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4AD / 2014
Su verdadero nombre es Ariel Marcus Rosenberg, pero el mundo lo conoce como Ariel Pink. Un personaje extraño dentro de la industria musical de nuestra era. Un tipo con una enredada melena rubia, pantalones entubados y zapatos de tacón. Alguien cuya foto lleva a preguntarte, ¿qué carajos tienen este hombre en la cabeza En pocas palabras, el tipo de artista por el cual Miley Cyrus mataría porque estuviera en su nuevo disco.
Pero Ariel Pink no es solo una imagen excéntrica. El mes pasado lanzó pom pom, su primer álbum en solitario, ya que solía lanzar material con su ensamble conocido como The Haunted Graffiti. Material que se compone de diecisiete cortes inclasificables y que no se parece en nada a algo hecho este año, pues todas las canciones parecen grabadas con objetos que podrías encontrar en tú ático: juguetes, viejos instrumentos y grabadoras de carrete.
El disco comienza con “Plastic Raincoats in the Pig Parade”, una dulce canción que parece hecha por The Velvet Underground a la hora del recreo. Le siguen “White Freckles” y “Four Shadows”, temas que se podrían incluir en un remake de The Rocky Horror Show.
Les sucede “Lipstick”, que nos transporta a una fiesta playera con tragos adornados con sombrillas y después nos lleva a un viejo sótano donde parece haber grabado “Not Enough Violence”. Esa misma atmósfera comparten “Put Your Number In My Phone” y “One Summer Night”, canciones en las que reina lo romántico y nostálgico.
De pronto entra en escena “Nude Beach a G-Go”, un surf psicodélico en el que inesperadamente colabora Azealia Banks. Pink remata esta primera parte del disco con “Goth Bomb”, una desesperada melodía con guitarras a la Van Halen.
Sigue “Dinosaur Carebears”, la caseta de peaje a la segunda parte del disco. Un experimento que combina música árabe hecha con juguetes musicales y algo similar a un dub psicodelico. A continuación llega la parte más cruda del disco: “Negativ Ed” y “Sexual Athletics”, algo así como un faje en el insalubre baño del CBGBs. Después aparece “Jell-o”, que parece el jingle de un comercial barato de gelatina; y “Black Ballerina”, algo a The Talking Heads pero con sintetizadores.
Posteriormente hay una especie de ronda de despedida compuesta por “Picture Me Gone”, “Exile on Frog Street” y “Dayzed Inn Daydreams”, canciones pop que crean una atmósfera en la que podemos sumergirnos en imágenes de su infancia y flotar junto a ellas.
pom pom es un oasis en la vida moderna en donde todavía es posible el DIY . Éste suena bastante bien, tanto que seguramente el escucharlo le provocaría un infarto a tu abuela.