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Grand Jury Music / 2020
“Tus problemas acaban de hacerse más grandes. Piensa. ¿Qué es lo que has hecho?”, se lee en la fortuna de una galleta china en la portada del nuevo disco del compositor neoyorquino, Elliot Moss. Aparentemente el título de su nuevo material discográfico se debe a la inspiración de sus canciones en la necesidad del cambio en su vida, un cambio de dieta para solucionar sus problemas, y esto es notable en sus composiciones.
Cuando escucho el delicado falsete de sabor R&B, el uso de Vocoder como herramienta melódica y las texturas de electrónica minimalista a base de beats suaves de Elliot Moss no puedo evitar hacer una comparación con el británico James Blake.
El álbum debut de Moss suena frío y digno de sonorizar un thriller Fincheriano al estilo de Trent Reznor y Atticus Ross, pero su sucesor, Boomerang, así como este nuevo material llevan el minimalismo a niveles tan extremos que rayan en la monotonía.
A diferencia de Highspeeds que se sentía como un camino turbulento con curvas y obstáculos, A Change in Diet se siente como una línea recta, un recorrido por paisajes nocturnos desolados y un tanto tenebrosos, pero sin mayor sobresalto ni sorpresas, incluso un tanto robótico.
El Vocoder es ya un elemento característico en la música de Elliot Moss y en varios momentos aquí las canciones son lideradas únicamente por vocales y beats muy discretos y cautelosos, casi como si tuviera una fobia a los grandes clímax, tal es el caso de “Barricade” y la segunda mitad del disco.
“July 4” es un intrigante corte introductorio, suena ominoso y con un ritmo desenfrenado que no volvemos a encontrar más adelante, suena como una especie de máquina de vapor que le da un sonido industrial interesante que no explota en el resto de las canciones.
“Off By One” emplea sonidos de sintetizador que recuerdan a Kraftwerk, mientras que “Bodyintoshapes” es quizás el momento más movido y housero del bonche, esta a pesar de ser un tanto repetitiva se te queda en la memoria a diferencia de varios temas.
“Untroubled Mind” con su temática de pesadilla y paranoia, junto con un gancho que me remite a 3D de Massive Attack, es otro momento destacado con agradables armonías vocales, el suspenso envuelve al escucha en pasajes oscuros y gélidos.
“Smile in the Rain” es una canción donde momentáneamente cambia el sabor electrónico por el folk con una guitarra acústica y una sección de cuerdas in crescendo, también resalta más adelante en “Dogcatcher” una sección de instrumentos de viento a la These New Puritans. La sección coral en el track final, “A Change in Diner” sobresale al final para después fundirse en un manto arrullador.
Temáticamente, predominan las letras crípticas. En ocasiones es más clara la catarsis y la búsqueda de la superación y el autocontrol (“I took the wrong turn down the wrong road / I closed my eyes and gave up control”), en otros es simplemente… raro (“I’m a rabbit in the woods / I’ll be back in the womb soon”). Quizás la canción más visual es “Dogcatcher” donde narra sin mucha metáfora cómo advierte a un can que escape de control de animales para evitar ser su cena.
En general puedo decir sin duda alguna que A Change In Diet no es el trabajo más memorable de Elliot Moss a la fecha, no puedo evitar sentir que a muchas de estas canciones les falta instrumentación y elementos que atrapen. No sería el disco con el que introduciría a alguien a su música, ese sería el mucho más interesante Highspeeds.
Es un hueso duro de roer y toma un par de escuchas, pero en el caso de que ya seas un entusiasta de la música del neoyorquino probablemente encontrarás disfrute en al menos la primera mitad del disco o, en su defecto, te hará buena compañía con audífonos como música de fondo a esas altas horas de la noche donde predomina el silencio.