetar y mucho más de juzgar, es el resultado de un trabajo arduo, muy personal, que toca el alma y no solo el corazón; con él, no hay medias tintas y todo es claro, no será un material que cachemos en las estaciones de radio ni en los tops de popularidad; Zion es el statement de la experimentación y la expresión corporal, será el estandarte de algunos nuevos artistas que se atreverán a probar sin pensar en qué será.